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Conciertos

Live Review | AIRBOURNE: Hijos del rock and roll

30 de agosto 2017 | Club Blondie

Nota: Freddy Veliz | Fotos : Nath Rodriguez

 

Cuando el rock and roll fluye desde las entrañas, logra una comunión y una catarsis que provoca emociones  diversas en el oyente, puede ser la mejor terapia para el stress si te dejas llevar por esos riffs que inyectan su sonido por tus poros, la experiencia de sentir eso en vivo genera esa conexión única cuando la banda que está sobre el escenario tiene ese mismo amor y pasión por lo que hace, más allá de que sea un trabajo, un negocio o un espectáculo el que se ofrece, es palpable cuando el artista lo está haciendo con vehemencia. Este miércoles 30 de agosto fuimos testigo de que el Rock and Roll se mantiene vivo en las nuevas generaciones, por mucho que varios lo quieran ver muerto, hay nuevas generaciones que heredan el legado de los grandes, y los Australianos Airbourne nos dieron una clase magistral de cómo hacer buen rock and roll.

Una jornada marcada por las guitarras y la vertiente más cruda y directa del rock, con bandas que lo dan todo en el escenario, y no solo hablo de los oriundos de la tierra de los canguros, sino que de las dos bandas chilenas que tuvieron la responsabilidad de ir calentando motores.

Primero fue el turno de Priapo, quienes en el último tiempo han tenido una notoria alza, desde la madurez que han adquirido como músicos a ir haciendo bastante ruido por los medios especializados, además de abundantes tocatas en el cuerpo que los ha ido puliendo, eso quedó bastante patente en su breve pero muy bien ajustado show, donde el aporte conjunto de cada miembro logra desenfundar un buen arsenal de temas enganchadores, y que captan la atención por sus contenidos de lo cotidiano. Con algunos problemas en el sonido,  en que por momentos las guitarras perdían su protagonismo, la banda  cautivó al escaso público que a esa hora se encontraba en el interior del Club Blondie, donde se llevaba a cabo este esperado evento. Improvisados mosh, cabeceos y acompañamientos en los coros demostraban que la agrupación chilena conquistaba a los que respetuosamente llegaron temprano al recinto, transformando paulatinamente todo en una fiesta. Cortes como “La Ley del Diablo”, “Mujer de Fuego” o “Quiero Rock” fueron cartas de presentación certeras para ese nuevo receptor, que sin dudas se llevó una gran impresión de la banda que como es tradicional, se despidió con su notable versión de “El Aparecido” fusionada sutilmente con “Charagua” dos importantes composiciones de Victor Jara, que Priapo transformó en potente rock, más la lúdica compañía en el escenario de la marioneta de “Lemmy” que está siendo casi una tónica dentro de las presentaciones de la banda.

A continuación el turno de subir al escenario fue del power trío Catoni, liderado por el guitarrista Carlos Catoni, quienes mantienen fresco el lanzamiento de su nueva placa de estudio titulada ‘7, Como hacer Rock y no Morir en el Intento’, y vaya que Catoni tiene un buen recetario para lograrlo, el peso y groove de su música es un muro que se te viene encima, con coros que invitan a desgarrar las gargantas cantando cada una de sus canciones. Un extenso catálogo tiene a su haber, del que escogió ocho poderosas piezas llenas de rock al hueso, sin aspavientos, algunas clásicas de su repertorio como “No Eres Real”, “Todo Tiene Solución” o “1000 Kilómetros”  junto a las más nuevas “Lobo” y  “Lejos”. El público es receptivo ante la propuesta de Carlos y compañía, y se dejan envolver por el concepto rockero del músico chileno que extrañábamos su ausencia en este tipo de instancias, donde hace bastante tiempo tiene sobrantes méritos, y lo demostró con creces en un show intenso con los tres músicos luciendo cada uno sus dotes en sus respectivos instrumentos, un engranaje de tres piezas que sustentan con categoría la artillería pesada de la que son dueños, y que luego de hacer vibrar al público se retiran sin antes lanzarnos su declaración de principios con “La Vida es Rock” y así lo creemos todos los que estamos en esta trinchera.

Ya el ambiente estaba al tope de la adrenalina, tras el arrollador paso de Priapo y Catoni, lamentablemente el público no respondió cuantitativamente hablando, el aforo no lograba llenar ni la mitad del recinto, pero las ganas de ver por primera vez en Chile a Airbourne, hicieron que el poco público se multiplicara en ovaciones una vez la banda liderada por el carismático Joel O’keeffe arremetiera en el escenario con su clásico “Ready To Rock” y claro que estábamos listos, la energía del rock and roll  se expandía rápidamente por el mítico local santiaguino.

El rock se vive, se siente, se vibra, y los australianos como buenos herederos de sus compatriotas AC/DC saben cómo ofrecer un espectáculo completo. Desde la simpleza de sus recursos escenográficos, solo premunidos de un lienzo en el fondo con el logo de la banda, ellos dejan que el rock and roll sea el protagonista de la jornada. Mientras van avanzando con cortes como “Too Much, Too Young, Too Fast”, “Down on You” y “Rivalry”, los dos últimos desprendidos de ‘Breakin’ Outta Hell’ álbum lanzado hace casi un año y motivo principal de este tour, todo se iba transformando en un carnaval. El público reaccionaba con la adrenalina elevada al máximo, cantando canciones como verdaderos himnos de estadio.

No hay nada nuevo como propuesta musical en Airbourne, no es lo que buscan tampoco, su música solo incita a pasarlo bien, a dejarse llevar por la desbordante energía que expelen desde el escenario, siempre fieles a seguir directrices primales del rock and roll. O’keeffe es un frontman que ataviado con su radiante Gibson Explorer sabe como conectar con la fanaticada presente, su entrega es impresionante, no importaba la cantidad de público, ellos llegaron directamente a Santiago para patear traseros con su sonido y para bañarnos en cerveza, porque el cantante no dudó en comenzar a lanzar vasos con la espumeante bebida, o a golpearse la cabeza con un envase de lata hasta romperla y regar las cabezas con su contenido etílico, el público celebraba la actitud, chicas arriba de los hombros, puños en alto, revueltas en el centro de la pista, poleras, alzadas eran además agitadas en medio de los imparables coros, una postal imborrable en una verdadera fiesta rocanrolera que nos ofrecieron.

Los australianos nos dieron una clase magistral de cómo montar un show de rock, no necesitaron de parafernalias ni de intentos de innovar con complejas creaciones ni pomposidades, siguiendo la senda marcada por Motörhead, Krokus o Rose Tattoo por nombrar algunos ejemplos simbólicos, lo de Airbourne es solo rock and roll con actitud necesaria para que en un tiempo relativamente breve de show arrasen con todo lo que tienen por delante, la intensidad con la que nos hicieron vibrar solo nos demuestra que el rock está lejos de tirar la toalla, estos músicos promedian una edad de 30 años, y sus seguidores en general son jóvenes que recién salen de la adolescencia, me pregunto ¿Estamos ante un recambio generacional en el ROCK con mayúsculas? ¿Airbourne es el elegido para tomar la posta del espíritu legado por AC/DC?, Por lo visto en Blondie, no están lejos de que así sea, y no lo reniegan, sus guiños a la agrupación de los hermanos Young es inminente, prácticamente todas las canciones contienen el sello distintivo del conjunto del rayo, pero más que una imitación se trata de redirigir con nuevos aires ese sonido visceral que identifica al rock en su esencia, ese que parte con Chuck Berry y se ha ido extendiendo a través de la historia para que nunca muera. Larga vida al rock and roll cantó Ronnie James Dio, y estos chicos se han tomado en serio esa determinación, que la fiesta continúe.

 

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Esta noticia fue publicada por el área editorial de iRock.CL

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