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Knotfest Chile 2022, encuentro de intensas emociones

La primera versión del festival se realizó con altos y bajos, donde finalmente la música fue lo más destacado.

Nota: Equipo iRock Dianne Salinas – Freddy Véliz

Si bien llevábamos meses esperando este gran día, las temperaturas no fueron favorables para la ocasión, puesto que arriba de los 35° es lo que se esperaba para este domingo 11 de diciembre. 

Aun así, esto no fue impedimento alguno para que fans de distintas regiones llegaran en buses repletos hasta el Estadio Monumental, para disfrutar de este importante festival que hacía su debut en nuestro país. 

La incertidumbre marcó el inicio del evento, cuando a las 12:30 esperábamos a los chilenos de Rama, la espera se extendió por casi una hora, para que sobre uno de los escenarios comenzara su presentación la banda estadounidense Vended, fundada por el hijo de Corey Taylor (Slipknot). Sin entender que había sucedido, vemos a los de Iowa desparramando un contundente set, que a pesar de notorias deficiencias en el sonido, logró entusiasmar al público que a esa hora ya había ingresado al recinto. Entre su espectáculo, nos enteramos que Rama y Weichafe, bandas nacionales de gran categoría, habían sido bajadas por la producción a última hora, debido a problemas de timming, que según se informó, los representantes de Slipknot no estaban dispuestos a asumir. Una gestión bastante cuestionable para eventos de esta envergadura.

Terminado el potente y compacto show de Vended, el turno de Tenemos Explosivos, únicos representantes nacionales, se dio a cabo en el escenario contrario, en donde pudieron demostrar todo su potencial en vivo, deleitando a los asistentes con bastante solidez, nuevamente el sonido no fue un real aliado, pero las ganas de los fanáticos por disfrutar cada segundo, fue mas fuerte, y bajo el intenso calor y con mucho respeto hacia los chilenos, aportaron a que el espectáculo fluyera de la mejor forma posible.

A las 15 horas, los legendarios Sepultura, con su formación actual, que no siempre ha sido bien recibida por los fanáticos más longevos, impone su estatus sobre el Knot Stage, y con clásicos como “Dead Embryonic Cells”, “Refuse/Resist, “Arise” o “Roots Bloody Roots” obligan a la masa a enfrascarse en desenfrenados mosh pits, que ni el calor de uno de los días de mayor temperatura en Santiago, lograron aplacar. Sepultura, ha sabido mantener el legado de su histórica formación, a pesar de cualquier crítica que pueda expresarse sobre la verdadera esencia de su conformación.

Bring Me The Horizon

La altas temperaturas se hacían sentir en cada rincón del recinto de Macul, y Trívium, con un show mas bien plano, pero de mucha energía,  fue una buena apuesta para contener la intensidad del espectáculo que vivíamos, antes de recibir a Bring Me The Horizon, banda que sabe aunar dentro de su repertorio una amalgama de estilos con una base principal concentrada en el metal de tintes contemporáneos, y que apuntan a renovar el sonido sin caer en la eterna fórmula replicada de propuestas más clásico de una banda de metal común y silvestre. Representantes de la nueva generación del metal de los 2000, vienen mostrando parte de su último trabajo de estudio, el Ep titulado “Post Human: Survival Horror”, desde donde extrajeron gran parte de su repertorio. Sin importar los más de 30° pegando sobre las cabezas de los fanáticos que se movían sin cesar, el conjunto británico desplegó un espectáculo de gran nivel. Oliver Sykes, es un frontman muy completo, que demuestra cercanía y conexión con el público, incluso bajando del escenario para estrechar las manos de los apostados en las primeras filas, incluyendo un extenso y fuerte abrazo a una fanática que seguramente nunca olvidará esos intensos segundos. La banda está ad portas de cumplir 20 años en el ruedo, por lo que tenerlos en Knotfest, fue un gran momento para que sus más acérrimos seguidores celebraran la venida.

El ambiente generado por los que se iban presentando, tenían al público enardecido, y preparados para lo que se venía, porque sin dudas, eran los números más esperados de la jornada.

Mr. Bungle

Desde que se anunció el regreso a las pistas de Mr Bungle, la ansiedad por una posible venida a Chile, se fueron acrecentando, hasta su celebrada confirmación. Lo menos esperado, fue que esta venida sumara varios shows en nuestro país, siendo la base central, lo que veríamos en el Estadio Monumental. Formados actualmente por los históricos Trevor Dunn en bajo, Trey Spruance en guitarra y Mike Patton en voz, sumándose Scott Ian de Anthrax en guitarra y Dave Lombardo (Slayer, Suicidal Tendencies, Grip Inc) en batería, Mr. Bungle deleitó a los fanáticos con un set concentrado en el último álbum lanzado el 2020, titulado “The Raging Wrath Of The Easter Bunny Demo” que mas bien es la regrabación de antiguas canciones de su primer demo, de tintes mas thrasheros que la experimentación de sus posteriores y principales trabajos, lo que finalmente tiene como resultados un show de thrash metal de alta pureza, con algunos guiños a juegos experimentales, pero nunca al extremo de sus recordados trabajos de los noventa. Mike Patton como siempre destaca por su carisma y cercanía al pueblo chileno, cantó un extracto de “Gracias a la Vida” de nuestra Violeta Parra, robando los aplausos de todos, bromeó sacando a relucir el nombre de Don Francisco, y sacude el entorno con su implacable forma de afrontar distintos rangos vocales. La esencia de Mr Bungle se refleja en esa atrevida forma de mezclar estilos, cuando remecen el estadio con la intro de Hell Awaits de Slayer, para de un segundo a otro lanzarse con un cover del clásico “Summer Breeze” de los legendarios Seals and Crofts, o desatar el caos con su versión del clásico de S.O.D “Speak English or Die” cambiando English por Spanish, en uno de los momentos álgidos de la tarde . Para el final la sorpresa fue brutal, con Patton invitando a Andreas Kisser y Derrick Green de Sepultura para despacharse una versión atronadora de “Territory”, despidiéndose de un público aturdido por el peso de la música y la alta radiación solar.

Pantera

El regreso de Pantera a Chile, causó bastantes cruces de opinión desde su anuncio, por una reunión que muchos cuestionan, acusando un aprovechamiento económico de los sobrevivientes de esta banda vertebral del metal noventero. La importancia y legado de los fallecidos hermanos Abbott aun es latente y muchos fanáticos no ceden en sus convicciones, pero lo claro está que la música es la que prevalece, y las desiciones de los involucrados siempre serán apuntadas con el dedo sea de forma negativa o positiva. Phil Anselmo y Rex Brown, reclutaron a dos músicos de excelencia, y cercanos, para tomar el lugar de los recordados hermanos fundadores de Pantera, y los resultados han sido bastante elogiados. Zakk Wilde y Charlie Benante de Anthrax (tuvimos presentes a dos integrantes de la histórica banda de forma separada). 

Finalmente Pantera volvió a Chile con esta reencarnación, pero para mala suerte nuestra, el bajista Rex Brown dio positivo de Covid 19 en Colombia, teniendo que volver a su país, perdiéndose el resto de la gira sudamericana. Anselmo llamó a su actual compañero en The Illegals, Derek Engemann, para suplirlo, y enfrentar a un público que esperaba con ansias vivir la experiencia de los clásicos de Pantera en vivo. Gran parte de los asistentes, por sus edades no pudieron ser testigos de aquello a fines de los 90, por lo que la expectativas siempre fueron in crescendo. Y una vez Pantera sube al escenario, la multitud se convirtió en una salvaje marea humana, originándose al menos una docena de círculos arremolinados batallando al ritmo de cortes como “Mouth of War”, “Becoming”, “I’m Broken” o “Walk”. Uno de los momentos más emocionantes se vivió cuando los acordes iniciales de “Cemetery Gates” suenan envasados, para acompañar un video con imágenes de Dimebag Darrel y Vinnie Paul, homenaje necesario para dos figuras emblemáticas y que influeyeron a toda una generación. Con “Cowboys from Hell” se dio por finalizado este primer acercamiento a esta formación renovada, con un Zakk Wilde que derrocha actitud, manteniendo su sello, pero respetando el legado de Dimebag, con quien tuvo una gran amistad. Por su lado Benante, demostró ser un aplicado estudioso de Vinnie Paul, y logra interpretar casi al callo los golpes de icónico baterista. Un espectáculo de fuerte emotividad.

Judas Priest

En el escenario Circus Stage, se veía como estaba preparado todo para que Judas Priest, con Rob Halford y compañía pusieran pie mientras sonaba por los parlantes “War Pigs” de Black Sabbath. Cuando resuena la intro The Hellion, el público grita con efusividad ante la banda interpretando la incombustible “Electric Eye”, automáticamente generaron la euforia y pleitesía que se le rinde a estos dioses del heavy metal. 

En una presentación de casi una hora y media, nos llenó de los clásicos infaltables, celebrando su aniversario número 50. Haciéndonos sentir que estos años no eran más que un número, pues el show que entregaron, a pesar de varias deficiencias y problemas técnicos, se desarrollara con la grandeza de las leyendas. Rob Halford comandando en el frente, con una voz que a sus 71 años acusa desgaste, pero que maneja de tal forma que pasa desapercibido. Evita algunas notas altas, dejando que el público lo ayude a terminar los estribillos, o es ayudado por efectos que potencian de alguna manera sus gritos, cumple con mantener a la banda liderando como la histórica banda que son. Recientemente fueron inducidos al Rock and Roll Hall of Fame como músicos de excelencia, y eso queda más que claro cuando tenemos la oportunidad de verlos en directo. Rob sobre su motocicleta en el escenario es una escena infaltable en un show de Judas Priest, símbolo de motores y tachas que moldearon la imagen del heavy metal. Himnos del metal como “Painkiller”, “Screaming for Vengaence”, “Breaking the Law”, o “Living After Midnight”, hicieron cantar a la multitud en una gran fiesta .

Los monstruos del heavy metal se despidieron dejando listo al público para ir cerrando la noche con la última banda.

Para cerrar con broche de oro, los reyes de la noche ya tenían todo listo y dispuesto en el escenario Knot Stage, en donde un telón gigante bajó para hacer presencia de la demencia de Slipknot, fuegos artificiales, juegos de luces, y efectos con llamas de fuego, dieron el vamos para los protagonistas de la velada. 

Temas como “Disasterpiece”, Before I Forget, “The Dying Song (Time to Sing)” (único de su más reciente álbum de estudio), All Out Life ,Dead Memories entre otros, hicieron retumbar al estadio Monumental, dando nuevamente cátedra de la calidad de su espectáculo, que es donde más destaca la agrupación.

Slipknot

Corey Taylor es un maestro de ceremonias, y la potencia que generan desde las guitarras y las percusiones deleitan a la generación que los sigue por al menos dos décadas, y que tuvieron nuevamente la oportunidad de vivir un encuentro con los enmascarados que bajo ese aura de terror e insanidad siembran una actitud ferviente desde el público, que no da pie atrás, y le ganan al cansancio que significa el hecho de estar un día completo enfrascados en saltos, mosh pits, crowd surfings, y falta de agua, una de las graves falencias que la organización no contempló para una tarde infernal bajo un sol implacable. Slipknot forman parte de la camada metalera crecida en el siglo XXI, convocando generalmente a un rango de fans de entre 20 y 35 años que se impactaron con su sonido, al igual otros lo hicieron con bandas como Pantera en los 90 o Judas Priest en los 70s 80s. Y eso simbolizó de alguna forma, este festival, que reúne en un solo día a artistas de distintas generaciones, vinculados con el rock de índole más dura, y eso se agradece.

Una jornada que de positivo tuvo el hecho de reunirnos en torno al rock y el metal, como una gran familia, donde los mayores velan por sus idolos eternos, y los más jóvenes por los que están tomando la posta de las leyendas. Lamentablemente se fue desarrollando en un ambiente de dulce y agraz, con una pobre planificación para los ingresos, reuniendo en torno al estadio a miles de personas bajo un sol que no tuvo misericordia, un hecho de criterios inhumanos para con los que pagaron sus entradas. No se entendía el como nadie pensó en puntos de hidratación adecuados, algo básico en cualquier evento de esta envergadura, en especial cuando desde hace días se anunciaban las altas temperaturas que se acercaban para Santiago, no puedes tener a una persona lanzando agua con botellas o vasos desde la barricada, vergonzoso es poco decir.

Incumplir con un cartel que contemplaba a tres bandas nacionales, que se prepararon para ser parte de este importante evento, para luego dos de ellas ser bajadas, es directamente una falta de respeto al artista y a todo el trabajo que hay detrás (desde donde se originó la decisión, aun hay dudas).  También se extiende esa falta de respeto hacia el público, porque más allá de que el interés principal de la gran mayoría son las bandas extranjeras que nos visitan, también hay algunos que llegaron temprano para ver a estas bandas nacionales, que son de reconocida trayectoria. Los horarios terminaron adelantándose por casi media hora, lo que también genera confusión para los que llegan más tarde a ver a su banda favorita. Muchos son los puntos a analizar. Knotfest es una marca de reconocimiento internacional, por lo que se merece ser organizado y planificado con esos standards, esperemos que esta primera experiencia, sirva para sacar al limpio lo positivo y negativo de una jornada intensa, y se corrijan los errores para una posible próxima edición, todos lo merecemos.

Fotos @crisrock_photography

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Noticia publicada por el área editorial.

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