15 de abril 2018 | Teatro Caupolicán
Nota: Jorge Pérez Contreras | Foto: Claudio Poblete
Diecinueve horas, teatro Caupolicán ya se sentía la efervescencia del público aclamando por la banda española. Poleras negras estampadas con el nombre “Warcry” se veían por todo el sector. Familias completas, generación tras generación entraron al recinto y se agolparon en galería, palco y cancha. Media hora después salen a escenario los teloneros “Witchblade”, primera canción y contagiaron toda su energía al publico presente, un Caupolicán que se iba llenando de a poco y que aumentaba su ímpetu metalero, uno tras otro salían sus hits a la palestra: voz con agudos, guitarra y doble pedalera estridente, las cuales embriagaban los tímpanos de sonidos rápidos e intensos.
Veinte horas con diez minutos en punto sale “Alto voltaje” al escenario con canciones contestatarias rápidas e intensas como “Adiós a la fábrica” y “El gran peón” las cuales abordan temáticas de la vida diaria en un contexto social crudo y real.
Dos bandas chilenas portando el estandarte del metal nacional teloneando a Warcry, sonido limpio y de revolución corporal intensa, digno de admirar.
Ya con la adrenalina encendida, veintiuna horas en punto comienza Warcry mostrando en pantalla gigante, el universo de colores incandescentes. Suena primer tema “Alma de conquistador. Justo en su inicio, Víctor García (Vocalista) tiene un problema con el micrófono y provoca en el público un karaoke épico que estremece todo el Caupolicán.
Le sigue “Nuevo mundo”, “Siempre” que le dio la cuota de romanticismo, “Cielo e infierno” del disco “donde el silencio se rompió” el cual los trajo de gira a Sudamérica, “Coraje”, “huelo el miedo”.
El “Chi chi chi” que pide Víctor es vitoreado por toda la masa. Espectáculo que recién estaba comenzando y ya impregnaba el ambiente en sonidos de metal puro y duro. Le sigue “muerte o victoria” donde Pablo García (Guitarrista) juega con su instrumento tocando el riff en su espalda, efecto lúdico y que avivó al publico.
La canción “La vieja guardia” dio una arenga ensordecedora cuando subieron al escenario una pequeña niña resaltando y aplaudiendo la nueva camada del metal, el cual no muere, brazos extendidos y señal de cuernos en sus manos, simplemente emotivo por ese juego con el publico y por mostrar en la pantalla gigante imágenes de bandas que siguen con su estandarte e integrantes que ya fallecieron. Le sigue “Ardo por dentro” y “Quiero oírte” coreada y gritada por todo el publico siendo bandera de batalla de Warcry dedicada hacia sus seguidores de forma mundial. “Un poco de fe”, “Keops” y “Así soy” hacen estremecer el piso por los saltos y gritos enajenados que retumban al unisonó.
El estadio se rindió después del Bis, con la cuota melancólico puesta por “No te abandonaré”, “El guardián de Troya” y para terminar de forma magistral “Hoy gano yo”.
Es así como dos horas y media después, la banda cierra con broche de oro coronado con diamantes su cuarta venida a nuestro país, espectáculo redondo y potente que nos dice que el silencio no se rompió, sino que nunca existió.
Finalmente me quedo con tres reflexiones que dijo Víctor García entre canción y canción: “Una banda es tan importante como su público”, “Los pequeños detalles hacen la diferencia (por un peluche de león que acomodó en el escenario)” y “Aquí hay personas que nos han visto las cuatro, tres, dos veces que hemos venido, hay personas que ésta es su primera vez con Warcry, aun así, vendremos nueve o diez veces más”.
Nota del Director:
Uno de los puntos altos de la noche, fue la alta convocatoria que tuvieron ambas bandas chilenas, seguramente una jornada que no olvidarán. Se pudieron apreciar poleras de ambas agrupaciones entre el público, y muchos de ellos coreaban sus canciones, simplemente emocionante ver cómo la gente llegó temprano para acompañar a los nacionales.
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