Por Freddy Véliz – Fotos Inti Illmani: Cristian Carrasco | Fotos Los Jaivas: Javier Vergara
Por la Fuerza de la Razón, fue bautizado el encuentro de dos bandas consideradas verdaderos emblemas de nuestro país. Los Jaivas e Inti Illimani, son parte de nuestra historia cultural, con carreras que rondan las seis décadas.
El evento se llevó a cabo, luego de una larga postergación debido a la pandemia del covid-19, en el Teatro Caupolicán este 4 de mayo, una fecha adicional agendada debido al éxito de ventas para su concierto del viernes 6. El show además coincide con las celebraciones por el aniversario nº46 de Radio Cooperativa, emisora que marcó pauta contra la dictadura en años complejos para la libertad de expresión.
El Teatro recibió a cerca de 3000 asistentes que llegaron para empaparse de la creación viva de estas agrupaciones monumentales, que mantienen una larga amistad y objetivos en común, como lo es el rescate de la raíz latinoamericana en sus obras, con diferencias en la connotación que cada una da a sus propuestas, una ligada fuertemente al folclore y la música docta, y la otra más cercana al rock.
Con cierto retraso, los primeros en salir a escena fue Inti Illimani, liderados por los hermanos Coulón. La facción del conjunto que mantiene su nombre original, da inicio a su presentación con “La Calle de la Desilusión”, corte extraído de su elogiado álbum Teoría de Cuerdas, lanzado el 2014. Desde ahí se gestó un encuentro íntimo, lleno de matices rítmicos y emociones que la música logra expresar hacia un público que responde con palmas, y coreando cada una de las canciones que ya son parte de un tremendo catálogo de la legendaria agrupación chilena. La calidad del sonido es perfecta para apreciar las tesituras vocales que caracterizan la propuesta de Inti Illimani, quienes nos toman de la mano y nos llevan por distintos parajes latinoamericanos. No faltan los clásicos que el público celebra con alegría, muchos levantándose de sus asientos para bailar al son de la exquisita fusión que logran en cada canción, donde se entremezclan sonidos con aires a diversas culturas.
Un momento intenso se registra cuando invitan a Los Jaivas al escenario, para interpretar primero el instrumental “A la Caza del Ñandú” junto a Carlos Cabezas y Francisco Bosco, y luego las dos bandas completas para una emotiva interpretación de “El Derecho de Vivir en Paz”, acompañados en la pantalla de fondo con la bandera chilena negra, símbolo originado en las revueltas del estallido social del 2019.
Los Jaivas, al contrario de Inti Illimani, siempre se han mantenido al margen de manifestaciones políticas, su música va por un carril paralelo a bandas como los Inti o Quilapayún, si nos referimos al contenido de sus líricas, pero claramente existe una hermandad de pensamientos que van por el camino de la justicia social y la protección de nuestras culturas ancestrales, eso está plenamente de manifiesto en el arte que representan. Una vez Los Jaivas salen del escenario, Inti Illimani continúa con un espectáculo que incluye un homenaje profundo a Victor Jara, primero con una gran versión de “Charagua”, para luego recordarnos que un 1º de Mayo de 2018, dejaba este plano terrenal el recordado Max Berrú, uno de los fundadores de la banda, para lo cual invitan a su hijo Cristóbal Berrú, quien junto a ellos, entrega una potente interpretación de “El Arado”, original de Víctor Jara, con el rostro de su padre en la pantalla junto al del asesinado cantautor chileno, generando un ambiente sobrecogedor, con un público compenetrado que los ovaciona.
Un concierto en donde no faltaron piezas como “Tinku”, “La Prisionera” o la fenomenal y clásica “Tarantella” donde los músicos lucen su inmenso talento interpretativo y generan uno de los momentos álgidos de la jornada, con el público de pie y bailando al son de esa maravillosa y reconocida obra.
Para el final y luego de una celebrada interpretación de “Sobre tu playa” con Efreín Viera en la voz e instando al público a levantar las manos y los celulares, creando un cálido ambiente de luces y fiesta, Los Jaivas regresan para compartir el escenario e interpretar “Fiesta di San Benito”, viviéndose un gran carnaval de cantos y baile en las butacas. Sin dejar espacios para una pausa, Inti Illimani va retirándose del escenario, dejando a la banda de los Parra dueños del espectáculo.
Los Jaivas, son toda una institución de nuestra música, y eso claramente lo entiende el público que los recibe con vítores y bailando al son de “Takirari del Puerto”. Vestidos con sus característicos trajes blancos, con Juanita luciendo una capa que le da una imagen imponente sobre la batería, el conjunto entrega un set sin mayores sorpresas, pero que no falla al momento de crear un ambiente de celebración continua. Mario Mutis, Claudio Parra, Francisco Bosco, Alan Reale, Carlos Cabezas y Juanita Parra son capaces de mantener este legado lleno de magia que ha hecho historia en nuestro país.
“Pregón para Iluminarse”, “La Conquistada” o “Sube a Nacer conmigo Hermano” son parte del cancionero de nuestra tierra, y están impregnadas en la memoria colectiva de los chilenos, por lo que cada vez que son interpretadas, el público las recibe entre aplausos y devoción. Al igual que la particular versión en clave progresiva de “Arauco Tiene una Pena” de Violeta Parra, una obra descomunal dentro del catálogo Jaiva.
Vivir en vivo la riqueza musical de la banda siempre es especial, y a pesar de que ya no trabajan nuevas composiciones, como algunos en ocasiones le critican, sí, logran imponer un legado incombustible. El conjunto es dueño de una obra imposible de superar, y actualmente mantienen esa herencia cultural invaluable para los que estamos y para los que vendrán.
Lo que se vivió en el Teatro Caupolicán este miércoles, y lo que vivirán los que tienen asegurado un lugar este viernes 6 de mayo, es un ejemplo de hermandad y de persistencia, con artistas que han sobrevivido más de medio siglo creando música honesta, y sin transar, siempre desde la originalidad y nutriéndose de nuestras raíces identitarias. Y esa unión se vio reflejada en un colofón magnífico con las dos agrupaciones sobre el escenario despidiéndose del público con poderosas versiones de “Mambo de Machaguay” acompañados siempre del entusiasta público, y el himno por antonomasia de los viñamarinos, “Todos Juntos”, con un aforo vibrando y rendido ante la grandeza de una letra cuyo contenido es el deseo de un país que mire el futuro con esperanza y en comunión, avanzando por la fuerza de la unión.
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