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Conciertos

Live Review | Spider Inferno Fest, “Ceremony One”: Belphegor + Nargaroth

10 de Marzo 2018 | Club Blondie

Nota: Litta | Fotos: Patricio Borie

Una noche infernal que se desató con el sonido desde las profundas tierras sajonas, junto al Black Metal, ya casi extinto, de los alemanes de Nargaroth, quienes son unas de las pocas agrupaciones de los 90’s en mantener la linea y la rítmica de aquel sonido de la vieja escuela del género, una tarea que ha sido la gran misión del histórico Ash, a quien le debemos en parte todo lo grande que es esta agrupación y sus productos musicales.

Después de un largo tiempo, Nargaroth el año pasado lanza su nuevo disco, el cual es uno de los responsables de esta gira aunque sabemos lo mucho que les gusta viajar a estos conquistadores innatos. Para muchas bandas, la producción de un álbum sigue un proceso casi automático y cíclico: recorre y promociona el último álbum, toma un respiro, date cuenta de que es hora del próximo álbum, escribe algo porque sientes que debes hacerlo, graba el nuevo álbum, luego vuelve a la gira. Una y otra vez. Pero con “Era of Threnody” vemos algo diferente: un viaje más personal. Después de una convulsión personal, Ash se exilió del statu quo, y se puso en marcha, con este viaje que lo llevó a rincones remotos del mundo, donde se escribieron las letras de este álbum. Y en la parada por nuestra tierra parten con tres de las piezas más fuertes de esta producción, “The Agony of a Dying Phoenix”, la pesadilla arremolinada intercalada con momentos de grandeza, “Whither Goest Thou” y  la discordancia de “Conjuction Underneath the Alpha Wheel”.

En su vida como en su música, Ash parece vagar donde sea que el viento lo lleve. Posiblemente debido a esto, los paisajes sonoros que teje en su música son serpenteantes, resaltados por momentos de belleza y confusión. Algunas secciones te cautivan con su intrincada fragilidad, mientras que otras te hacen sentir irritado por las secciones que no encajan como crees que deberían.

Y entonces cuando estas procesando todo lo que anteriormente te explico te lanzan la gran opera prima, la oda al género y he aquí, “Black Metal Ist Krieg”, una canción garantizada para sacar a tu guerrero congelado interno con sus tambores ridículamente rápidos, riffs frenéticos y Kanwulf gritando con toda su garganta, sus pulmones e incluso su próstata. Luego se aventuran con el cover de Burzum, “War”, tema que muchos reconocemos esa pizca de crossover thrash metal que solo llega a los dos minutos y medio. Por último nos dejarían con dos creaciones de la pubertad del siglo XXI, “Possessed by Black Fucking Metal” y “Seven Tears Are Flowing to the River”, himnos en toda regla al black metal, dos asaltos furiosos e implacables en tus oídos que no detienen nada, algunos de los temas más finos que tuve el placer de escuchar de este género (no para presumir, pero eso significa algo). Finalmente el encore dejaba claro el propósito de este setlist, y no era otro que pavonear toda la crudeza del clásico gremio, y muy bien que lo lograron con el estruendoso “Hunting Season” y  el difícil de diseccionar “Black Blasphemic Death Metal”. No hubo nada demasiado especial o que haga temblar la tierra aquí: solo un poco de über-kvlt metal bien hecho.

Cuando ya comenzaba la cuenta regresiva para la revancha austriaca. Una escenografía digna de un retorno en pie de guerra, un demoniaco tridente de satánicos personajes adornaban los atriles y dos cruces se invertían como umbral en una cúspide adornada por el espesor de un humo que solo se disipo para recibir a los hijos del demonio Baal-peor.

Desde su origen a principios de los 90, Belphegor de Austria ha plagado el mundo del metal con una mezcla bastardizada de death metal de Tampa y Black Metal noruego. Con un sonido similar a los pesos pesados ​​del género como Behemoth u Hate, quienes abrazarían más tarde, Belphegor ha estado vendiendo su malévola marca de extremidades durante más de un cuarto de siglo. Y ahora los brutalizadores austríacos vuelven a la vanguardia de la escena del metal extremo con su 11 ° larga duración, ‘Totenritual’, tanto en la producción de estudio como en las actuaciones en vivo, en gran parte debido a la consistencia del miembro fundador original y último Helmuth Lehner. 2017 vio la llegada y ahora, la banda está tomando el camino para llevar su caos sónico a las masas.

Qué mejor que esclarecer esto que comenzar con “Sanctus Diaboli Confidimus”, la intro perfecta para recargar de energía a los asistentes y embestir con “Totenkult – Exegesis of Deterioration” y “The Devil’s Son”, pertenecientes a este último ejemplar, al momento de ser tocado el primer acorde se desata una tempestad desde el fondo del escenario, realmente el metrónomo de Ravager en vivo es un deleite demencial, para cuando ya finalizaba esta primera dupla de temas irrumpe una problemática que a más de alguno nos hizo temblar de nervios, ya que las expresiones de Serpenth, por los cortes del sonido en la voz no eran para nada  alentadoras, ya sin arreglo alguno el agraz frontman bota el micrófono y la angustia en la Blondie alcanzó un nivel estremecedor, la audiencia comenzó a manifestarse y los alaridos fueron infinitos hasta que supremamente el error pudo enmendarse.

Una maravilla de canción era la que vendría, con ese tecnicismo y perfecto acabado, que colosalmente se ornamentaba con un perfecto juego de luces, “Belphegor – Hell’s Ambassador”, cimentaba todas las expectativas en lo que se materializó en un incansable mosh en el centro de la planicie, para proseguir con los cortes del progreso, la brutalidad de “Swinefever – Regent of Pigs” y el efímero pero preciso “Totenbeschwörer” se hacen presente antes de colisionar tripas con el melódico batallón de rítmica, “Stigma Diabolicum”.

Los cortes se apoderarían de la colisión de órganos, junto a un colosal, maléfico y potente ensamblaje, “Conjuring The Dead / Pactum in Aeternum”, seguido de la encarnación maestra del homónimo, “Lucifer Incestus”. Finalizando así con dos obras maestras en lo que a mí respecta, uno de los mejores temas del último disco, el perfecto “Baphomet”, fragmento que posee todo lo necesario para ser hoy en día llamado una reverencia magistral del metal extremo, tanto en estructura, materia y contenido, junto al simple pero no menor “Gasmask Terror”, tema con el que cierran formalmente esta presentación, para así despedir con un último episodio blasfemo, “Diaboli Virtus in Lumbar Est”, encargado de revindicar la oscuridad en las entrañas de la banda y que por consiguiente nos profesa de buena forma la longevidad del black en los poseídos tímpanos de todos los asistentes.

iRockers, sencillamente un sábado con olor a ritual y satanismo puro, con toques de infierno, que junto al clima y la atmósfera perfeccionaron aún más la visita de estos grandes exponentes de la naturaleza terrenal del Black y el Blackened.

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Esta noticia fue publicada por el área editorial de iRock.CL

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