Por Freddy Véliz
Fue una primera jornada intensa este viernes en Lollapalooza Chile 2024, llegó el día esperado y un fuerte sol nos azotó la tarde entera, pero no fue limitante para que los miles de asistentes a este ya tradicional evento musical anual en nuestro país, llegaran con sus mejores outfit para recorrer los escenarios y distintos espacios instalados para hacer de la tarde, algo más atractiva en un ambiente ecléctico, donde la protagonista es la música y sus diversos estilos.
Los más rockeros, tendrían su fiesta desde temprano con Machuca en el inicio, y todo lo se ha comentado en nota aparte, pero las grandes estrellas de la jornada llegarían entrando la tarde/ noche primero con la icónica agrupación de Nü metal Limp Bizkit, quienes se suben al escenario Banco de Chile a las 19:45 horas, para desde el inicio, soltar su artillería de éxitos con la tremenda “Break Stuff” desatando la euforia del público, que no paró de saltar en la hora exacta que duró la presentación, a pesar de que la banda carece de algo que es esencial, la credibilidad. Una banda que surgió para darle el tono rebelde a la segunda mitad de la década del noventa, actualmente acusa desgaste y un afán caricaturesco de verse contestatarios y peligrosos.
Obviamente sus hits cautivan a la audiencia, y su show entretiene, pero no hay nada en ellos que convenza realmente como una banda trascendente. Su set incluyó covers a The Who con una lograda “Behind Blue Eyes”, y la exitosa y cuestionable versión de “Faith”, original de George Michael, que hizo rememorar sus grandes momentos noventeros. Rellenaron con los tradicionales guiños a Nirvana, Slayer o Metallica, y para el final repitieron “Break Stuff”. Un concierto del que, personalmente, esperaba más. No podemos negar de la experiencia y talento de Wes Borland, quien de alguna forma se roba gran parte de la película, y tampoco de la eficacia de hits como “Nookie” o “My Generation”, y eso finalmente logra sacar adelante un concierto que finaliza con la banda despidiéndose, y Durst bailando al ritmo de “Chileno de Corazón” del grupo grupo Mala Junta, al menos le queda sentido del humor.
El contraste se viviría inmediatamente en el escenario Alternative con la banda australiana King Gizzard & Lizard Wizard, quienes nos habían quedado debiendo su cancelado show en la versión del 2022 de Lollapalooza, esta vez cumplieron su palabra y pudimos apreciar un concierto atrapante desde el inicio.
Representantes de la nueva oleada de rock psicodélico, los oriundos de Melbourne, son una muestra ecléctica de ritmos y sonidos muy bien fusionados, que con un sonido envolvente, con gráficas etéreas y un engranaje musical sólido, crean un espectáculo enérgico y también con la necesaria atmósfera lisérgica de un conjunto como ellos. Stu Mackenzie, luce una polera de Los Jaivas que llama la atención del público desde la entrada con la hipnótica con “I’m in your Mind” y “I’m not in your mind”, iniciando un trip que llegó incluso a un pogo desatado con “Hell” donde la banda demuestra su cruce experimental de elementos que se mueven entre el progresivo, nociones de krautrock, el metal, e incluso el punk, una mezcla que surge de manera natural y acaban por definir a una banda brillante, que se nutre del pasado para traerlo al presente sin agobiar de nostalgia, logrando que el rock simplemente trascienda generaciones.
