Por Litta. / Fotos: Gary Go
La noche de este martes con sabor a sábado tuvo un hito fundamental para la dark-escena, sin duda alguna el regreso de Boy Harsher a nuestro país germinó la semilla de la oscuridad a un punto sin retorno, no solo a nivel musical sino también a nivel performático, en donde la esencia minimalista de su carácter sobre el escenario equilibró en perfecta armonía con la atmosfera que la bella audiencia portaba, pues mientras desde lo alto Jae Matthews y Augustus Muller orquestaban esta velada, los asistentes, -todos vestidos para ser estrellas de rock-, danzaban al compás de un setlist modesto y que se volvió a repetir exactamente igual al del año pasado, excepto por algunos regalos sonoros, pero que no dejó a nadie insatisfecho aunque si un poco disconforme con lo corto que se hizo nuevamente el show.
Cuando eran ya las nueve y media de la noche, una verdadera escena cinematográfica se comenzó a gestar y para iniciar esta jornada de deliciosas combinaciones fue al igual que la vez pasada, Keep Driving, la elegida por el dueto de abrir el recorrido musical, seguida de Give Me a Reason y la exquisita Morphine, canción que nos dió por un momento la esperanza de escuchar algo más del colosal Yr Body Is Nothing, pero que no tuvo mayor presencia musical como álbum más que ese efímero e importante regalo sonoro. Comenzaba entonces el singular compás de Fate, acontecimiento que deja más que claro que Careful, es el álbum predilecto por el dúo norteamericano para tocar en vivo y posterior a esto, le seguiría un magnánimo B2B. Jae y Augustus, tomaron posiciones en las maquinas y juntos llevaron los decibeles a un estruendo que se hizo sentir hasta la ultima partícula de humanidad de cada asistente, por su puesto a pesar de ser un intenso Back To Back de estridencia y mezclas ruidosas, conjugaron un constante éxtasis disonante que provocó una desatada reacción en el mar de gente que sucumbía a los encantos vocales de Jae.
El sonido del 2019 nuevamente arremetía, esta vez con el retro y brioso Westerners, seguido de una sensual interpretación de Come Closer, tema con el que pudimos apreciar una distinguida mezcla entre las voces, la corporalidad y el contacto con el público, en absoluto un gran recuerdo para quienes estuvieron en primera fila disfrutando y un deleite auditivo para quienes vivenciaron la proyección del sonido desde el fondo.
En lo personal, lo que siguió se ha convertido por lejos en una de las mejores reversiones de este clásico de la maquinaria erótica de la música, el himno Wicked Game, interpretado en vivo por estos artífices del sonido digital y las vocalizaciones, ha marcado para más de uno de los asistentes un suceso. Reversionado, pero jamás igualado, este clásico de Chris Isaak tuvo al fin un cover de calidad y que merece toda la ovación y reconocimiento, pues hasta la fecha jamás había logrado escuchar una adaptación que me evocara exactamente la misma energía y sensualidad que el original, tanto en la voz como en la melodía, como sí lo hicieron en este pasado concierto los solemnes Boy Harsher.
Tal como lo predecía el setlist del 2022, Tears, LA y Modulations, fueron los encargados de sellar el camino hacia un final de la velada, que como ya se esperaba, culminaría con el clásico y popular Pain, tema que comenzó de lleno con un metrónomo un poco más lento que su versión de estudio pero que condensó el ambiente a un punto de ebullición fulgoroso, las luces rojas y el humo brindaron un recorrido cósmico entre los cuerpos que disfrutaban junto a la carismática Jae, quién regaló setlists, sonrisas y gritos extasiados a un publico que sucumbió al placer de vivir un episodio musical más en nuestro país junto a este virtuoso dúo.
