Nota por: Freddy Véliz
Luego de la cancelación del esperado festival Cl-Rock, los fanáticos de las agrupaciones que componían el amplio cartel, vivieron días de angustia al enterarse de que sus artistas favoritos no llegarían a Chile, pero en una jugada maestra de algunas productoras, se pudo rescatar ciertos nombres, y en tiempo record, agendar conciertos para este fin de semana, minimizando así los perjuicios provocados por la suspensión del magno evento que se realizaría en el Hipódromo Chile.
Dentro del variopinto panorama que se tejía en distintos puntos de la capital, estuvimos presentes en las profundidades del Club Blondie para ser testigos del regreso a nuestras tierras de dos significativas bandas europeas, como lo son los suizos de Samael y los suecos Katatonia, representantes de vertientes distintas del metal, pero que confluyen en un trabajo donde las atmósferas oscuras juegan un papel primordial.
Puntualmente a las 19:30 hrs ( ni un minuto más ni uno menos), los liderados por los hermanos Locher suben al escenario bajo el cálido recibimiento del público que iba llenando el recinto capitalino, y en medio de la intro pregrabada de “Passage”, los músicos de Samael toman sus puestos para arremeter con una ensordecedora interpretación de “Rain”, clásico del álbum Passage (1996), comienzo que nos adelanta un concierto balanceado hacia los noventa, probablemente la década que más ha marcado la carrera de la agrupación europea. El público se mantiene en una actitud pasiva, pero dejándose llevar por las oscuras cadencias que componen la propuesta de Samael, con tonelajes de metal oscuro e industrial, que invita a mover las cabezas, entregados ante las sobrecogedoras atmósferas magistralmente expelidas de los pesados riffs, y la particular ejecución de Xy tras los teclados, coordinados perfectamente con la batería programada, que cobra mayor intensidad cuando toma las baquetas y da precisos golpes de toms o platos en el momento indicado cuando los arreglos lo ameritan.
Cortes como “Slavocracy”, “Son of Earth” o “Jupiterian Vibe”, van construyendo un show sólido, con algunas observaciones en el sonido que por momentos saturaba en demasía, pero que no mermaron una inspirada actuación del conjunto. Vorph se nota entusiasmado sobre el escenario y se comunica con el público en perfecto español. Xy por otro lado efectúa toda una performance en el teclado, levanta los brazos y los deja caer como en una danza sobre su instrumento, se para y salta, acapara la atención en muchos pasajes del concierto. Por los costados Campanelli en el bajo y “Drop” Betrisey en guitarra completan el cuarteto con absoluta prestancia y actitud.
Samael corrobora sus excelentes pergaminos con esta nueva actuación en Chile, si bien fue una visita breve, y sin nada nuevo que mostrarnos, su catálogo siempre será bien recibido por los fans, esta vez invitados a celebrar tres décadas del definitorio “Ceremony of Opposites”, que desvió el camino de quienes en sus comienzos abrazaron el Black Metal más puro y duro, cuya esencia tiende a reaparecer sutilmente en su propuesta actual, mucho más rica en texturas y atmósferas que no pierden oscuridad, desde un punto de vista mucho más reflexivo y profundo que profesar satanismo a diestra y siniestra, logran diferenciarse en un movimiento que con el tiempo pareció carecer de ideas cayendo en una copia constante, los suizos se escapan de esa tendencia sellando una identidad propia, y el público recibe esa historia reconociéndolos con una gran recepción tres niveles bajo la alameda, algunos metros más cerca del infierno, con una despedida marcada por temas como “Baphomet’s Throne” (Vorph pide elevar los cuernos por el Rey), “Black Trip” y la colosal “Black Supremacy”, cerrando así esta nueva actuación de Samael en el recinto que los ha acogido en cada una de sus demoledoras visitas.
Intermedio de treinta minutos, y cuando los relojes marcaron las 21:00 horas, los humos son disparados desde los costados del recinto, creando una espesa niebla que nos cubre y ambienta el inicio de Katatonia. El quinteto en pleno es ovacionado por los fans mientras aplican las primeras notas de “Austerity”, con dificultades en la amplificación correcta, las saturadas guitarras acapararon la puesta en escena dificultando la buena apreciación de la voz de Jonas Renkse, un problema que no se resolvió del todo a lo largo de un concierto, que se fue desarrollando, obviando esa observación, de manera soberbia. Los suecos, que también vivieron su momento de transformación en los noventa, cuando mutan del death metal hacia una propuesta más progresiva, llegaron por cuarta vez a nuestro país. Su envolvente estilo, donde el metal da paso a intrincadas estructuras que generan atmósferas intrigantes y densas, cae como una aplanadora sobre nuestras cabezas.
El eclecticismo sonoro de Katatonia es indescriptible y juega a ganador ante la legión de seguidores que repletaron la clásica discoteque santiaguina, con un set arrollador y que tuvo como principales protagonistas, álbumes como ‘The Great Cold Distance’ (2006) y el más reciente ‘Sky Void of Stars’ (2023) los nórdicos cautivan con cortes como “Colossal Shade”, “Deliberation”, “Forsaker” o “For my Demons”, por nombrar algunos ejemplos de lo que comprendió una lista de 17 canciones, en su mayoría coreadas por los asistentes que demostraron ser conocedores fieles del catálogo de la banda, desde algunos rincones no faltan las peticiones de uno u otro tema, no todos son recompensados, pero ante la demoledora actuación, cualquiera cae rendido e instantáneamente aplaude y alaba a los de Estocolmo.
Katatonia es una banda cuya música, en mi opinión, gana bastante más sin la estridencia con la que se escuchó en Blondie, el conjunto es dueño de una gran riqueza en matices y atmósferas que se perdió bastante esta vez con la saturación de las guitarras que le restan definición a cada instrumento, y en especial a la voz de su frontman que en momentos era inaudible. Claro, la pasión del fanático promedio probablemente juega a favor, y es indiferente a ciertos detalles, solo se deja llevar por lo que significa vivir la experiencia de estar frente a su banda predilecta, y sentir la vibración y adrenalina que genera un concierto en vivo, y la respuesta siempre será con efusividad y rindiendo pleitesía.
“Criminals”, “My Twin” y “Onward into Battle” dieron paso a la despedida del conjunto, generando el clásico “ole ole ole ole KA TA TO NIA”, avivando el regreso de los europeos que salen a dar el último batatazo con “July” y “Evidence”, sellando así este regreso que estuvo al límite de no concretarse por la ya comentada cancelación del festival en el cual eran parte. Felizmente para sus seguidores se resolvió de forma positiva y tuvimos a estas importantes agrupaciones entregando dos atronadoras presentaciones en una noche donde el metal más intenso volvió a ser protagonista.
Fotos Sebastian Dominguez