Candlebox en Chile
Invitados: Black Dog Prowl + Temple Agents
04 de noviembre 2015 | Teatro Cariola
Review: Freddy Veliz | Fotos: Diego Mena
Ayer viernes 4 de Diciembre, el mundo del rock vivió un triste momento, al confirmarse la muerte de Scott Weiland, el ex vocalista de Stone Temple Pilots y Velvet Revolver, parte de los íconos de la escena musical de Seattle que irrumpió en la primera mitad de la década del 90, y que sucumbió en los peligrosos caminos de la droga y los excesos. Coincidentemente en nuestro país esperábamos el regreso de CANDLEBOX, exitosa agrupación que en 1993 toma la posta del movimiento grunge, que tenía a Nirvana, Pearl Jam, Alice in Chains y Soundgarden entre sus pilares definitivos. Si bien CANDLEBOX tienen como cuna la ciudad de Seattle, ellos intentaron desde un comienzo zafarse de la etiqueta del Grunge, marcando una diferencia en sus composiciones hacia un sonido más cercano al rock de los 70s, con melodías incluso algo más comerciales y amigables, lo que facilitó también su ingreso a los rankings y a la gran venta de sus discos. Con esos pergaminos y con varios cambios de integrantes en el camino, llegaban nuevamente a nuestro país (su primera presentación fue el 2009), Y en medio de ese ambiente de tristeza que vivían los amantes del género por la noticia del fallecimiento del ex STP.
A las 19:00 hrs en punto, el céntrico Teatro Cariola recibía a BLACK DOG PROWL, agrupación estadounidense que acompañan a CANDLEBOX en este tramo de la gira, y que el jueves estuvieron calentando motores sobre el escenario del mítico Bar de René, junto a los nacionales ALECTROFOBIA. Formados el 2008 la banda liderada por el cantante Josh Finver, con una solidez que deslumbra, logran absorber con talento la herencia del sonido Seattle, me recordaron mucho a los primeros discos de Soundgarden, incluso en el timbre de voz de Finver se ve una clara influencia de Cornell, además de un peso en la base rítmica bien Zeppeliana. Los de Washington D.C. supieron dejar una gran impresión en los pocos asistentes que a esa hora estaban en el teatro, un mal endémico que caracteriza a un público que al parecer les dificulta llegar temprano a los conciertos, perdiéndose la oportunidad de disfrutar de un tremendo show, donde no faltaron las palabras hacia el desaparecido Scott Weiland y un potente cover de Helte Skelter de The Beatles, antes de dar paso a los nacionales TEMPLE AGENTES.
La agrupación chilena, tuvo serios problemas en el sonido al comenzar su presentación, los ajustes fueron bien encaminados, logrando mejorar considerablemente con el paso de los minutos. TEMPLE AGENTS se han ido abriendo camino internacionalmente gracias a trabajar en su debut discográfico junto al productor Michael Baskette (Slash, Stone Temple Pilots, Alter Bridge), lo que les ha abierto puertas, y han logrdo compartir escenario con importantes bandas. Su puesta en escena así lo demuestra, en especial la performance de su frontamn Ale Solar, quien domina muy bien su parada en el escenario.
Con algo de demora debido a ajustes técnicos, el plato fuerte de la velada subía al escenario con unos quince minutos de retraso, en medio de una fuerte ovación son recibidos cuando con su impronta al hueso, nos apabullan con “Best Friend”, corte de su álbum Lucy, del que celebran veinte años de su publicación, el motivo de esta segunda visita. Desde ahí en adelante se nos fue presentando un show encendido, con el público coreando y emocionándose con cada canción, que Kevin Martin interpreta con actitud, demostrando mantener una gran energía y potencia, a pesar del paso de los años.
La agrupación norteamericana actualmente está compuesta además de Martin en la voz, por Brian Quinn y Mike Leslie en guitarras; el bajista Adam Kury y Dave Krusen en batería, quien en su hoja de vida tiene nada más y nada menos el registro de haber participado en el aclamado álbum Ten de Pearl Jam, detalle que Martin se encargó de destacar en varias ocasiones durante el concierto, pero ese currículum no fue impedimento para olvidarse los tiempos de “Butterfly”, momento algo incómodo para la banda pero que finalmente se lo tomaron con humor, y el vocalista sin esconder algo de molestia, decidió descartar el tema de la presentación, instantes de frustración par los fanáticos que celebraron con fervor cuando sonaban las primeras notas de este gran corte.
“Stand”, “Breathe Me In”, “Cover Me”, “No Lights” o “She Come Over Me” nos fueron deleitando en medio de una poderosa interpretación. Kevin Martin posee un carisma especial, y se relaciona con el público de igual a igual, baja a la barricada para cantar en medio de sus admiradores, se da el tiempo de saludar uno a uno a los que se encuentran en las primeras filas frente al escenario, invita a Cristóbal Álvarez de La Mala Senda a cantar Understanding, se lanza sobre el público, piropea a una fan de la platea y le dedica una de sus canciones, invita a un fanático a cantar en el escenario, bromea con su banda y con los presentes, etc, creando un ambiente de cercana camaradería.
Imposible que la muerte de Scott Weiland pasara desapercibida para alguien que confiesa haber sido su amigo, y que en un sincero homenaje, nos emociona con un extracto de “Creep”, uno de los mayores éxitos de Stone Temple Pilots, más de algunos ojos brillando divisé en ese emotivo momento.
El show va sobrepasando las dos horas y aun quedan energías y para el final todo se torna aun más explosivo: “You” desata la euforia y todos cantan fuertemente uno de los mayores y más reconocidos éxitos de la banda. Luego Kevin Martin invita a subir al escenario a Carlos, un fan del público, para cantar juntos “Alive” de Pearl Jam y rematar finalmente en una postal de antología con CANDLEBOX junto a miembros de las dos bandas de apertura, más un guitarrista invitado desde el público, interpretando juntos la grandiosa “Far Behind”. Un carnaval rockero que ponía punto final a casi tres horas de un show que siempre se mantuvo en alto, un concierto de Rock puro y en su máxima expresión. Ni el cansancio en los pies, ni el agobiante calor en el interior del recinto pudieron contra esa impronta de una banda que muchas veces fue vista como menor dentro de la escena de Seattle, pero que actualmente reflejan otra cosa, ellos se mantienen en pie, y con una energía que no acusa sus casi 25 años de historia. Un concierto para guardar por mucho tiempo en nuestras memorias.
