13 de Marzo 2018 | Movistar Arena
Nota: Litta | Fotos: Carlos Müller
Este martes 13 será recordado por siempre. A pesar de que ya es costumbre que a nuestro país las bandas internacionales vengan a dejar una huella imborrable en nuestro imaginario, lo que se vivió anoche en el Movistar Arena con la primera presentación de Peral Jam fue algo que incluso es difícil de describir con palabras, más de lo tangible de este show, lo que dejó en cuanto a sensaciones y nivel de percepción fue algo maravilloso.
Minutos de retraso que para los espectadores significaron una eternidad, que se manifestó imperante en alaridos y agudos silbidos que se silenciaron en un aplauso infinito al momento en que comenzaron a descender las esferas que adornaban la cúspide, que para muchos fue una agradable sorpresa que no existieran puntos de visibilidad parcial, no había ningún obstáculo visual, todo el coliseo tenía el privilegio de ver con claridad al escenario y eso fue un acierto de la producción que se celebró en comentarios de la misma audiencia.
El ambiente se torna espeso y la densa masa comienza a avanzar al momento en que se ve a la agrupación tomar sus posiciones, los 17 mil asistentes de pie y una emotiva ovación para recibir al mágico arpegio de “Release” el cual fue una antesala magistral para todo lo que vendría, tres horas de show de emoción absoluta, cargadas de inmemorables momentos y un setlist en el que primó la exclusividad y la nostalgia, 30 canciones que se vivieron cada una con su propia sensación, como estados distintos de la materia sensorial, un deleite que en la primera parte tuvo asombro en altos como la escenografía, el juego de luces, la conexión con el público y los mensajes, muchos de ellos en un español difícil de digerir pero con todo el empeño de Eddie causaron adoración.
Temas como “Dissident” y “Even Flow” fueron los energizantes en la primera tanda, para luego entregarnos ese celestial viaje con “Garden”, pieza que a pesar de haber iniciado con algunos problemas de acople, estos no fueron suficiente fuertes para cortar la atmósfera, una sorpresa luego vendría de la mano de un debut, “Can’t Deny Me”, canción con la que se alcanza a percibir esa vieja y estridente esencia del grunge noventero junto a la potente respuesta de la audiencia. Vimos a un contento Eddie Vedder, hablando de lo feliz que estaba y de lo maravilloso que era por fin vernos (haciendo referencia a su operación de la vista), así entonces se llegaría a un avanzado nivel de conmoción, cuando las palabras son dirigidas al fallecido Chris Cornell dedicándole “Come Back”, marcando entonces una de las partes más dolorosas y significativas de la jornada.
Fue un hermoso viaje el que nos brindaron esta vez los oriundos de Seattle, nos transportaron a diversos momentos del tiempo sonoro en donde disfrutamos de la maduración del sonido y la locura de la pubertad, en esos recuerdos que quedaran en la imaginación, con Vedder colgando de las estructuras y que ahora se transforman en realidades calmas con un hombre sólido que contiene el conocimiento exacto de décadas de enseñanzas, junto a sus amigos de la vida con quienes incluso compartió una torta de cumpleaños para celebrar con tres días de atraso el natalicio de Jeff Ament.
Fuimos enormemente privilegiados iRockers y como es de costumbre los covers también estuvieron presentes, los más destacables fueron “Comfortably Numb” de los genios de Pink Floyd, el clásico “Last Kiss” y el precioso progresivo “Baba O’Riley” de The Who!, para finalmente cerrar la noche con un noventero eslabón, “Indifference”. Es así entonces culminamos un largo recorrido por toda nuestra inteligencia emocional y que esperamos repetir este finde semana en el festival Lollapalooza y la segunda presentación de Pearl Jam en Chile.
