A diferencia de los últimos conciertos de la escena emo que se han llevado a cabo en nuestro país, los rostros que componían el espacio del Teatro Coliseo lucían evidentemente jóvenes, a excepción de algunos infaltables elder emo, y que se notaban expectantes e impacientes para recibir a Black Veil Brides.
Es quizá por eso que la presentación de apertura encomendada a CHANCES estuvo marcada por unos sutiles headbanging en la que el público, de manera bastante calmada, disfrutaba sus canciones. No se trata, bajo ningún aspecto, de una mala recepción hacia la banda, sino más bien parecía ser una sabia elección de ahorrar energías para lo que anticipaban que se vendría durante la próxima hora.
Quedando tan solo minutos para el anhelado regreso, bastó un pequeño y breve soundcheck para alborotar a la audiencia. Finalmente las luces se apagaron en una agónica e interminable espera que se prolongó durante el, objetivamente eterno, intro de Sweeney Todd que daría el paso a la entrada de los miembros al escenario.
La tensión se incrementó gradualmente hasta que culminó con el inicio de Crimson Skies, en la cual los fanáticos soltaron toda amarra de autocontrol para liberar el máximo de su energía y desatar una absoluta locura. El nivel de cantos, saltos y emoción dejó impactado desde el primer segundo a los artistas, quienes se mostraban abrumados e increíblemente felices por el recibimiento.
Este nivel de entusiasmo y éxtasis se mantuvo sin pausa ni respiro durante todo el trayecto desde Rebel Love Song hasta Scarlet Cross, y que debió ser abruptamente cortado durante alrededor de 10 minutos. Debido a la innata naturaleza de ser joven y atrevido, las barricadas estaban al borde del colapso, junto con más de un fan que debió ser socorrido y sacado en brazos desde el frenético espacio que estaba dándose en medio de la cancha.
Durante el acontecimiento se pudo ver al frontman, Andy Biersack, preocupado, sin saber cómo ayudar e inquieto por la seguridad propia y de sus seguidores. La instrucción desde producción era simple: dar dos pasos atrás. Pero la rebeldía de aquellos que se rehusaban a alejarse de su lugar mantuvo el show detenido de manera innecesariamente prolongada, lo que terminó por gatillar la molestia de Platea, que fueron los encargados de comenzar a gritar lo suficiente como para que finalmente se corrieran.
El show continúa con Torch, por este momento, y únicamente por éste, los ánimos se calmaron, y no por opción propia. No se movió un alma, todos parecían maniquíes tratando de quedarse lo más estáticos posibles. Era un precio que estaban dispuestos a pagar.
Un breve descanso ocurre durante el drum solo de CC acompañado del soundtrack de Space Odyssey (1968), algo que no resulta extraño conociendo el lado cinéfilo de Biersack. Las canciones siguientes no logran contener más la pasión ferviente del público y el caos vuelve a reinar. La fiesta se retoma con Knives And Pens en un festín para los emo de todas las edades, siendo el punto en común para el disfrute generalizado.
Terminan y se despiden, por ahora. El ‘¡no nos vamos ni cagando!’ inunda en ecos el lugar. Retornan para dar el cierre apropiado a tan esperado concierto y deleitan con los temas más icónicos. Un emotivo pseudo acústico de Lost It All, con violinista incluido; un movido y entusiasta Fallen Angels y un cierre épico con In The End, en el que los fans se la jugaron con una caída orquestada de globos rojos y negros que pusieron el toque final en lo que fue una noche destacada por la dedicación y lealtad de un público a la música que les toca el alma.
Lo cierto es que la velada fue más bien dirigida por la audiencia y acompañada por Black Veil Brides. Existe una cierta disposición y entrega que sólo los más jóvenes pueden generar. No es una comparación en términos de calidad de público, puesto que dicha entrega es característica de todo fan chileno de metal, pero sin lugar a dudas hay una vitalidad que le pertenece exclusivamente a la juventud y que se debe reconocer como tal. El recital no hubiese sido el mismo sin todos esos jóvenes que derramaron su corazón en aquel lugar, y que es necesario establecer, son la generación que mantendrán al metal con vida.
No es momento de debatir sobre que esto no es metal. Lo cierto es que la música de Black Veil Brides es parte de la escena, independiente de las opiniones ajenas, y que es una fuerte puerta de entrada para las generaciones que comienzan a familiarizarse con este género. Con una puesta en escena simple, más no con la intensidad de sus canciones, la evidente mejora en técnica vocal del cantante, y la calidad sonora, BVB se establece como uno de los shows más motivados en lo que va del año.
Hay que ser cuidadosos con las almas más pequeñas que están comenzando a disfrutar de este estilo de vida llamado metal, y no alejarlos ni reprocharlos por sus elecciones musicales, pues al fin y al cabo, son parte de la comunidad y sin lugar a dudas aportan el elemento crucial de la llama viva y vigorosidad de la juventud.
SETLIST:
- Crimson Skies
- Rebel Love Song
- Wake Up
- Nobody’s Hero
- Devil
- Scarlet Cross
- Torch
- Drum Solo (CC)
- The Legacy
- Perfect Weapon
- Knives And Pens
- Lost It All
- Fallen Angels
- In The End