Conciertos

[Live Review] Ludwig Band: Vital regreso a los escenarios

Editor

8 Julio, 2019

Nota: Freddy Véliz

Ludwig Band en Club Amanda, 6 de julio 2019

Veinte años no es nada, reza un recordado tango, pero sabemos también que en veinte años muchas cosas pueden ocurrir. Hace veinte años Ludwig Band, una de las emblemáticas agrupaciones chilenas nacidas en los noventa, sufría cambios importantes en su alineación, provocando que su carrera se dividiera en dos marcadas etapas, la primera, con una propuesta sonora ligada a ideas experimentales, influidos en buena parte por Fulano, el rock progresivo, el soul y el rock, con una cantante como Ema Pinto en el frente y músicos de innegable virtuosismo a la hora de componer o ejecutar sus instrumentos. En la segunda etapa, ya sin Ema Pinto (quien se une a la banda Matahari), y con la destacada cantante Sol Aravena, se dio un vuelco a los formatos tradicionales de una canción, sin demasiada experimentación y más cercanos a un pop rock bien elaborado. En estas dos décadas lanzaron dos álbumes, “Estréllame” y “Los Ángeles”. La banda últimamente estuvo en receso, y cada uno de los integrantes se dedicó a distintos proyectos, hasta que este año anunciaron un esperado regreso con la primera formación, quizás la más recordada y elogiada del conjunto nacional.

La vuelta a los escenarios se realizó este sábado 6 de julio en Club Amanda, ubicado en pleno corazón de Vitacura. Un espacio acogedor que cuenta con una gran infraestructura para la presentación de bandas en vivo, detalles que se agradecen cuando los artistas quieren entregar un show de gran factura, en especial cuando la fecha era de características tan especiales como esta.

Siendo cerca de las 22:30 horas, el sexteto sube al escenario, con algunos problemas técnicos que atrasaron en unos minutos la partida, nos reencontramos finalmente con Ema Pinto, Dante Yaconi, Rafael Chaparro, Nicolás Figueroa, Marcelo Wolde y Martín Lara, para revivir canciones que marcaron, quizás no de forma tan masiva, pero si a una generación de seguidores que alucinaron con esta propuesta en la segunda mitad de los noventa. “Abacaba” tal como en su recordado primer cassette, es la que da la partida, seguida de la rockera “El Charlatán”. Un sonido con la dosis perfecta de potencia para apreciar de la mejor forma estos verdaderos clásicos del conjunto, cuya característica ecléctica no da pie para definirlos en un estilo determinado. Ema Pinto mantiene su voz en perfectas condiciones, algo que ya hemos corroborado en su carrera junto a Matahari, pero lo visto el sábado en Club Amanda, solo ayuda para confirmar el nivel vocal de una de las cantantes más talentosas de la música chilena.

Uno de los reparos del espacio, es la incorporación de mesas frente al escenario, lo que delimita y marca cierta distancia con la banda, dificultando esa cercanía que se hace necesaria en un concierto como el vivido el sábado, y eso quedó bastante de manifiesto, cuando Ema invita a que el público se entregue al baile con “La Cumbia”, una de las más reconocibles canciones de la banda, suerte de cumbia experimental de la que es imposible no seguir su cadencia marcada por el bajo de Wolde, pero que más allá de que los asistentes corearan al unísono, fue imposible que dejaran sus sillas a un lado. Sin embargo, la música hace lo suyo y nos vemos envueltos en atmósferas y compases complementados por iluminadas gráficas en la gran pantalla de fondo, donde también pudimos recordar el trabajo audiovisual realizado para la groovera “El Vaquero”, en medio de una excelente iluminación presente a lo largo de todo el concierto.

Dentro del repertorio de Ludwig Band, hay canciones que no están incorporadas en sus discos, una de ellas es “Leyenda” cuyo único registro grabado, pertenece a una compilación con varios artistas dedicado a la lucha por la preservación del Bio Bio en 1996, un corte donde fluyen y se hacen presentes sutiles guiños jazzeros, al igual que la extensa “King Gong”, pieza inédita, que devela influencias progresivas y psicodélicas, de hecho el título hace referencia a grandes agrupaciones como King Crimson y Gong, dos temas que unidos nos llevaron por un viaje musical hipnótico de la mano del virtuosismo de cada uno de los integrantes de la Ludwig, cuya interacción del saxo de Chaparro con las punzantes guitarras de Figueroa y Lara, más la síncope de Yaconi tras la batería nos transportan por el lado más vanguardista de la banda, que terminan con “Febrero” donde utilizan recursos ligados al funk despidiéndose de un público que los ovaciona y les pide una más, para lo que el sexteto regresa y nos deleita con “El Sillón”, canción que nos acerca a las bases del soul, y que también pone punto final a ‘Estréllame’, el primer disco de la banda, que fue interpretado prácticamente en su totalidad.

Un concierto donde pudimos apreciar a una banda de viejos amigos, divirtiéndose como en sus primeros años sobre el escenario, con una madurez explícita, pero manteniendo la esencia y fuerza interpretativa de esos lejanos noventa, cuando irrumpieron en un circuito en pleno crecimiento, años en que la música chilena se vio enfrentada a los cambios políticos y la apertura cultural, cuando surgieron una gran cantidad de bandas ansiosas por explayarse musicalmente desde distintos frentes. Ludwig Band, destacó por su arriesgada propuesta, que cautivó en esos años por sus performance en vivo, donde la teatralidad de sus show llamaron la atención, en conjunto con lo ecléctico de su sonido, que los emparentaba, en especial por el registro de Ema Pinto, con Fulano, que ya eran considerados eminencias de la vanguardia nacional.

El tenerlos de vuelta, es un verdadero privilegio, esperamos que ese bicho que mantenían guardado, y que despertó haciendo realidad esta reunión, se mantenga firme, y podamos seguir cautivándonos con su música en vivo, por lo visto, las energías, la calidad y la convicción están totalmente presentes a veinte años de no tocar juntos, veinte años que parecieron ser nada en este impecable reencuentro, donde la vigencia de canciones con más de dos décadas de existencia, quedó indudablemente de manifiesto en una noche para recordar.

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