Nota: Freddy Véliz Foto: gentileza de Ramón eMe Gómez
Debieron pasar nueve años para tener de vuelta en Chile a Living Colour. La banda se presentó el año 2009 en un teatro Teletón a medio llenar, con un gran concierto, pero dejó ese sabor a duda respecto de un pronto regreso. El 2013 llegaron a Sudamérica pero no pasaron por nuestro país, lo que confirmaba nuestros temores respecto de si sería factible un nuevo concierto en Chile de los comandados por el eximio guitarrista Vernon Reid. Los fantamas de esa última presentación se diluyeron con el concierto que anoche brindaron los neoyorquinos en Multiespacio La Cúpula del Parque O”Higgins, frente a unas mil personas que repletaron el lugar y fueron testigos del poder de una de las bandas más importantes de fines los ochenta y gran parte de los noventa.
Cuando Living Colour cruzó las fronteras para salir al mundo con su primer largaduración hace treinta años atrás, lo primero que llamó la atención, aparte del sello musical que imponían desde un comienzo, fue el hecho de lo poco convencional de su line-up, conformado por músicos estrictamente de raza negra , haciendo rock, metal y un eclecticismo fastuoso hacia distintas corrientes. En 1993 pisaron por primera vez suelo chileno, y ahora, 25 años después llegaron por cuarta vez a nuestro país, y demostraron estar en gran forma, como si los años no pasaran por encima de ellos, claro, probablemente físicamente no están para realizar un despliegue como los de antaño, pero su impronta y calidad instrumental se mantiene en alto.
Cuando de fondo comienza a oírse el clásico de Van Halen “Runnin’ With the Devil”, el público estalló en una ovación para recibir a estos gigantes afroamericanos. Vernon Reid, slide en mano, nos sumerge con “Who’s That” como intro para el cover a Robert Johnson “Preachin’ Blues” incluido en su última placa de estudio titulada “Shade” y editada en septiembre del 2017. Un sonido ensordecedor, que en algunos pasajes impedía deducir algunos riffs, Vernon goza al parecer haciéndonos reventar nuestros oídos, por su parte Corey Glover, de colorido traje de etiqueta, demuestra su calidad como frontman y cantante, una voz de amplio registro que por momentos conmociona.
El concierto fluye en un recorrido por clásicos como “Middle Man” que sonó explosiva, pero extremadamente saturada, el recinto es demasiado pequeño para optar por elevar tanto los decibeles, sin embargo, al público parece no importarle y se deja acribillar por una tormenta de riffs, los certeros y sincopados golpes de Will Calhoun en la batería, y el lucimiento impresionante de Doug Wimbish en las cuatro cuerdas. Se continúa revisando parte de “Vivid” (1988) con “Desesperate People” y la rapeada “Funny Vibe”, para volar al presente y de ‘Shade’ extraer “Freedom of Expression”, con el público instado por Reid a corear un simple Yeah!, un corte que nos recuerda esas canciones soul de antaño, como si Otis Redding se reencarnara en Glover, pero con el ingrediente rockero del sonido actual, el ambiente ya estaba transformado en una gran fiesta.
Los músicos conversan entre sí, bromean y distienden la velada como si de una junta de amigos se tratara. Living Colour mantienen esa esencia underground, en un show que bien podría ser presenciado en un pequeño club neoyorkino, desde donde sin ir más lejos, ellos se iniciaron y fueron presenciados por Mick Jagger que los ayudó a salir al mundo. Un conjunto que logra aunar esos sonidos que emparentamos con el pueblo afroamericano como el funk, el hip hop, el blues, el soul o el jazz. Lo particular de esta banda es que, a diferencia de Faith No More o Red Hot Chili Peppers, esa fusión de estilos les nace de forma natural, no es forzada, sino que fluye en sus ideas como la misma sangre de la que proviene.
Fueron algo más de dos horas de un reencuentro con clásicos como “Auslander” del álbum ‘Stain’ (1993) y que nos tomó por sorpresa, debido a que no se incluía en los sets de su periplo sudamericano. “Memories Cant’ Wait” original de Talking Head, “Ignorance is Bliss” y “Who Shot Ya” solo remarcan ese transversal cruce de estilos característico del conjunto. Cada uno de los miembros desarrolla una eximia ejecución, y se ve plasmada en la conexión implícita entre ellos cuando improvisan y extienden en jams que generan la admiración de la audiencia.
Uno de los momentos más emocionantes se da con “Open Letter (To a Landlord)” con Corey Glover haciendo gala de su carisma y gran condición vocal, sacando aplausos instantáneos, el groove que genera este clásico de su discografía se contagia en un público rendido ante la calidad de la agrupación, que deja el espacio a Wimbish para mostrarnos en solitario “Swirl” una extraordinaria composición en bajo, utilizando una infinidad de recursos técnicos extrayendo de esas notas graves el feeling necesario en un solo pocas veces apreciado en artista alguno, antes de seguir con cortes como “Glamour Boys” pegada a “Love Rears Its Ugly Head” y “Elvis is Dead” con un pequeño guiño a “Hound Dog” de Elvis Presley, con el que Glover baila irónicamente, generando uno de los momentos más encendidos, proyectándose a la conocida “Cult of Personality” y esa masa thrashera titulada “Times Up” con el público envuelto en un mosh que los cambios rítmicos transforman en un acto intermitente.
Hacia el final, Will Calhoun se toma el escenario en un extenso solo de batería, utilizando distintos instrumentos percusivos que le dan un cariz amplio en mixturas, antes de dar los primeros toques a “Rock and Roll” el incombustible clásico de Led Zeppelin, con el que se despiden en una jornada impecable, una verdadera fiesta de reencuentro con una banda que mantiene la frescura de antaño, siempre conscientes de su rol artístico y de incisivos mensajes sociales, políticos y raciales. No hay banda que se le parezca, ellos tocaron la cima y se mantienen bajo un perfil fuera de las luminarias y los brillos de un rockstar, su humanidad se percibe en un concierto entregado al máximo, despidiéndose en la barricada extendiendo la mano hacia sus fanáticos y dejando la impresión de que volverán más pronto de lo que esperamos esta vez.