ANNEKE VAN GIERSBERGEN EN CHILE
TEATRO NESCAFÉ DE LAS ARTES | 20 DE MARZO 2013
Por Freddy Véliz
Incontadas ya son las veces que la holandesa Anneke Van Giersbergen a pisado suelo nacional, ya sea junto a The Gathering, su proyecto personal Agua de Annique o la recordada última visita junto a Daniel Cavanagh de Anathema. Esta vez volvió para presentar “Everything is Changing” su primera placa como solista propiamente tal, y que ha sido muy bien recibida por sus fans y la crítica especializada.
Van Giersbergen ha ido cultivando una horda de fanáticos en Chile, que caen rendidos ante su belleza y talento, y una vez más quedó demostrado en el ex Teatro Providencia, donde prácticamente agotó las entradas.
A las 21:05 horas los músicos salen a escena, bajo una tenue iluminación y lentamente nos van introduciendo en “Feel Alive”, la ovación no se deja esperar cuando aparece en el escenario la estrella indiscutida de esta velada, Anneke cantando las primeras líneas de este tema que abre “Everything is Changing”. Con algunos problemas en el sonido, que fue mejorando paulatinamente, continúa con “My Boy” y “Take me Home” del mismo álbum, ella baila, sonríe, y cada vez que se acerca al micrófono nos abofetea con su tremenda voz, quizás su mayor y mejor arma, porque, seamos sinceros, su fuerte es ese, y lo aprovecha al máximo, al punto de dejar a los 2000 asistentes arrodillados a sus pies.
“Beautiful One” de su proyecto Agua de Annique, es coreada al unísono y Anneke dirige desde el escenario: “I wish I never left…Before I have said” y el público la sigue.
La revisión de su última placa continúa con “Hope, Pray, Dance, Play”, “You Want to be Free” y la bellísima “Circles” uno de esos cortes donde demuestra su tremenda calidad vocal, la que no decae en ningún instante, y que en esta canción en especial, estremece hasta lo más profundo de nuestra alma. Anneke más allá de su indudable belleza física, atrae por ese distintivo color de voz y su empatía y naturalidad con que enfrenta al público, ella misma tomaba las baquetas y la entregaba en las manos a la persona que ella elegía, no faltando los desesperados que trataban infructuosamente de arrebatar el trofeo de sus manos, pero ella siempre se lo tomó con humor. Nos deleitó con su versión para el clásico de Eurythmics “Here Comes the Rain Again”, donde lamentablemente el teclado no se escuchaba, siendo clave en la melodía de este recuerdo ochentero.
El Teatro casi se vino abajo cuando comienzan a sonar los primeros acordes de “Saturnine”, todo un clásico en el catálogo de su ex banda The Gathering, uno de los puntos más altos del concierto, momento que luego de repasar “Stay” y “1000 Miles Away from you” se repite con otra de sus ex, la potente “Strange Machines” muy bien ejecutada por su banda que siempre se mantuvo con un bajo perfil, dejando que la musa llenara el escenario con su presencia, la noche le pertenecía a ella, que nos siguió volando la cabeza con “Hyperdrive” de Devin Townsend.
Los músicos, abandonan el escenario para dejar a Anneke solo acompañada de su guitarra para un set acústico compuesto por “My Electricity” y “Locked Away”, ambos de su paso por The Gathering, y sonando con aires folk “Hey Okay!” de su proyecto Agua de Annique. Un momento de total rendición. La holandesa no necesita más que su voz y guitarra para dejarnos embobados, muchos no controlan sus emociones y se escuchan los tradicionales gritos de la audiencia masculina: “Ricaaa…te amooo…we love you…” desatando algunas risas, y la mirada un tanto descolocada de Anneke, al no entender mucho esos epítetos, luego invita a la audiencia masculina a doblegar esfuerzos con un grito grave, como buen metalero, de igual manera instó a las mujeres a superar en potencia a los varones. Todo en un ambiente distendido que luego del encore , vuelven los músicos para interpretar “Witnesses”, tema que coincide en toda su gira con el cierre del concierto, pero en Santiago, luego de que el público se negara a dejar el recinto, Anneke nos regala un tema más, y en formato acústico nos da el tiro de gracia con “4 Years”, podríamos definir el momento en mil palabras, que van desde lo sublime a lo mágico, y lo vuelvo a repetir, Anneke no es solo belleza física, lo suyo es un complemento de virtudes que explican el porqué ha conquistado de tal manera a sus seguidores, hombres y mujeres, y es su naturalidad al pararse en el escenario, baila, se contornea, sonríe y bromea, su voz puede ser etérea en los momentos indicados, y cuando debe rockear lo hace con una potencia y afinación únicas.
En definitiva un reencuentro con una de las mejores voces femeninas de la actualidad, pilar fundamental de una obra que no destaca como algo excepcional, pero toma ribetes de grandeza solo por el don vocal de la esta holandesa que rompe los corazones hasta del más rudo de los rockeros de este lado del planeta.
Fotografás gentileza de Carolina Acuña
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