Por Freddy Véliz – Fotos: Sebastian Dominguez
A más de tres años de su última presentación en vivo, la banda chilena de metal progresivo Crisálida, regresó a los escenarios este viernes 24 de junio. Una fecha muy esperada por sus seguidores, quienes rápidamente agotaron las entradas dispuestas hace cerca de un mes, para su show en Mibar.
Puntualmente a las 22:00 horas el conjunto compuesto por Cinthia Santibañez en voz; Braulio Aspé en bajo; Felipe Cortes en batería y Augusto Maldonado debutando en vivo como guitarrista de la banda, suben al escenario tirando la carne a la parrilla con la portentosa “Raco”, corte emblemático de Crisálida que, a pesar de algunos detalles sonoros, logró romper la barrera de la ansiedad, de un público ávido de tener por fin de vuelta a la banda sobre un escenario, luego de este ciclo pandémico por el que pasa el mundo.
Cinthia confiesa estar muy nerviosa, cosa que para los que estábamos frente al escenario pasó bastante desapercibido, su voz se escuchó clara y con gran fuerza interpretativa, sorteó también el estar con un pie lesionado, lo que la limitó en su despliegue escénico, pero las ganas por estar ahí fueron más fuertes, y cumplió con gran prestancia y corazón.
Un concierto de Crisálida, te asegura una experiencia llena de emociones, un viaje por recovecos musicales donde priman atmósferas enraizadas en la cultura ancestral de nuestras tierras, en medio de poderosos riffs y estructuras de índole progresiva que si no los conoces con antelación, te pillan de sorpresa. Canciones de exquisitas texturas como “Bajo Tierra”, “Bosque Triste” y la emocionante “Violeta Gris”(en honor a nuestra gran cantautora) nos sumergen en una propuesta rica en instrumentación y profundas líricas. Braulio Aspé desde las cuerdas graves construye líneas (sea en bajo tradicional o fretless), que no son un mero complemento, su misión es marcada y protagónica, se conjuga perfecto con los atronadores golpes de Pipo Cortes, que aporta una performance demoledora tras su estruendosa batería. Augusto Maldonado, quien ingresó como miembro oficial casi a fines del 2021, luego de que Damián Agurto emprendiera nuevos rumbos, dejó constancia del por qué se ganó el puesto, un debut que permitió nos hiciéramos de una gran impresión de su talento, su postura acusó cierta tensión, obviamente propia de un debut, pero claramente son detalles que se van puliendo con el tiempo. Sin dudas un fichaje que pasó con buena calificación esta prueba de fuego.
El set list escogido fue una perfecta retrospectiva de la larga trayectoria de Crisálida, luego de reencontrarnos con el clásico “Mi Libertad” y celebrar Wetripantu antes de seguir con “Kitral”, nos vemos sorprendidos con dos estrenos que estarán incluidos en su esperado y postergado próximo álbum de estudio, una obra inspirada en la Capacocha del Niño del Cerro El Plomo, y justamente “El Niño del Plomo” es el título de la primera muestra de este trabajo, una pieza que sigue la tónica característica del sonido Crisálida, con medios tiempos que por momento explotan en pesados riffs, apoyados con atmósferas que incluyen sección de teclados pregrabados y vientos andinos. El segundo adelanto, titulado “Volcano”, nos dejó un fuerte sabor a innovación respecto a lo que acostumbra la banda, un golpe certero al mentón al enfrentarnos a una canción atípica dentro del catálogo del conjunto, pero que tampoco se escapa de su sello. Intrincadas figuras musicales se vierten en pesadas estructuras de metal contemporáneo, ideas compositivas que nacen del aporte creativo de Pipo Cortes, según nos afirma Cinthia posteriormente al show.
El concierto continúa con la revisión de temas infaltables en vivo como “Hidromachi”, “Kawesqar”, la enorme “Cabo de Hornos”, coreada firmemente por el público, siendo posiblemente una de las obras preferidas de muchos seguidores, al igual que la ya emblemática “Araucana”.
Uno de los fuertes de Crisálida es la importancia del mensaje en las líricas, su compromiso con los ancestros, poniendo mucho hincapié en reflexiones sobre nuestra tierra, y en como valoramos la herencia que nos han dejado los pueblos originarios, denunciando también el daño que el progreso va provocando, y un himno referente en ese sentido es “Morir Aquí”, corte que Cinthia aborda con mucha pasión, y que nos dirige hacia el final con la fantástica “Solar”, otro de esos himnos característicos de la agrupación nacional.
Una noche de reencuentro con el sonido en vivo de una banda imprescindible a la hora de los recuentos del rock progresivo en nuestro país. Un conjunto que ha sufrido cambios en sus integrantes constantemente a través de su historia, pero que no da pie atrás y logra mantenerse firme y perseverante con sus planteamientos musicales, inteligentemente introduciendo elementos que renuevan sus ideas. Cinthia ha incluido guturales en sus recursos vocales que dan un cariz distinto a canciones como “Solar”, donde su performance simplemente es arrolladora, también el sello personal de Felipe Cortes en la batería, ha inducido a que la banda adopte un mayor peso desde la base rítmica, sonando más metaleros que nunca. Seguramente Maldonado traerá nuevos aportes de acuerdo a su experiencia particular.
Un equipo que siempre juega a ganador, derramando pasión y una cercanía especial con el público, que se siente identificado con lo que la banda representa, y eso es de vital importancia para que el feedback sea perfecto. Esperamos que la banda logre el objetivo más inmediato, que es el adentrarse en los estudios y trabajar de lleno en su esperado álbum, y de acuerdo a los adelantos que nos presentaron, altas quedaron las expectativas. Tenemos Crisálida para rato.
