29 de septiembre 2107 | Estadio Monumental
Nota: Freddy Veliz | Foto: Cristian Carrasco
Luego del atronador paso de THE WHO, se comienza a preparar el escenario para el plato de fondo a cargo de Guns N’Roses. Las primeras pistas de que Axl Rose y Cía., harían presencia se dan en las pantallas apostadas en cada uno de los costados con el clásico logo que explotaba con constancia hasta que la agrupación en pleno arremete con “It’s So Easy”, la locura se apodera de los 45.000 fanáticos que ovacionaban mientras “Mr. Brownstone” y “Chinese Democracy” resonaban con exagerada potencia, antes de que “Welcome To The Jungle” provocara la primera gran revuelta con una verdadera marea de personas saltando y cantando al unísono uno de los principales clásicos del conjunto californiano.
El icónico frontman luce en los primeros cortes su alto registro vocal con muy buenos resultados, lo que con el correr de los minutos va disminuyendo observándose un desgaste bastante acusador, sin embargo sale igualmente airoso, forzando en demasía su registro con resultados magros desde el punto de vista de afinación, detalles que fueron mayormente notorios en canciones reposadas como “This I Love”, donde su voz es protagónica, por lo tanto, se distinguen con más claridad las desafinaciones que abundaron en este corte proveniente del nunca bien ponderado “Chinese Democracy”, poca acertada elección en el set (entendiéndolo como no apto para el actual momento vocal de Axl), que se mantuvo casi idéntico al realizado en su último paso por Chile hace menos de un año atrás. No podemos obviar que Axl es todo un personaje, y mantener un show de tres horas ininterrumpidas es bastante loable, y creo que la mayor virtud del vocalista en la actualidad es justamente su entrega, y eso logra conectar con sus fanáticos que le perdonan todo.
El mayor sustento de la banda en vivo es Slash, quien más allá de su simbólica imagen, es un guitarrista sólido, sucio (en el buen sentido de la palabra), que aporta ese sonido callejero y con actitud, es el que finalmente termina robándose la película en cortes como “Rocket Queen” (blindado por el talentoso Duff McKagan que se adueña del micrófono en la celebrada versión de “Attittude” original de The Misfits), “You Could Be Mine”, “Civil War”, o la portentosa “Sweet Child O’Mine” y que son parte de esos clásicos que marcaron una época dorada en la agrupación. Axl se luce en el piano cuando introduciéndose en la majestuosa “Novembre Rain” nos regala un extracto fenomenal de “Layla” de los años de Eric Clapton en Derek & Th Dominoes, y como decía anteriormente, con Slash imponiendo su expertise interpretativa en uno de los solos más intensos de su carrera.
El extenso tour que los mantiene recorriendo el mundo hace más de un año, ha ayudado a recuperar el vínculo entre los músicos, se sabe que la relación personal entre Slash y Axl no es de las mejores, pero cuando de negocios se trata, es bueno separar aguas en beneficio de un objetivo en común, y eso se agradece cuando bandas de la importancia de Guns N’ Roses logran sortear esos obstáculos en pro de sus fans, entregando un espectáculo completo, donde los fuegos de artificio generan ambientes explosivos , el sonido (que no estuvo a la altura de The Who) fue quizás demasiado elevado cruzando los límites de la sobresaturación, que incluso en algunos pasajes la voz de Axl era inaudible, pero sin embargo, y a pesar de lo extenso, se vivió una dinámica constante, con varios covers entre los que destaco el homenaje a Chris Cornell, en una emotiva versión de “Black Hole Sun”, una desaliñada y potente propuesta de “I Got You (I Feel Good)” de James Brown, la punzante mirada instrumental de “Wish You Where Here” de Pink Floyd con Richard Fortus y Slash en un dueto de guitarras impecable, y ya hacia el final un cañonazo directo a las entrañas con la revisión de “Whole Lotta Rosie” de Ac/Dc.
La épica final con “Paradise City” entregó una postal apocalíptica con la masa de gente saltando en medio de los fuegos artificiales y la explosión de confetis, que dejaba ese rastro apoteósico en el aire, de haber vivido una cita con bandas que marcan distintas generaciones, y que cada una desde sus apuestas, lograron gestar momentos en la vida que para muchos pueden significar puntos de inflexión. Esa es la grandeza que los catapulta a convertirse en leyendas.
[gm album=764 module=photobox]