Por: @jeff.qlo
Hay bandas que pisan un escenario para entretener, otras para emocionar… pero Slaughter to Prevail no es ninguna de esas. Ellos no llegan, invaden. Cada show es un desembarco, una declaración de hostilidad directa al público. No hay advertencias ni zona segura, solo el estruendo de una banda que no conoce la clemencia y que está lista para convertir cada metro cuadrado en un campo minado de violencia sonora.
Slaughter to Prevail avanza como una columna blindada, arrollando cualquier concepto de moderación. La banda no ofrece tregua, no negocia suavidad ni concede pausas. Lo suyo es una embestida frontal, un bombardeo de riffs que caen como metralla sobre el público y blast beats que golpean como cañonazos en el pecho. Cada canción es una ofensiva total, un asalto donde la brutalidad es el único idioma posible.
Las guitarras son ametralladoras de calibre grueso, disparando riffs con una cadencia tan precisa como devastadora. No hay espacio para adornos innecesarios, solo la eficiencia mortal de un ataque directo. El bajo, aunque camuflado en la tormenta sónica, es el tanque que avanza aplastando estructuras y rellenando cada hueco con vibraciones que sacuden la tierra. La batería es el artillero que no deja de disparar: cada golpe es un proyectil, cada cambio de ritmo una maniobra táctica para encerrar y destruir un torrente de agresión calculada. Riffs afilados, breakdowns que se sienten como el suelo derrumbándose bajo tus pies y momentos de groove que atrapan al público justo antes de reventarlo con otra embestida.
En el centro de esta maquinaria de guerra está Alex Terrible. No necesita introducciones ni explicaciones. Su rostro es una máscara de intimidación pura, un símbolo de violencia desatada. Su voz es la sirena de alarma que precede a la devastación, una combinación de gruñidos cavernosos y alaridos que desgarran el aire como explosiones controladas. Alex es el general y el soldado a la vez, el que da la orden y el que ejecuta el ataque con la misma intensidad.
La brutal banda rusa no viene a negociar ni a complacer, viene a imponer. Cada canción es una demolición controlada, un colapso premeditado donde cada estructura melódica es derribada para dejar espacio a una violencia sonora que no conoce frenos, el pit será un campo de batalla, pero también un rito colectivo donde cuerpos chocan, extremidades vuelan y la adrenalina se transforma en el lenguaje común. Los himnos de “Demolisher” y “Baba Yaga” no serán simples canciones, serán detonantes que marcarán el ritmo de una noche donde el dolor y la euforia serán indivisibles.
En tiempos donde muchas bandas buscan suavizar su mensaje o negociar con la controversia, Slaughter to Prevail elige avanzar con la bandera en alto, dejando tras de sí el eco de cráneos rotos y oídos perforados. Su llegada a Chile es un asedio hacia algo de lo que podremos estar seguros… es que nadie saldrá ileso, cuando las luces se apaguen y el primer disparo de guitarra resuene, se sabrá que no hay marcha atrás.
Prepárate para la guerra este próximo 22 de marzo en el teatro teletón, lleva tu mejor armadura, o si eres valiente, prescinde de ella…
