El esperado regreso de Animals As Leaders a Chile se veía emocionante desde un comienzo, con mucha expectativa, con la gente llenando La Cúpula del Parque Ohiggins desde temprano, pero sin imaginar el verdadero desmadre que quedaría, así que, mejor, vamos por parte.
El encargado de abrir la noche fue el gran Koke Benavides, eximio guitarrista, miembro de Octopus y con una destacada trayectoria tanto de intérprete, como de compositor solista. Se hizo acompañar por el siempre rutilante baterista Pablo Martínez, ex All Tomorrows, quien fue su mejor escudero.
La actuación se llenó de tapping, slaps y otras técnicas que han llevado a Koke a estar a la vanguardia en el mundo de la guitarra y el rock y metal instrumental, lo cual viene desarrollando desde que era un ya un notable guitarrista en los soberbios Octopus, donde nadie se hubiera extrañado si hubiese seguido haciendo lo mismo, pero él decidió avanzar y sacarle el jugo completo a su instrumento. La noche tuvo, además una canción nueva, que fue hecha entre ambos, Koke y Pablo, y que aún no ha sido estrenada. Dinámica y potente, fue de lo mejor de su set. Pablo deleitó con sus golpes, en versión solo y en versión acompañamiento, formando el complemento perfecto a tal nivel de canciones. Aplauso cerrado.
Lo mencioné antes, y es que no era nada extraño que el ambiente comenzara a prenderse esperando a Animals As Leaders, con gritos y silbidos cuando ya estábamos en la hora. Pero lo que se vivió después superó toda expectativa para un show con tal nivel técnico. Y claro, hay mucha técnica, pero también pasión metalera máxima. La partida fue con “Tooth and Claw” del disco “The Joy of Motion”. La pasión comenzó a desbordarse, aun cuando el sonido distaba del óptimo aún. Con el pasar del tiempo se fue entendiendo mejor, ya que al principio todo estaba muy contenido y comprimido. La banda se despliega y vemos a un Tosin Abasi carismático, comunicativo, que cabecea y toca de mil maravillas. Y es que Animals As Leaders ha hecho carrera en ir un paso adelante, incorporando técnicas y creando sonidos alucinantes, con un tapping que es marca registrada, y una conjugación con Javier Reyes que hace obviar el hecho de que la banda no tenga bajista.
En “Arithmophobia” Matt Garstka se luce y en la siguiente queda realmente la grande (¿o deberíamos decir “la cagá”?) con toda la cancha saltando, gritando y hasta haciendo mosh, lo cual nunca había visto en un espectáculo de metal instrumental y mucho menos djent, con los consabidos cambios de rítmica que trae. Impresionante. La banda se luce en todo sentido, pero el público hizo del show una fiesta y fue el complemento perfecto. Incluso se seguían ciertas líneas melódicas con la voz, como si de un himno de Maiden se tratara.
Para Tosin Abasi cambia su guitarra por una Earnie Ball, y dice que cambiarám la vibra a algo más tranquilo. Su guitarra oficial es la Abasi Concepts Guitar y es una muestra más de lo jugado que es, trabajando e innovando en lo que le apasiona.
“Micro-Aggressions” de su disco 2022 “Parrhesia” los muestra en una soltura y disfrute notorios, con una sección que convirtió el sonido en una Macro Agresión, con la bestialidad del death metal y otro más de los incontables mosh en cancha. Javier Reyes se pone al micrófono y dice “esta es la segunda vez que venimos y coño… fuck!” presenta “Woven Web”, y la euforia no para, menos con Javier casi abrazando al público de lo cerca que se puso. “Monomyth” dice cerrar todo, pero falta el bis, con la genial y exitosa “CAFO”. Ahora sí la noche acaba, y la felicidad no se va de las caras de nadie, ni de público ni de banda. La pasión desbordada fue absolutamente insana e inolvidable para cualquiera que estuvo presente, incluidos músicos y staff, que cada cierto rato hacían tomas al espectacular ambiente, sólo por si quedar grabado en la memoria no basta. Marcado a fuego.
Fotos: Andie Borie
