27 de junio, Club Blondie
Nota: Nayra Chandía | Fotos: Sebastian Dominguez
Para los que conocemos a ALCEST,una de las bandas pioneras del Shoegeze y el post-rock, cuatro años de espera fueron suficientes para acumular dentro de nuestras mentes muchas tribulaciones sin sentido,una amalgama de emociones y evocaciones dispuestas a ser liberadas en el centro de eventos Blondie, la noche del 27 de Julio.
La puesta en escena comenzó con los chilenos BAUDA que fueron, sin lugar a dudas, un buen preámbulo para comenzar el viaje, finalizando con “Humanimals”, el inicio de una velada inolvidable.
Quince minutos después de la hora indicada, ALCEST dio inicio al viaje interestelar donde pretendía transportarnos, con “Kodama“, nombre de la canción principal del nuevo disco que dio motivo a su gira, llevándonos a un encuentro con nuestra consciencia, nuestro espíritu y una conexión casi onírica con el espacio y cada partícula de aire que llenaba el recinto.
Cada uno de los espectadores decidió vivir la experiencia de una forma distinta, mientras unos vitoreaban y aplaudían emocionados al ritmo de las baterías potentes y progresivas, otros solicitaban silencio para poder disfrutar sin ningún sonido que no fuera la banda sonando. Fue así como pudimos envolvernos en las potentes guitarras saturadas, la melodía dulce de las voces limpias, los gritos desgarradores y melancólicos de cada gutural de Neige en temas como “Je suis d’ailleurs“, que no hizo más que desbordarnos en la experiencia mágica entregada por Alcest y sus músicos.
Ya llevaba una hora el show, apróximadamente, cuando Neige tomó una decisión radical, frenar el show para poder mejorar el sonido debido a los acoples constantes y el bajo volumen de las voces, pausa que duró aproximadamente diez minutos, en los que nuevamente el público se dividía, algunos silbaban en son de protesta mientras otros pedían silencio para que los sonidistas pudieran hacer su trabajo. Una vez terminado el inconveniente el público recibió de vuelta el sonido de la banda entre gritos y alabanzas, con mucha alegría y agradecimiento. Quizás más de alguno sintió la tensión de que el show se detuviera y no llegara a reanudarse, Pero la banda demostró el cariño que tiene a su público chileno, continuando con el recorrido que nos dio hasta la irrefrenable locura.
Luego le siguieron “Percées de lumière”, “Autre Temps”, y “Sur l’océan couleur de fer“, canciones realmente melancólicas que nos llevaron a la culminación de la nostalgia, el dolor y la elevación, la exacerbación de los sentidos mimetizada entre cada uno de los presentes y el gran sonido proscrito que nos entregaban estos habilidosos de la música.
Después de un coro de voces pidiendo que ALCEST nos diera un poco más, pudimos verlos regresar al escenario para estacionar el cohete en algún planeta del que ninguno de los que habitaban el recinto quería abandonar, deleitándonos con “Délivrance“, tema muy bien escogido para dar cierre a este viaje interestelar, mágico y que quedará guardado en el rincón más grande del espíritu de los fans.
Cabe destacar que terminado el magnánimo evento, ALCEST dio espacio a los pocos que quedaban afuera del centro de eventos, para sacarse fotos y regalar sonrisas sin pedir nada a cambio más que el cariño de su gente.
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