La expectativa por ver a Steven Wilson en Chile siempre es alta. La conexión se estableció a fuego, y ya nada parece capaz de romperla, de hecho, se palpa creciente conforme pasa el tiempo, y hoy, con el show más grande del músico en su carrera solista por estos lados, se siente más fuerte que nunca antes. Desde su primer anuncio en el Teatro Oriente, que debió crecer a un repleto Teatro Caupolicán, hasta hoy haciendo un Movistar Arena, el crecimiento es evidente.
Lamentablemente, debido a la hora de acreditación, no pudimos ver a la gran banda Kafod, quienes han demostrado en cada presentación y en cada nueva composición, que son una tremenda agrupación, con mucho aún por entregar dentro de su estilo progresivo.
A eso de las 20:20, con un público ya inquietándose, aparece Steven Wilson en escena junto a la gran banda que lo acompaña. La gira celebra el lanzamiento de “The Overview” y la producción es un lujo, con un sonido impecable, imágenes que se despliegan tal como una historia acompañando el relato de “Objects Outlive Us”, la primera parte de este disco que presenta melodías, psicodelia y una vuelta por una infinidad de emociones que lo redondean como un excelente trabajo, que toma vida propia en este en vivo inmersivo y desafiante. La experiencia sonora es increíble y la coordinación con las imágenes lo hace una experiencia perfecta. La interpretación es sobresaliente, y el corte de bajo de un Nick Begss siempre monstruoso así lo demuestra.
Después de esta primera suite, Steven saluda al público y sin perder tiempo da el vamos a “The Overview”, con 18 minutos de un viaje sin freno por galaxias y constelaciones, a tono con el concepto del disco que hace referencia a la visión general que tienen los astronautas al estar en la inmensidad del espacio. Y la inmensidad de estas canciones nos pone en sintonía con aquello, Alucinación pura para finalizar un disco que se erige como una tremenda obra de este año.
Hay un nuevo saludo del artista británico, que anuncia un break de 20 minutos, mencionndo que aún queda mucho show.
La vuelta es con “King Ghost”, solo con Steven y Adam Holzman sobre el escenario, en un minimalismo propio de aquel electrónico “The Future Bites”. “Home Invasion” tiene a Steven emocionado paseando por el escenario, a Nick sacando su stick y a todos los músicos espléndidos, Adam está soberbio y se lleva una ovación con su solo, y Randy McStine brilla con lo propio, un solo emotivo y explosivo sobre una base atronadoramente fantástica de batería de parte de Craig Blundell.
Al terminar, el querido artista británico pregunta si alguien está ahí acompañando a otro, pero no conoce a la banda y se está preguntando “¿Por qué llevan apenas 4 malditas canciones?” Explicando un poco sobre el progresivo ante las risas generales. Presenta “What Life Brings”, gran tema del “Harmony Codex” y siguen con la espectacular “Staircase” que muestra nuevamente lo brillante y potente que es Nick Beggs. “Dislocated Day” fue el primer recuerdo de Porcupine Tree en el concierto, y fue un vendaval completo, con un Craig Blundell totalmente incendiario en su set de batería.
“Pariah” con Ninet Tayeb en grabación fue muy coreada y aplaudida, antes de dar el paso a una muy esperada. Menciona Steven que le sorprende como la aman en Latinoamérica: se trata de “Luminol” y la gente efectivamente la sigue con entusiasmo de principio a fin. Luego presenta a la banda con sus habituales bromas, definiéndose como el peor músico, pero el que da las órdenes y tiene la fortuna de rodearse de músicos increíbles que pueden hacer cualquier cosa que les pida. Y vaya que tiene razón, que tremenda banda. El show sigue con “Harmony Korine”, de gran carga emotiva al ser lo primero que nos mostró como solista, dando paso a una excelente y potente “Vermillioncore” para despedirse de la gente.
El encore llega con “Voyage 34”, para todos los melancólicos del Porcupine Tree noventero que disfrutan una interpretación espectacular. “Ancestral” suena contundente y tiene el solo más emotivo de la noche en manos de un alucinante Randy McStine. Gigante. El cierre con “The Raven That Refused to Sing” pone los pelos de punta. Profunda, desequilibrante y de una belleza y melancolía fantásticas, dando el fin de manera emocionante a un show realmente soberbio, que llevó aún más allá la relación de Steven Wilson con Chile. Inolvidable.
Fotos @guillesalazar






















