Hay nombres en el universo del metal extremo que, más que bandas, son fuerzas de la naturaleza. Entidades sonoras que no necesitan de modas, reinvenciones ni marketing viral para sostener su legado en el tiempo. Nombres que con el paso de las décadas se vuelven monumentos, ruinas sagradas que aún emanan poder oscuro desde sus cimientos. Entre esos nombres, Dark Funeral es ley. Un estandarte negro ondeando desde Suecia al resto del mundo, demostrando que el verdadero black metal no envejece, no cede, no se adapta: simplemente avanza, como una tormenta eterna.
Desde las frías calles de Estocolmo, Lord Ahriman y Blackmoon dieron vida a Dark Funeral en 1993, en pleno auge de la segunda ola del black metal. No lo hicieron como simples seguidores de la corriente noruega, sino como creadores de su propia doctrina. Un black metal tan melódico como violento, tan técnico como visceral, donde cada riff y cada blast beat eran una invocación a la oscuridad pura. El EP homónimo de 1994 fue un manifiesto brutal y, desde entonces, cada lanzamiento ha sido una lápida más en el altar de la blasfemia sónica.
A diferencia de muchas bandas contemporáneas que diluyeron su mensaje entre tendencias, experimentos o polémicas, Dark Funeral ha sido inflexible. Desde The Secrets of the Black Arts (1996) hasta We Are The Apocalypse (2022), su esencia no ha cambiado. La fórmula es simple: velocidad extrema, atmósfera gélida, letras como oraciones sacrílegas y una estética que no es pose, sino declaración de principios. No hay coqueteos con otros géneros, ni baladas existenciales, ni concesiones al algoritmo. Dark Funeral es puro black metal, negro como el corazón del invierno escandinavo.
Si existe un lugar donde Dark Funeral es más que una banda, es Chile. Desde su primera visita, quedó claro que la relación entre la banda y el público chileno era algo especial. Aquí, es una banda referencial que no es solo música: es ceremonia, rito y entrega total. En cada show, los gritos, los cuerpos en trance y la devoción absoluta convierten el concierto en misa negra. Hay algo en la rabia contenida de esta tierra, en nuestra propia oscuridad histórica, que hace que el black metal resuene con más fuerza y autenticidad que en otros rincones del mundo, de esto han sido testigos diversas agrupaciones del género que durante años han visitado nuestro territorio, quizás la geografía o nuestras tradiciones, mitos y leyendas son las responsables en orquestar esta unión.
La conexión entre Dark Funeral y Chile ha ido forjándose a lo largo de los años, convirtiéndose en un vínculo especial dentro de la escena extrema latinoamericana. Desde sus primeras visitas, la banda sueca ha encontrado en el público chileno un fervor y una devoción que pocas escenas pueden igualar, consolidando al país como uno de los bastiones más importantes para el black metal en Sudamérica. Esta relación se ha intensificado aún más desde que Andreas “Heljarmadr” Vingbäck asumió el rol de vocalista de Dark Funeral en 2014. Heljarmadr, conocido por su trabajo previo en Grá y otros proyectos de corte oscuro y pagano, ha demostrado tener una especial afinidad con el público latinoamericano, y en particular con Chile. Su carisma en escena y su capacidad para conectar con los fanáticos han hecho que la actual era de la banda sea especialmente significativa para los seguidores chilenos. Además, Heljarmadr ha expresado en más de una ocasión su aprecio por el recibimiento cálido —y al mismo tiempo salvaje— que encuentra en el público chileno, lo que ha contribuido a la frecuencia de visitas de Dark Funeral al país. El impacto de la banda en Chile no solo se refleja en el fervor de sus conciertos, sino también en la fuerte presencia de seguidores locales que adoptan su estética y mensaje, alimentando una escena black metalera chilena que consideran a la agrupación como una influencia central. Así, Chile se ha convertido en un territorio clave para la banda y para Heljarmadr, siendo no solo una parada obligatoria en sus giras, sino un espacio donde se refuerza el carácter global y ritualístico de la música extrema, entrelazando la oscuridad escandinava con la intensidad única de la audiencia sudamericana.

Todavía la tengo grabada en la memoria esa primera vez viendo a Dark Funeral. No se trató de un simple concierto, sino fue un choque frontal con algo que iba más allá de la música. Desde el primer riff, quedó claro que esto no era entretenimiento ni un espectáculo corriente, era un muro de sonido frío y brutal que te obligaba a estar presente, a recibir cada golpe de batería y cada grito como si te arrancaran el aliento. No había poses, ni discursos, ni pausas innecesarias. Solo esa máquina negra avanzando sin piedad, mientras abajo, el público se fundía en un torbellino de cuerpos y gritos. Lo experimentado esa noche quedó impregnado en las paredes y en la memoria de cada uno de los que estuvo ahí. En vivo no son para cualquiera, es para quienes entienden que el black metal es más que música: es un pulso, un estado mental, una herida que te llevas puesta al salir. Si nunca los viste, esta es la oportunidad de entender por qué no es solo una banda interpretando sus canciones, es una experiencia que te sacude desde adentro.
Y esa conexión volverá a encenderse este año, cuando la banda pise suelo chileno, con cuatro fechas confirmadas: desde el 13 de marzo al 16 de marzo, en diversas ciudades de nuestro país, más detalles en www.iRock.cl. Será un reencuentro esperado, noches de comunión entre la banda y esa horda negra chilena que nunca ha soltado su nombre. Porque Dark Funeral no viene a “dar unos shows”, viene a desatar una liturgia donde el caos y la música son una sola entidad.
En un mundo donde el metal extremo ha sido fragmentado, etiquetado y a veces caricaturizado, la vigencia de Dark Funeral es un acto de resistencia. No buscan la aprobación de la prensa mainstream ni aparecer en listas de tendencias como el mundo de las RRSS lo exige. Su reino está más allá de eso: en el corazón de cada seguidor que entiende que el black metal es una postura ante la vida, una filosofía de negación y desafío. Mientras que muchas bandas de su generación se han diluido o reinventado, abandonando la esencia misma de el estilo, Dark Funeral sigue siendo la tormenta perfecta, brutal, melódico, oscuro y, sobre todo, auténtico black metal que evoluciona junto a su propia naturaleza.
Con 30 años de carrera y una historia sin fisuras, Dark Funeral no es solo un nombre legendario del black metal. Es un recordatorio de que, cuando el mensaje es honesto y la llama arde con convicción, no hay tiempo ni moda que pueda apagarla. Y en octubre, esa llama arderá de nuevo en Chile.
Porque el invierno eterno del black metal lleva un nombre: Dark Funeral. Y su pacto con Chile es eterno.

