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Blues / Soul

Live Review | EL CRUCE: Un regreso necesario

El Cruce se presentó en un Teatro Cariola repleto de seguidores, que además disfrutaron de la música de Kuervos del Sur

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11 de marzo 2017 | Teatro Cariola

Nota: Freddy Veliz O. | Fotos: Cristian Carrasco 

 

A comienzos del año 2012, una noticia golpeó fuerte a la música chilena, en especial a los fieles seguidores de El Cruce, la agrupación, por medio de su líder Felipe Toro, anunciaba la disolución indefinida del conjunto que durante doce años cautivó con una propuesta centrada en el blues rock, pero con detalles que la diferenciaban de una banda de blues tradicional, sus letras, algunas métricas en los arreglos, y/o la inspiración natural de sus músicos, la convertían en algo propio de nuestro país, era blues chileno, en definitiva, como la misma banda se autodenominó: Blues Criollo.

Han pasado cinco años desde esa noticia, Felipe y Claudio “Bluesman” Valenzuela, continuaron ofreciendo shows acústicos como dúo con Toro & Bluesman, luego el vocalista y guitarrista forma su banda Sangre de Toro, y recientemente Claudio, se embarca en un proyecto con la súper banda MilfHunter. El Cruce continuaba en la memoria de miles de seguidores que esperaban un pronto regreso. El que tuvo algunos guiños con esporádicas presentaciones como en Bar de René o La Batuta.

Este 2017 la vuelta definitiva se hace realidad y la banda anuncia un concierto en grande, para el pasado 11 de marzo en el histórico Teatro Cariola de calle San Diego, uno de los centros neurálgicos de la música en vivo de la capital.

Para esta importante fecha, la banda tuvo de invitados a los curicanos Kuervos del Sur, agrupación que se ha convertido en un número obligado para cualquier seguidor del rock chileno,  para muchos, la apuesta más interesante del actual circuito local, y así quedó demostrado desde que subieron al escenario a las 21:00 horas en punto.

Frente a un teatro repleto, Kuervos del Sur, con algunos problemas en el sonido al partir (dados por la mala acústica del recinto), nos envuelven en su propuesta musical, que ha ido tomando bastante fuerza, sumando seguidores que se han aprendido sus canciones y no dudan en corearlas en cada presentación. Esta no fue la excepción, y si bien el show estaba centrado en el regreso de El Cruce, la banda compuesta por Jaime Sepúlveda, Jorge Ortíz, Pedro Durán, César Brevis, Gabriel Fierro y Alekos Vuskovic se adueñan del escenario y nos hacen sentir que era un show exclusivo de ellos, una suerte de deja vu a su recordada presentación de agosto del 2016 cuando lanzan su elogiado álbum El Vuelo del Pillán, disco en el que se centró gran parte del set presentado, iniciado con “Vagabundo” y seguido rápidamente por la potente “Aves del Mal Agüero”, es increíble como el conjunto ha ido impregnando su música en el inconsciente de los que siguen su carrera, muchos de los cuales comparten con los anfitriones de la jornada.

En vivo Kuervos del Sur, logra transmitir emociones con sus bien trabajados arreglos, que invitan al público a saltar, cantar, sacudir sus cabezas o levantar sus brazos para empuñar las manos o seguir con las palmas cada compás. Temas como “El Árbol del Desierto”, “La Casa del Mañana” o la punzante “El Indio” solo avalan lo que narro, el público conecta con cada mensaje y línea, muchos de los presentes quizás nunca habían visto a la banda en vivo, pero se suman y participan de esta mágica representación de nuestras raíces en clave rockera. Kuervos del Sur ya se han instalado como referentes con canciones tan apreciadas como “Enredadera”, “Cenizas” o el sencillo “Los Cometas” del que nos hacen recordar la grabación del video con celulares por parte de los que vivieron su anterior jornada en el mismo teatro el año pasado. La banda oriunda de la séptima región va creciendo y aferrándose cada vez más a la historia musical chilena.

Rápidamente  se cierra el telón, y las ansias por volver a tener en un show de alta convocatoria a los anfitriones, se comienzan a sentir en el ambiente. Es difícil expresar el sentimiento que embarga ver a un público responder de tal manera ante bandas chilenas. Constantemente vemos lo difícil que es para los artistas nacionales convocar público, cuando esto sucede las esperanzas de que se puede lograr afloran en nuestras reflexiones, son pocas las agrupaciones que pueden cantar victoria, felizmente las dos bandas que compartieron este escenario pueden sacar cuentas positivas al respecto.

Siendo las 22:25 horas, El Cruce en pleno aparecen desde un costado del escenario, emergiendo desde el público, Felipe Toro en voz y guitarra; Claudio “Bluesman” Valenzuela en armónica y coros; Jorge Quinteros en batería; Eduardo “Negro” Silva en bajo y Gustavo Albuquerque en teclados arremeten con “Tengo un Montón de Plata” para volcarnos luego a “Santiago de Chile” nueva canción, de ribetes rockeros y que hemos oído últimamente en radios. El regreso de la “bandita amiga” tal como lo habían prometido fue de niveles extraordinarios, la preocupación por entregar un show completo, donde ningún detalle quedaba al azar estaban a la vista. De fondo una pantalla de cinco paneles verticales sugería visuales que entregaban distintas atmósferas, complementadas con una buena iluminación y una puesta en escena que demuestra el profesionalismo con el que la banda trabaja.

Puede ser que El Cruce se haya tomado un receso, pero nunca desaparecieron, su música siempre ha estado vigente en los oídos de sus seguidores, y su catálogo de clásicos es claramente uno de los más contundentes de banda alguna en nuestro país. Eso se confirma al oír las mas de mil voces coreando verdaderos himnos junto a la inconfundible y potente voz de Felipe Toro, quien con su guitarra nos hace rememorar a los más grandes representantes del rock y el blues, un sello que inevitablemente nos remite a influencias como Led Zeppelin o Albert Collins por nombrar algunos.

“Yo No Quiero Prensa”, “Me Gustan Todas”, “Billetera o Puñalada” son parte de una primera sección que demuestra la vitalidad y vigencia del quinteto en su lado más crudo. Luego vuelven con la destacada cantante Niff de la Fuente en coro y un trío de vientos, que terminan potenciando magistralmente el espectáculo que nos ofrecían. Clásicos como “A Encender el Blues”, “Su Servidor”, “La Gata” y la cuequera “No Dejaré de Pelear” se entremezclan con nuevas obras como “Ahora Solo Quiero Olvidarla” o “El Almacén de mi Vecino” que develan una amplitud de sonidos volcados hacia el soul y el funk, señales positivas de que la creatividad y evolución del grupo están vivas.

La noche se venía larga, y un intermedio nos da un pequeño respiro, donde en una acertada iniciativa, por medio de las pantallas nos proyectan parte de la prueba de sonido, el ingreso del público y a los integrantes de la banda agradeciendo y saludando a sus admiradores, un elemento visual que hizo más ameno el paso de los minutos para el regreso de la banda al escenario. Felipe como buen frontman lució distintos vestuarios, siempre cercano e interpretando con pasión y desplante, ejecutando solos de guitarra que como buen bluesero logran tocar el alma, sus compañeros de banda tampoco se quedan atrás, al contrario, cada uno se potencia con un despliegue cimentado en un fiato de años tocando juntos. El tecladista brasilero Gustavo Albuquerque es el más reciente miembro, deslumbrando con la compenetración que ha logrado en el conjunto, luciendo un talento que añade nuevos aires al sonido de El Cruce.

Al parecer la banda no quería dejar tema fuera del set, extendiendo su show por cerca de dos horas y media, cada clásico, impregnado en la memoria colectiva de los que ahí estaban, se iban sumando a una celebración que ya se convertía en inolvidable, y así constantemente lo hizo saber Felipe frente al micrófono. La emoción era incuestionable mientras nos seguían sumergiendo en clásicos infranqueables como “Todo Se Devuelve”, la personal versión de “Dicen que soy Borracho” original de Tito Fernández, “La Chinita y Yo”, “Galán”, “Blues para un Amigo” dedicada por Felipe al folclorista Ángel Parra fallecido el mismo día, la declaración de principios de Claudio Bluesman con “Mi Moto y un Blues”, un clásico como “Me Tienes Loco” o la presentación de “Jenni”, canción en clave country, que será parte de la nueva producción que se espera para este año.

Para el final, uno de los momentos más emotivos que recuerdo en un show en vivo, la invitación del coro Femme Vocal para interpretar la bella “Niña de la Lluvia” y “Blues al Desaparecido” nos elevaron hacia momentos inspirados en el gospel, que crearon una atmósfera conmovedora, la música logra esos trances que quisieras atesorar por siempre. El Cruce logró transportarnos y celebrar una fiesta necesaria, para sus seguidores y para la música chilena, que clama por una escena verdadera, por valorizarnos como cultura y de una vez por todas entender que tenemos una riqueza musical en nuestra tierra que merece mayor atención.

El Cruce junto a Kuervos del Sur desde la independencia han podido crecer y cautivar a gran cantidad de público, y no ha sido al azar, lo que ellos entregan es un espectáculo integral, donde confluye la música, la pasión y la preocupación por una puesta en escena con altura. Buenos bríos veo en este regreso, mientras más bandas como ellos aparezcan en Chile, a más grandes cosas podemos aspirar, ahora a concentrarse en lo nuevo que viene, que al parecer trae muy gratas sorpresas.

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Noticia publicada por el área editorial.

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