28 de octubre 2016 | MiBar
Nota: Freddy Veliz | Fotos: Cristian Carrasco
El viernes recién pasado, comenzando un largo fin de semana, los nacionales Triboulet nos ofrecían su esperado lanzamiento en vivo de The March of the Fallen, su más reciente placa de estudio, y que con gran orgullo han estado promocionando durante el año.
El lugar escogido para este encuentro, fue el acogedor escenario de MiBar ubicado en Av. Santa Isabel, casi esquina Condell, uno de los espacios mejor acondicionados para las presentaciones en vivo.
Como invitados especiales, desde la nortina Antofagasta, los heavy metaleros FULGORIAN fueron los responsables de encender los fuegos con una puesta en escena muy bien trabajada, donde se nota la preocupación de entregar un show potente y cautivante. El buen sonido logrado, mas una perfecta actitud de su nuevo cantante, son potenciados por una dupla de guitarras que hace justicia a la herencia de leyendas como Judas Priest, Saxon o Iron Maiden.
La banda es recibida con gran aceptación por parte del público, que felizmente repletaba el local. En lo personal no había tenido la oportunidad de verlos en vivo en sus contadas visitas a la capital, llevándome una gran impresión de lo ofrecido por un conjunto que busca mantener vivo el sonido más clásico del heavy metal.
Cerca de las 23:00 hrs. TRIBOULET subía al escenario para cumplir su importante desafío, llevar a nuestros oídos completamente en vivo y en forma íntegra su álbum The March Of The Fallen. Un disco que muestra un giro de la banda hacia sonidos puramente asociados al power metal, y eso es lo que pudimos apreciar, en medio de una puesta en escena ad-hoc a la importancia de este logro para la banda.
Desde la partida con la intro “The Beginning of Eternity” seguida de “You’ll Never Be Along” nos percatamos de la preocupación de TRIBOULET por armar un acto profesional, donde la iluminación, el sonido y la actitud sobre el escenario fuesen de un alto nivel. Si bien creo que la voz de Sebastián Jaque se perdía entre los potentes riffs de las guitarras de Benjamín y Maximiliano, en lo global presenciamos un show bien estructurado, cuyo eje central, el álbum en sí, pudo ser apreciado con gran fidelidad, por un público compuesto por el círculo familiar y amigos de la banda entremezclados en medio de seguidores de un género que goza de mucha vitalidad en nuestro país, y del que estos músicos se suman a su constante desarrollo con seriedad y entusiasmo.
Velocidad, cambios rítmicos, atmósferas épicas son parte esencial en cortes como “To Win”, “Start Over Again” o “Into the Oblivion”, las revoluciones bajan con “Perhaps” pero se vuelven a acelerar en “Dreams of Feedom” para dar paso a melodías más amigables con “In Our Hands” que anteceden a “A New Dawn” y la emocional “Lost Innocense” que cuenta al igual que en su versión de estudio con el apoyo vocal de la destacada cantante Cati Torrealba (Caterina Nix), donde además toma un rol protagónico el teclado de Nicolás Sáez, aplicando la cuota sentimental a la obra.
Con el tema que da título al álbum la banda se despide de los comensales que llegaron a empaparse de la épica y potencia de una banda en pleno crecimiento, que se abre camino dentro del circuito. Desde mi punto de vista la agrupación carece de un sello que los identifique con mayor claridad del resto de los exponentes del género, que en general peca de ser repetitivo y demasiado genérico. Sin dudas no están exentos de virtudes, su mirada a las problemáticas del mundo pueden ser un punto de partida hacia donde dirigir sus dardos, la calidad de sus músicos es incuestionable, y el trabajo compositivo muy bien resuelto, pero para destacar dentro del circuito al que enfocan su estilo, es importante encontrar las claves para llegar a ser dueños de un sonido propio, ese es uno de los objetivos más complejos para cualquier artista, por los avances que ha demostrado Triboulet en su trayectoria, no creo que les sea imposible encontrarlo, la base está a la vista.
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