Tankard en Chile
Invitados: Maniac Revenge – Bunker – Massive Power
20 de febrero 2016 | Club Kmasú Premiere
Review: Freddy Veliz | Fotos: Sebastian Dominguez (Necrosystem.cl)
Nueve años tuvieron que pasar para que los alemanes TANKARD regresaran Chile, y lo hicieron por partida doble, con un show en El Huevo de Valparaíso el viernes 19 y otro este sábado 20 de Febrero en Kmasú Premier, el actual templo del metal, lugar que concentra la mayor cantidad de conciertos del género.
Puntualmente a las 18:30 horas comenzó la apertura con las tres bandas nacionales. Los encargados de partir fueron los santiaguinosMANIAC REVENGE, el quinteto supo levantar a un reducido público que tempranamente se apostaba en la pista del recinto, con una potente actuación, digna de la verdadera fiesta de metal de vieja escuela que comenzaba, y que continuaría con la banda de Quilpué,BUNKER. El conjunto que lleva casi tres década en la carretera demostró su tremenda actitud y solidez en un show arrollador en el que repasaron parte de esa trayectoria que los catapulta dentro de las bandas thrash de mayor constancia en la región, el público así también lo entiende y responde como se lo merecen.
Desde la comuna de Maipú, MASSIVE POWER,quienes ya nos habían sorprendido hace un par de años abriendo a Exodus en el mismo local, volvieron a dejar bien puesto el nombre del metal de vieja guardia hecho en Chile con un demoledor show, que dejó la adrenalina a tope para lo que esperábamos.
Las luces se apagan y los alemanes, autodenominados los reyes de la cerveza, puntualmente a las 21:00 hrs. arremeten con el clásico “Zombie Attack” para que la revuelta que se había precalentado durante los números de apertura, se intensificara y diera rienda suelta a un mosh imparable. Comenzaba así un verdadero carnaval de thrash metal, intenso de principio a fin, con un set que repasó gran parte de estas tres décadas de historia. Una banda fundamental a la hora de repasar a los pilares del thrash alemán.
El carisma de Andreas “Gerre” Geremia en la voz, es lo que conecta a la banda con el público, el tipo, hace gala de un físico trabajado, al parecer, en medio de toneles de cerveza, y explota esa imagen con un muy buen sentido del humor, constantemente expone su abultada ponchera al público, golpeándola con el micrófono y sonríe, para continuar explayándose con su música que ha cruzado ya varias generaciones de metalheads.
Pocas bandas se pueden jactar de un recibimiento equilibrado de sus cortes clásicos con sus trabajos más recientes. TANKARD lo logra a cabalidad dado su capacidad para mantener su esencia por todos estos años, si bien la ovación se escucha fuerte con “The Morning After”, “Chemical Invasion”, “Alien” o Space Beer”, con piezas más recientes la respuesta del público no es menor, y así queda demostrado en “Stay Thirsty”, “MetaltoMetal”, “A Girl Called Cerveza” o “R.I.B (Rest in Beer)” por nombrar solo algunas.
Gerre como buen anfitrión, casi como si de un bingo se tratara, antes de ir con “Rapid Fire” sortea una lata de cerveza, regalo que se repetirá en más ocasiones en que volaron otras latas hacia la fanaticada, los reyes de la cerveza estaban frente a nosotros, y nos traían sus codiciadas cebadas. También los fanáticos responden lanzando un par de banderas, cojines del local, hasta un sostén negro hacia el escenario. Un desorden carnavalesco en medio de los enganchadores riff que provenían del talento de Andreas Gutjahr.
Susto se llevó la producción, la banda y por supuesto el público cuando un corte eléctrico llevó todo a negro en medio del punto más intenso de “Die with a Beer in your Hands”, felizmente el temor fue breve, y las luces y el sonido vuelven, al igual que los músicos, que deciden repetir desde el principio (aunque con notorios problemas en el sonido) el corte perteneciente al álbum Beast of Bourbon del 2004. Paulatinamente el show se fue normalizando, problemas con uno de los retornos fueron solucionados rápidamente, para proseguir con una caldera que no alcanzó a apagarse. La energía que emanan los germanos se debe a su perfecta mezcla de la fuerza incontenible del metal, con una buena dosis de rítmicas y suciedad provenientes de sus influencias directas del hardcore punk. Todo bien ajustado para desatar una constante reacción del público.
En medio de toda esta real entrega de la banda, Gerre sorprende a una fanática y la invita al centro del escenario, la chica aprovecha de tomarse una selfie, y Gerre la sostiene para invitarla a un baile introductorio para”Chemical Invasion”. Todo podía pasar en esta presentación, que finaliza con “(Empty) Tankard”, el himno por excelencia de la banda, que es coreado por un batallón de almas empapadas en sudor y una que otra cerveza que voló por los aires.
Un encuentro con las raíces más desordenadas del thrash metal, esas que buscan el camino hedonista para disfrutar la vida, las mujeres, el alcohol. El carrete en su máxima expresión se expone en gran parte de los contenidos líricos de la banda. Pueden sonar bastante básicos, e incluso pegados en letras propias de un grupo de adolescentes. Una imagen que ellos se crearon y han mantenido hasta ahora, cuando bordean los 50 años de edad, siguen encarnando al chico quinceañero que vive al límite, pero a sus seguidores poco les importa, e incluso se agradece esa consecuencia y honestidad que los caracteriza. Lo de este sábado fue una invitación a desempolvar las mezclillas tapizadas en parches, a internarse en un moshpit, azotar al aire las cabelleras, a beber y sentir que la vida hay que disfrutarla, y si es con un buen sentido del humor y los más etílicos placeres, no hay nada que nos detenga.
