Nota: Freddy Véliz Fotos Crisálida: Sebastián Domínguez
La noche de este viernes 6 de Mayo, nos reencontramos con la destacada banda nacional Crisálida, quienes en noviembre del 2024, publicaron su última placa de estudio, titulada “Niños Dioses”, un álbum inspirado en el rito ancestral de la capac cocha, ceremonia inca en que se ofrendaban sacrificios humanos a los Dioses, estos eran niños que luego protegerían la tierra desde los Apus (Montañas). Y esta obra, que actualmente está nominada a mejor álbum metal en premios Pulsar, fue la que se presentaría en forma de lanzamiento en vivo en sala Rbx, encuentro que tuvo como invitados estelares a la agrupación peruana Flor de Loto, quienes luego de 10 años regresaban a nuestro país, en un momento importante de su vasta carrera.
El conjunto liderado por el cantante y guitarrista Alonso Herrera, llegó a Santiago para iniciar su Cosmos Tour, que promociona la última placa de estudio titulada “Cosmos”. La fusión de metal con sonoridades de raíz étnica son el sello que le da el particular sonido a la propuesta del conjunto peruano, quienes desde un principio se ganan el aprecio del público que repletó la céntrica sala.
(R)Evolución es parte de lo que nos convoca desde el inicio y rápidamente Checho Cuadros se roba la película con la ejecución de la quena, que irradia aires andinos y es imparable durante todo el concierto.
Por otra parte, Guscifer (Gustavo Michael) debutó en vivo junto a la agrupación limeña, con gran desplante, el debutante impone su presencia y justifica su aporte a la banda con una impecable performance. Los limeños han crecido exponencialmente desde que los tuvimos en Chile en los recordados Andes Prog organizados por Crisálida hace una década, la banda ha sufrido algunos cambios pero mantienen esa fuerza con la que se han transformado en la agrupación más importante del género progresivo en su país, y en uno de los nombres esenciales a nivel latinoamericano.
Su trabajo ha sido reconocido internacionalmente más allá del continente, llamando la atención incluso de Roy Z, afamado productor con el que trabajaron en Eclipse (2018), relación que los acercó a Bruce Dickinson, quien tuvo a Checho Cuadros colaborando en una de las canciones que conforman The Mandrake Project, álbum lanzado el 2024 por la voz de Iron Maiden, banda de la que el conjunto realizó una soberbia versión de “Afraid to shoot Strangers”, y que además sumó el cover en español de “Locomotive Breath” de Jethro Tull con intro de “El Cóndor Pasa” donde Cuadros se luce ganándose los aplausos de las al menos 300 personas que llegaron al RBX, y que ovacionaron al conjunto peruano, quienes entregaron un recorrido por parte de su obra discográfica, que se hermana con Crisálida en contenidos que profundizan temáticas de nuestra cultura ancestral, que en sus orígenes está unida en pueblos con los que compartimos territorios y creencias. Flor de Loto cumplió con creces su paso por Santiago siendo un invitado de honor con una trayectoria de peso, y eso se reflejó en un concierto bien construido para el breve tiempo que tenían para explayarse en el escenario. Lo aprovecharon al máximo con la intensidad que se espera de una banda de su calibre.
Crisálida es un nombre fundamental dentro del metal progresivo en nuestro país, de eso no hay novedad alguna, tampoco en el hecho de que durante su trayectoria han debido sortear cambios de integrantes y sobrevivir al ingrato mundo del arte y la música en un país donde todo cuesta el doble si tu elección es ir al margen de lo más comercial o mainstream. Mas de 25 años de trayectoria avalan la testarudez de un conjunto que no baja los brazos ante los inconvenientes que se puedan presentar en el camino, la constancia y la pasión por la música que hacen, los ha fortalecido y a estas alturas su obra debiese oficializarse como un patrimonio cultural de nuestra nación.
Un profundo amor por nuestras raíces y el devolver valor a nuestros ancestros, es sin duda el leitmotiv de la vasta obra de los nacionales que arremetieron en Sala RBX con un gran clásico de su catálogo como lo es “Araucana”, seguida de una infaltable como “Cabo de Hornos”. La banda actualmente conformada por la colosal voz de Cinthia Santibañez, única integrante fundacional, junto a Damián Agurto y Gustavo Maldonado en las guitarras, Braulio Aspe en bajo y Pablo Stagnaro en batería se adueña del escenario con una performance que llega a los corazones y almas de cada uno de los presentes. Es increíble como la banda logra esa comunión con su público, que se ha hecho cómplice a la hora de disfrutar un show con devoción.
El momento de revisar ‘Niños Dioses’ es introducido por el poeta contracultural Walter Contreras (La Carpa del Diablo), quien en su estilo nos invita a complacernos de este magno lanzamiento. “El Niño del Plomo” es el punto de inicio para este viaje que nos traslada a la historia de estas infantes deidades que nos protegen desde las alturas de la montaña. Pasajes reflexivos se fusionan con la fuerza de las guitarras y el metal se hace evidente en cortes como “Volcano (La Niña del Volcán)” o “La Vida no Basta”, con una impronta sonora contemporánea es una pieza de alto impacto, sin perder la esencia progresiva que ha caracterizado a Crisálida durante casi tres décadas, y eso se agradece, porque notamos evolución sin borrar su adn más profundo. La magia florece rejuvenecida en una sesión implacable que tiene momentos de esperanza y luz con la bella “Küntur”, con Cinthia en un momento vocal altamente inspirado logra erizarnos la piel. Un disco que se siente aun más poderoso en vivo, a pesar de que el espacio no es el de la acústica mas adecuada, la banda logra salir airosa con el público rendido ante un grupo de músicos de excelente factura técnica.
El tema que da nombre al disco es el que pone punto final a este esperado lanzamiento, de un álbum que a la banda costó años de trabajo investigativo, para que esas ideas fluyeran de la mejor forma en sus canciones, llenas de pasión, devoción y amor por lo que se hace, amor por nuestros ancestros, nuestra cultura y el reubicar la esencia de nuestros orígenes, un homenaje a esos niños elegidos para ser nuestros Dioses protectores, esos que no fueron clavados a una cruz ni resucitaron al tercer día, sino que se unieron en una sola fuerza al Apu y desde ahí han cuidado por siglos nuestros valles, nuestra naturaleza y nuestros pueblos. La virtud de Crisálida es lograr llevar esas historias a una síntesis musical perfecta que nos conmueve y nos motiva a entender esas mismas historias, conocerlas y asimilarlas como nuestras, y vivirlo en vivo fue especial y estremecedor.
Una jornada de vivas emociones, con bandas cómplices y hermanas, que unen a Perú con Chile, tal como los Incas lo hicieran por el cordón cordillerano de Los Andes siglos atrás. La noche del viernes la música fue la voz de los que ya no están en forma física, pero viven en nuestra sangre, y en el espíritu de la naturaleza que nos acoge y que nos recuerda que los Niños Dioses estarán ahí por siempre guardianes y vigilantes.
