El legendario grupo estadounidense desplegó en Movistar Arena un espectáculo donde la calidad, el virtuosismo y la conexión con el público marcaron una noche inolvidable.
Anoche, el Movistar Arena fue el epicentro de un derroche de talento y virtuosismo cuando Toto, una de las bandas más completas y respetadas del mundo, se presentó ante un público que vibró con cada nota. Sin pausas ni encore, el grupo entregó un setlist que combinó éxitos inmortales, piezas instrumentales de alto nivel y homenajes cargados de clase, consolidando su estatus como referentes indiscutibles de la música.
Desde el arranque con ‘Girl Goodbye’ hasta el cierre con la icónica ‘Africa’, Toto evidenció por qué su legado sigue vigente después de más de cuatro décadas. El repertorio incluyó temas esenciales como ‘Hold the Line’, ‘Rosanna’ y ‘Georgy Porgy’, junto con interpretaciones sorprendentes como su versión de ‘Little Wing’ de Jimi Hendrix y ‘With a Little Help From My Friends’ de The Beatles, en las que el grupo demostró su dominio de diversos géneros con una soltura propia de su indiscutible talento.
La interacción entre los músicos fue un espectáculo en sí mismo. Greg Phillinganes, tecladista de excepción, se lució en un solo donde se entretejieron fragmentos de ‘I Won’t Hold You Back’ y ‘Child’s Anthem’, mientras el baterista Shannon Forrest ofreció un solo dinámico y energético. La banda no solo es una máquina de precisión musical, sino también un conjunto humano que irradia calidez: Steve Lukather, con su característico humor y virtuosismo en la guitarra, y Joseph Williams, con una interpretación vocal impecable, lograron que cada asistente se sintiera parte de la experiencia.
El concierto destacó la versatilidad de la banda, no solo por su maestría en cada instrumento —con líneas de bajo contundentes, armonías vocales perfectas y un impecable trabajo de percusión—, sino también por la emoción que imprimen en cada interpretación. ‘Pamela’, ‘Stop Loving You’ y ‘I’ll Be Over You’ resonaron con una intensidad y elegancia que solo pueden lograrse después de años de experiencia y un compromiso absoluto con la excelencia artística.
Además de la música, Toto mostró una conexión genuina con el público chileno, agradeciendo constantemente y compartiendo momentos de camaradería que hicieron de la noche una celebración de la música en su forma más pura. Su capacidad para hacer accesible lo extraordinario —ese balance entre la perfección técnica y la emoción sincera— es lo que los convierte en verdaderos titanes del escenario.
Cuando el último acorde de ‘Africa’ llenó el recinto, quedó claro que Toto no solo tocó canciones; ofrecieron una cátedra de música, un despliegue de arte sublime. Una vez más, demostraron que no hay límites para su talento y que, en el universo musical, ellos ocupan un lugar en las constelaciones más altas.
by @marcela.cubilloshevia
Fotos: @el.eme @lotuscl