Volvió Haken a Chile, y es que a esta altura son totalmente una banda de la casa, por lo que la expectativa y concurrencia no sorprende. No estaba lleno, pero para venir ya bastante seguido, la afición que los va a ver es numerosa y muy entusiasta.
Quienes abrieron la noche fueron los grandes de Delta, experimentados y de gran maestría técnica. Atraen tu atención siempre, con una actuación impecable que sólo es eclipsada a ratos por el rebote del recinto. De todos modos las voces se entienden y las armonizaciones junto a las melodías encantan y atrapan, gracias a la gran interpretación de Paula Lorca en voz y la guía del maestro Nicolás Quinteros en teclados. Desde un comienzo, con “Gemini” y sus cambios cautivantes, nos agarra esa guitarra de peso y belleza a la vez de Víctor Quezada, y una batería aplastante de Andrés Rojas, que no dan respiro mientras pasan “Fears”, “So Wrong!”, “The Great Dilemma” y la enorme ”Oceans”. Canciones como “Inhumanest” son una tormenta de peso e intensidad máxima, al igual que el final con “My Addictions”, con un bajo muy presente del excelente Marcos Sánchez, y un final apoteósico y muy aplaudido para una banda que estará celebrando sus 20 años de vida el 23 de mayo en la Sala Máster. Merecido reconocimiento el que se llevan de parte del público en cada actuación.
Haken ingresó a las 21:30 en punto, desatando la euforia con la gran “Puzzle Box” y sus contratiempos seductores. La gente grita y sigue en todo momento al líder de la función, encarnado por el talentoso y carismático Ross Jennings. La banda actúa muy concentrada y logra una ejecución magistral, que se va apreciando mejor con el paso de los minutos, al son de “Atlas Stone” y “Beneath The White Rainbow”, llegando a la efervescencia cuando tocan “Cockroach King”, coreada por todo el recinto y ya con un mucho mejor sonido.
“Canary Yellow” continúa la sesión, y luego presentan una que es muy esperada: “1985”, del clásico disco “Affinity”. El público reacciona nuevamente de gran manera y con “Prosthetic” lo demuestran con mosh y caos. El clímax se mantiene y “Carousel” se vivió como un karaoke gigante, continuado por “Deathless”, que se asentó como el momento emotivo, con un tema de gran belleza en donde el bajo de Conner Green se escuchó preciso y hermoso. “Falling Back To Earth” es extenso y emocionante, épico, y así se vive, gracias a una banda que sabe como emocionar entre toda su destreza. Las guitarras de Richard Henshall y Charles Griffiths se han robado miradas toda la velada, mientras la batería de Ray Hearne no da respiro en una noche sólida. Quizás los ambientes de Peter Jones son los que sufren más en este recinto, pero de todos modos su interpretación fue potente y ayudó a redondear cada tema.
El final llega con “Drowning In The Flood” y “Visions”, ambas generando un ambiente enorme, con una complicidad total y alegría en los rostros de músicos y seguidores. Una jornada que cumplió con creces, trayendo un set list novedoso, que mezcló épocas y que fue interpretado con precisión y emotividad. Una gran noche, y una excelente manera de decirle a Haken “vuelvan cuando quieran”.
