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LIVE REVIEW | IAN ANDERSON, la teatralidad del rock progresivo

IAN ANDERSON EN CHILE

TEATRO CAUPOLICAN | 6 DE MARZO 2013
Por Freddy Veliz

 

ian_anderson-5Ian Anderson es de esos artistas que a estas alturas es parte del inventario de nuestro país, por sus constantes visitas, ya sea como Jethro Tull o en formato solista, que en rigor sería casi lo mismo, o así también como empresario.  Esta vez el pretexto era traer el espectáculo con el que está girando alrededor del mundo, en el que ejecuta íntegramente “Thick as a Brick” uno de los discos más emblemáticos de los Tull, publicado hace 40 años. Álbum conceptual que narra la historia ficticia del precoz Gerald Bostock (alias Little Milton), pequeño de 8 años autor del polémico poema que da título a la placa. Obra que como el mismo Ian ha confesado, era una suerte de parodia o sátira al rock progresivo que por esos años era grito y plata en manos de bandas como Emerson, Lake & Palmer, Yes o Génesis quienes se caracterizaban por la creación de abismantes obras de temas larga duración en un contexto de álbum conceptual. Sátira que terminó convirtiéndose en uno de los discos esenciales del rock progresivo, y que anoche fue el plato fuerte del concierto que albergó a unas 2500 personas en el Teatro Caupolicán.

Todo comienza con un grupo de personajes en el escenario haciendo el trabajo de roadie, cada uno vestido con una cotona beige, se pasean revisando los instrumentos, barriendo y entre bromas recogiendo objetos que causan la risa de los asistentes, como un sostén blanco o un condón, que uno de ellos se lleva al el bolsillo de su cotona, una vez que se retiran, por el telón blanco de fondo se proyecta el video que nos introduce en la magnífica obra que estábamos ad portas de presenciar en vivo, ahí aparece Ian Anderson con su guitarra cantando la reconocible primera parte de “Thick as a Brick”, los músicos que lo acompañan visten aún las cotonas con las que antes habían hecho su aparición en el escenario. La ovación no se hizo esperar y la banda en una impecable ejecución nos transporta por esos sonidos que hicieran de Jethro Tull una de las bandas más importantes en la historia del rock progresivo y/o sinfónico.

 Ian Anderson, con 65 años a cuestas ya no se mueve con la agilidad de antaño, su voz tampoco es tan potente, pero inteligentemente y agregando toda una puesta en escena llena de teatralidad es acompañado por el joven Ryan O’Donell, quien cual actor personificando al protagonista de la historia, apoya en la voz y emula los movimientos del Anderson de los 70s.

Ian, por su parte, interactúa con cada uno de sus músicos, constantemente suelta la guitarra y toma la flauta traversa, que lo convirtió en todo un ícono y revolucionario del sonido prog setentero, y es aplaudido por el público, entre medio se dio hasta el tiempo, en una actitud un tanto agresiva, de enviar un manotazo en la cabeza a un fotógrafo que intentaba lograr un mejor ángulo cerca del escenario (parece que al músico inglés no le agradan las fotografías de cerca). Lo que incluso gatilló que retiraran a los gráficos del lugar antes del tiempo concedido en un principio.

Sin pasar a un problema mayor, desde el escenario continúa la muestra de virtuosismo, y el público observa, aplaude y se deleita con la magia emanada de esta obra que no envejece. Ian logra con el sonido de su emblemático instrumento de viento, momentos escalofriantemente emotivos, ver a este artista en vivo es estar frente a una verdadera leyenda, y eso queda claro en cada minuto que pasa.

 La música se complementa con imágenes y videos referentes a la historia, las gráficas de revistas de historietas, un manual de boy scouts, soldados en guerra, tal como narra el poema.

  O’Donell, Anderson, el bajista David Goodier y el guitarrista Florian Opahle por momentos se forman alineados al fondo del escenario moviéndose al son de la música e integrándose como personajes dentro de la misma historia.

Todo este conjunto de propuestas visuales y sensoriales dieron el dinamismo necesario para mantener en alto cada pasaje de este álbum, que en sí está compuesto sólo de una canción de algo más de 40 minutos, y que originalmente se divide en dos por el formato del vinilo. Una obra que se pasea por la psicodelia, el rock duro, la música barroca y el Folk  Una vez finalizada esta muestra que dejó a los asistentes sin respiro, Anderson informa que volverá dentro de 15 minutos, tiempo que algunos aprovechan para salir a la vereda de Avenida San Diego a fumarse un cigarro (recordemos la actual ley del tabaco) y otros elijen su talla de poleras oficiales del tour, en venta a la entrada del teatro. Todo en un clima de perfecta armonía y tranquilidad, convengamos además que el público asistente en su mayoría sobrepasan los 40 años.

 Luego de esos 15 minutos acordados volvemos a la segunda parte del show, en esta ocasión Ian Anderson nos presenta “Thick as a Brick 2 : Whatever Happened to Gerald Bostock?” , álbum publicado por el británico el reciente 2012 con motivo de los 40 años del clásico del 72’, y que nos relata la vida de adulto de Gerald, este ya de 50 años hace una suerte de revisión de su vida, o de lo que podría haber sido en su vida, todo plasmado teatralmente, en que va desfilando el Gerald como formal hombre de banco, como vagabundo y soldado, todo en una cuidada  puesta en escena con proyección de imágenes ad-hoc, como el video del interior de la catedral cuando O’Donell personifica al Gerald sacerdote en “Confessional”, una de las canciones que forman parte de esta secuela, que desde su publicación a sido blanco de críticas a favor y en contra.

En mi opinión, es un trabajo interesante desde el punto de vista de seguir la historia del protagonista, pero musicalmente, si bien tiene los ingredientes para ser considerada una obra de gran factura, el hecho de ser la continuación de…, hace que inevitablemente la comparemos con la obra original , al ser comparada con ese disco imprescindible, no hay parangón alguno (pasa algo muy parecido a lo que ocurrió con Queensryche cuando hizo su segunda parte de Operation Mindcrime). Y eso se hizo palpable anoche, porque en esta segunda parte del show se sintió decaer el ambiente, si bien todos escuchaban con respeto y atentamente, aplaudiendo cada uno de los cortes que comprenden esta placa estructurada en minisuites, no logró nunca llegar a prender como sí  pasó en la primera sección, y esto ocurre porque a pesar de que no está exento de momentos notables en la ejecución instrumental, es un disco que no trae ideas nuevas, por momentos es repetitivo y plano, al punto de que divisé varios bostezos entre los asistentes. Si bien no desmerezco que fue interesante tener la visión completa de estas dos obras en conjunto, quizás muchos habrían preferido más clásicos de Jethro Tull en esta segunda parte, pero debemos comprender que el motivo del tour es justamente celebrar los 40 años de “Thick as a Brick”, y la historia, Ian Anderson la quería contar completa.

Una vez terminado se retiran en medio de la ovación del público, y luego de un par de minutos el haz de luz de uno de los focos se centra en el teclado de John O’hara que comienza a pulsar la reconocible melodía de la intro en piano de “Locomotive Breath”, ese tremendo clásico de “Aqualung” la elogiada obra maestra que precede a “Thick as a Break”, una muy buena elección para terminar el concierto con todo el ánimo arriba.

En definitiva fueron más de dos horas de reencuentro con una leyenda viviente del rock, que demostró que con 46 años de carrera en el cuerpo, aún tiene cuerda para rato, ejecutando sus instrumentos con maestría, histriónico, bromeando con sus compañeros, los que en gran parte son bastante más jóvenes que él y se complementan perfectamente. Entre secciones se da licencias para bromear a través de un video aclarando que lo que estamos presenciando es Rock Progresivo y que la palabra Pop estaba prohibida, y con sarcasmo alude a Phil Collins sacando algunas risas del público.

 Una noche donde la magia de la música de un personaje llegado desde el medioevo llenó el interior del teatro y, porque no, el espíritu melómano de los presentes, realmente un lujo.

Galería Fotografica por Natalia Olivares Alfaro

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Noticia publicada por el área editorial.

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