Por @litta_
La banda nacional Consequence of Energy es uno de los artistas confirmados para Lollapalooza Chile 2026. Con un sonido que mezcla riffs afilados, pulsos industriales y una energía en vivo que no deja sobrevivientes, el quinteto llega al festival en un momento clave de su carrera. La banda se prepara para mostrar su propuesta en uno de los escenarios más grandes del país.
En esta conversación, exploramos qué significa para ellos dar este salto, cómo han vivido la evolución de su música y qué pueden esperar quienes los verán por primera vez en el Parque O´Higgins.
En su nuevo sencillo “Into The Void” han incorporado una estética bastante cinematográfica que incluso incluye al actor Marko Zaror, rodando en Pichilemu. ¿Qué fue lo más emocionante y lo inesperado que sucedió durante la filmación del videoclip?
Lo más emocionante fue ver cómo una idea que nació desde nuestro interior y desde nuestros traumas terminó convirtiéndose primero en una canción y luego en una experiencia visual cinematográfica y tangible, con un equipo enorme y con Marko Zaror dándole vida a un personaje simbólico, una especie de carcelero que representa a esas fuerzas internas que nos atan y nos impiden avanzar. fue algo poderoso.
Dentro de las cosas inesperadas que sucedieron durante la afirmación fue que ya teniendo a todo el equipo ahí se nos ocurrió la idea de grabar otro videoclip durante el mismo fin de semana y al ver que todo el equipo se motivó, simplemente fuimos adelante. Fue una locura toda la energía y creatividad que se generó, así que en ese fin de semana no sólo rodamos un solo videoclip, sino dos.
Este tema es parte del álbum de debut We Are One, que habla de dualidades como vida/muerte, luz/oscuridad. ¿Cuál fue el momento más “oscuro” o “luminoso” para ustedes durante la creación de ese concepto y cómo lo reflejaron en la música?
Creo que los momentos más oscuros para cada uno de nosotros ocurrieron justo antes de comenzar a componer el disco. Estábamos atravesando procesos personales intensos, con muchas preguntas y poca claridad. Fue precisamente desde ese lugar que nació la necesidad de crear. “We Are One” comenzó como una forma de canalizar todo eso y transformarlo en algo con sentido.
Durante el proceso de composición fuimos desplegando esa energía, dándole forma a través de la música. Cada canción se convirtió en una parte del viaje: entrar en la oscuridad, enfrentarte a ella, y encontrar una salida hacia la luz. En ese recorrido descubrimos que el disco no solo hablaba de dualidades externas, sino también de nuestra propia transformación.
Al final hacer este álbum fue para nosotros un proceso de sanación y esperamos que para la gente sea lo mismo al escucharlo.
Han trabajado con un equipo técnico de lujo, producción de Garth Richardson, mezcla de Dave Schiffman, masterización de Howie Weinberg… ¿Qué fue lo que más les impactó de esa experiencia y cómo cambió la forma en que ven su propio sonido?
Lo que más nos impactó fue su forma de trabajar: una combinación de precisión, disciplina y pasión absoluta por la música. Vinieron literalmente a dar una cátedra sobre cómo se hace un disco al más alto nivel. Nos mostraron que siempre se puede ir un paso más allá, ser más meticulosos y más exigentes hasta llegar a una coherencia mucho mayor con la visión artística.
En casi treinta años de carrera en distintos proyectos, nunca habíamos vivido una experiencia de producción tan profunda y transformadora. Verlos trabajar fue entender por qué están en el lugar que están: Son maestros que dominan su oficio y transmiten una energía que eleva a todo el equipo involucrado.
Su influencia no solo marcó el sonido del álbum, sino que cambió por completo nuestra forma de trabajar tanto en la banda como en Los Lobos Records.
Su primer sencillo “Freedom” logró entrar al Top 10 de los Greatest Gainers en el mercado rock de EE.UU., un comienzo muy potente. ¿Cómo se vivió esa experiencia, entre mantener su identidad chilena y su raíz underground vs abrirse al mercado internacional? ¿Era algo qué tenían como meta?
Fue una sorpresa para nosotros, algo que sinceramente no esperábamos. “Freedom” nació desde un lugar muy genuino, sin pensar en estrategias ni en cómo podría resonar afuera. Por supuesto que siempre buscamos que nuestra música llegue lo más lejos posible, pero lo más importante para nosotros ha sido mantener nuestra identidad, nuestras raíces y esa energía cruda que viene con el propósito de entregar un mensaje.
Ver que una canción creada desde esa honestidad logra conectar con el público internacional y alcanzar el Top 10 en el mercado rock de EE.UU. fue un momento muy especial. Más que una meta, lo sentimos como una confirmación de que cuando haces algo real, logras conectar con la gente, sin importar el idioma o el lugar. Fue una motivación enorme para seguir expandiendo nuestro mensaje al mundo.
Hablemos de su próximo show en Lollapalooza Chile, ¿tienen alguna sorpresa preparada para el público local? ¿Hay alguna canción que aún no hayan tocado en Chile y que estén ansiosos por presentar?
Tenemos preparadas varias sorpresas que estamos seguros van a entusiasmar al público. Este show en Lollapalooza es muy especial para nosotros, no solo por la magnitud del festival, sino porque queremos conectar y pasarla increíble con toda la gente que esté ahí.
El set incluirá algunas canciones que todavía no hemos tocado en vivo en Chile, y eso nos tiene muy ansiosos. Poder presentarlas en un escenario como Lollapalooza, frente a nuestra gente, es algo que soñamos desde el inicio.
Lollapalooza es uno de los festivales más importantes del mundo, y formar parte del line-up 2026 es un honor. Nos sentimos profundamente agradecidos y con muchas ganas de entregar un show potente, con toda la energía que caracteriza a la banda.
En la industria del rock-metal hay tantas historias de luchas, sacrificios y triunfos. ¿Podrían compartir una anécdota divertida o extraña del proceso de composición o ensayo que hoy, a la distancia, les saque una sonrisa?
Claro, hubo muchos momentos divertidos durante todo el proceso, pero hay uno que siempre recordamos con una sonrisa. Justo un par de días antes de que Garth y Dean llegaran a Pichilemu para comenzar la grabación, apareció en la puerta de la casa de Mike (nuestro vocalista) una pequeña perrita cachorra. Se quedó ahí, mirándonos todo el día como si supiera que tenía que ser parte de esto, por lo que la adoptamos, y desde ese momento se convirtió en parte del equipo. La llamamos Nala y fue la sensación durante la grabación: llena de energía, cariñosa y siempre presente en el estudio. De alguna manera, aportó una luz y energía. Es nuestra Rock Dog.
Desde sus comienzos en la escena chilena hasta ahora, ¿cuál consideran fue su “punto de quiebre” espiritual o artístico en el que dijeron “esto ya no es juego, esto es serio y vamos con todo”? ¿Qué lo activó?
Creo que desde la primera vez que nos juntamos a tocar hubo algo especial, una energía distinta que nos hizo sentir que esto no era un simple experimento. Desde los primeros ensayos sabíamos que había una conexión real que iba más allá de lo musical.
Al principio éramos tres, luego cuatro, y cuando finalmente llegó Amaru (nuestro baterista) y ensayamos por primera vez con la formación completa, fue un momento clave. Ahí entendimos que esto tenía un destino propio. La química fue innegable, y todos sentimos la certeza de que esto tenía que ir enserio.
Finalmente, mirando al futuro, aparte del álbum y el festival, ¿qué desafío fuera de lo convencional o meta casi imposible tienen como banda que les encantaría cumplir dentro de los próximos dos años (álbum, gira, colaboración, formato visual, etc.)?
Creemos firmemente que nada es imposible. Todo lo que mencionas, un nuevo álbum, una gira internacional, colaboraciones con artistas que admiramos y una experiencia visual potente están dentro de nuestros planes. También es parte de nuestro desafío seguir creciendo sin perder la esencia, mantener viva la conexión entre nosotros y con la gente que nos escucha.
Queremos que cada proyecto que venga, ya sea un disco, un show o una colaboración, sea una extensión auténtica de lo que representa We Are One.
En los próximos dos años queremos llevar ese mensaje lo más lejos posible. Soñamos con crear algo que trascienda lo musical y se convierta en una vivencia completa, una invitación a sentir, conectar y despertar.



















