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[Live Review] Meshuggah: Abatidos por el coloso sueco

Nota: Freddy Véliz    Fotos: Cristian Carrasco

 

Han pasado seis años desde el debut de Meshuggah en nuestro país, pocos han olvidado ese avasallador encuentro en el Teatro Caupolicán. Luego, el 2016, regresaron para formar parte del cartel de Rockout Fest, un show que tuvo un sabor dulce y agraz, debido a que pierden bastante atmósfera presentándose al aire libre y con luz día, a pesar de que la potencia sonora no deja indiferente a nadie. Ahora regresaron a Chile con dos shows en el Teatro Coliseo, ubicado en pleno barrio cívico de Santiago. Afortunados somos de haber sido incluidos en este breve paso de la banda por Sudamérica, ya que desde aquí cruzarán la cordillera hacia Argentina, para luego emprender rumbo a México.

Estuvimos presentes en el primer concierto de los nórdicos, efectuado este viernes 26 de abril, y tal como se había anunciado, los encargados de calentar motores para este esperado reencuentro, recayó en los nacionales All Tomorrows, conjunto de vasta experiencia abriendo shows internacionales, cuyo estilo cuadra perfecto con el de los suecos, discípulos indiscutidos del legado que está dejando Meshuggah en el mundo del metal contemporáneo.

Con puntualidad los liderados por Pepe Lastarria suben a las 20:30 horas al escenario, en medio de un teatro prácticamente lleno, para mostrarnos parte de su catálogo, que los ha encumbrado como una de las bandas más importantes del metal chileno en los últimos años, además de adelantarnos lo que será su próximo álbum de estudio. Las progresiones y métricas en la propuesta de All Tomorrows, donde los potentes riffs de guitarras a cargo de Lastarria y Ramón Pasternak, crean un muro atronador, junto al peso otorgado por Oscar Arenas en el bajo y la potencia en los golpes sincopados de Pablo Martínez en la batería, van construyendo una atmósfera que atrapa al espectador, quienes terminan rendidos y envueltos en saltos y moshs, contagiados del groove que logran hacia el final del show. La banda se ve agradecida por el gran recibimiento, no es menor, cuando puedes presentar tu trabajo en las mejores condiciones técnicas y frente a un gran marco de público, algo de lo que no siempre los teloneros se pueden jactar. Bien por los chilenos, que este sábado vuelven para imponer sus pergaminos en el Coliseo.

Las ansias por ver a Meshuggah nuevamente sobre un escenario chileno, se fueron acrecentando mientras se retiraban los lienzos y equipos de los nacionales, por los parlantes se oía una extensa versión del clásico de la onda disco “Ma Baker” de Bonnie M, un contraste extremo con lo que se venía, una experiencia surrealista, pero que mantuvo a los asistentes pacientes, e incluso algunos se contagian del ritmo y bailan sin prejuicios. Meshuggah viene quemando los últimos cartuchos en la promoción de ‘The Violent Sleep of Reason’ del 2016, del que en su última visita nos quedaron debiendo algún adelanto.

La ceremonia se inicia con los pesados riffs de “Pravus”, perteneciente al excelente Obzen del 2008, somos absorbidos por una máquina generadora de incesante brutalidad polirrítmica. Que los suecos logren llenar cada vacío de un teatro que muchas veces ha dejado bastante que desear en cuanto a su acústica, habla del alto nivel con que Meshuggah trabaja para que el Coliseo suene al límite de la perfección, a pesar de que en un inicio la desgarrada voz de Jens Kidman no fue muy definida. Sin dejar respiro la banda nos ataca con “Born of Dissonance” de su última placa, y la locura se apodera del público en cancha, que se enfrasca en una ola de empujones y caos, atrapados por esta pieza que cae como una aplanadora sobre nosotros.  Luego vinieron unos minutos de incertidumbre, ya que el conjunto detiene por momentos el show, al parecer por problemas técnicos, que felizmente se solucionan y la vuelta es temeraria con “The Hurt that Finds you Fist” de Koloss, una inyección de velocidad de la que no te libras fácilmente.

El hecho de que la banda no escatime en el uso de tecnología de avanzada, hace que la experiencia en vivo de su música roce lo perfecto. El sistema de audio Fractal con su procesador de última generación es promovido por la banda como la solución perfecta para lograr el efecto deseado en vivo, omitiendo así el uso de amplificadores que probablemente no se ajusten a los objetivos sonoros de los suecos, y se agradece de sobremanera, porque si bien podríamos pensar que pierde en parte lo orgánico de la música en directo, la propuesta de Meshuggah va directo a generar un golpe certero a nuestros sentidos. La creación de distintas capas y métricas sincopadas, que el maestro de los tarros Tomas Haake domina a la perfección, en conjunto con el sólido Dick Lövgren en bajo, nos envuelven en un estado de placentera claustrofobia.

La sorpresa fue magnificente cuando luego de repasar “Rational Gaze”,  un salto en el tiempo, nos lleva a 1995, y del aclamado ‘Destroy Erase Improve’, la banda nos da un fuerte disparo en las entrañas con “Future Breed Machine”, la conciencia sobre nuestro futuro como seres humanos controlados se expresa musicalmente en una pieza vanguardista para el metal de la época, y que a más de veinte años de su nacimiento, se mantiene vigente y más brutal que nunca, en medio de las luces estroboscópicas que ciegan nuestras miradas, la revuelta es intensa en medio de la cancha del recinto que alguna vez acogió a mentes controladas por un grupo religioso.

Si la experiencia del Teatro Caupolicán fue imborrable el 2013, ayer viernes, en un teatro mucho más reducido, la energía acumulada pareció doblegarse entre  las almas deseosas de ser golpeados con este verdadero acorazado, pilares fundamentales de un estilo que revolucionó el metal en los noventa, cruzando barreras para llegar a extremos impensados, escapando de la zona de confort de muchas otras bandas que repitieron hasta agotar insosteniblemente la fórmula clásica del Death Metal. Los suecos ahondaron en la técnica y en la fusión de elementos más allá de lo obvio, y nutriéndose del síncope del jazz, la potencia del metal extremo, el riesgo absoluto de las vanguardias, experimentando con estructuras progresivas y letras repletas de alusiones filosóficas de nuestra existencia, han influido a una horda de nuevas agrupaciones. Pero ellos son los que han seguido dominando su legado, y de eso hemos sido testigos en este reencuentro en vivo con estos pioneros del metal contemporáneo. Quienes en cerca de hora y media, resumen certeramente su carrera con piezas como “By the Ton”, “Stengah”, “Straws Pulled at Random”, “Clockworks” y “Violent Sleep of Reason” que da título a la placa pretexto de este tour.

Intensos hasta agotar las energías de los asistentes, que sacan fuerzas para volver a la batalla campal con la tripleta obligada compuesta por  “Lethargica”, “Bleed” y “Demiurge”, antes de que la banda desparezca en el fondo oscuro, mientras nuestros oídos mantienen el zumbido de un muro arrasante de notas brutales, violentas y matemáticamente calculadas para remover nuestros sentidos. Tomas Haake lanza sus baquetas mientras el público se retira en calma, no hay intentos de pedir el regreso de la banda, lo vivido amerita un descanso, fuimos abatidos por el coloso sueco, que este sábado volverá a rugir en el centro de Santiago. 

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Esta noticia fue publicada por el área editorial de iRock.CL

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