Por Cristian Carrasco S.
En la más oculta escena nacional, se lamenta la partida de un grande. Willy Cavada fue, junto a Aguaturbia, uno de los precursores del rock en Chile y su pérdida se lamenta dentro de los conocedores de la idiosincrasia chilena a un punto tan importante como la muerte de “Gato” Alquinta de Los Jaivas.
Quizás muy pocos conozcan la trayectoria de Willy, y es de esperarse, ya que los mismos medios se han encargado de olvidar la música de raigambre nacional, y no lo digo con el afán de atacar, más bien de recordar que se necesita del apoyo de todos los canales de información para que nuestra música y nuestros músicos, tengan el respeto que se merecen.
Willy compartió hasta un par de horas atrás con Denise y Carlos Corales junto a su banda formada en 1968 donde, por lo demás, es una de las más emblemáticas de nuestro país siendo pioneros del rock psicodélico en toda Latinoamérica y respetada en muchos países.
Para la gente que conoció a Willy Cavada, se les fue un amigo, un mentor y quizás uno de los grandes bateristas de la historia del rock junto a Gabriel Parra de Los Jaivas. Sabemos que a muchos entregó consejos y motivó para seguir adelante en una escena donde el producto nacional es muy poco respetado y donde sólo se conocen bandas que comercialmente han llegado a las radio-emisoras de nuestro país, gracias a una estrategia de grandes sellos quienes compran (payola) a los medios para que su producto suene y se venda… pero ese es otro tema.
En medio de esta algarabía por la séptima visita de Iron Maiden en Chile, el pasado 1 de octubre y al parecer por una insuficiencia cardiaca, Willy deja de existir (al menos en vida) y esperamos que su viaje a la eternidad sea en medio de un centenar de personas, que reconozcan el trabajo de este gran baterista junto a Aguaturbia, porque a los grandes se les debe decir adiós con el corazón.
Ahora, Willy, se abraza con Gabriel en el Olimpo del rock. Pasa a ser una estrella más de este universo infinito que acoge a todos los grandes del maldito rock. ¡Buen viaje, viejo querido!
