ALAN PARSONS LIVE PROJECT EN CHILE
5 DE ABRIL 2014 | TEATRO CAUPOLICAN
A estas altura hablar de Alan Parsons, es referirse a una leyenda viva de valor irrefutable, el ingeniero y productor regresó a Chile para el deleite de los amantes de la música con tintes progresivos/sinfónicos. Su última visita fue en septiembre del 2012 en el centro de eventos Chimkowe. Un espacio que lamentablemente no era lo más apto acústicamente para recibir al maestro. Esta vez el recinto elegido fue el Teatro Caupolicán, y realmente se agradece, porque se gana en intimidad y sonido.
Con un setlist que no difiere mucho de su Eye to Eye tour del 2012, ni tampoco en su formación, que no sufrió cambios. La Alan Parsons Live Project entregó un espectáculo con los clásicos que todos esperan, en una puesta en escena sencilla, pero con un juego de iluminación sorprendente a cargo de Martin Thomas, experimentado iluminador que ha trabajado con artistas de la talla de Sarah Brightman, The Black Eyed Peas, Chris Brown entre otros.
A las 21:30 hrs. y frente a unas 3.000 personas la banda sube al escenario, Alan toma su lugar en el teclado y comienzan a sonar las primeras notas de la inmortal “I Robot”.
La prolijidad que caracteriza a la música de Parsons es realmente admirable, un sonido de primer nivel, donde nada queda al azar, cada uno de los instrumentos perfectamente ecualizados. El ingeniero de sala, a quién Alan presenta al final, es Martin Frey, quien lleva más de 30 años trabajando en espectáculos en vivo, dentro de los cuales ha tenido la misión de estar a cargo de las perillas de bandas o artistas de la talla de Journey, The Celts, One Republic, y orquestas sinfónicas entre otros.
La velada continúa con “Damned If I Do” y el hit “Don’t Answer Me” que obviamente hace cantar a todo el teatro. Uno de los grandes momentos musicales llega de la mano de la “Breakdown” fusionada con “The Raven” donde cada uno de los músicos se lucen en potentes ejecuciones en especial Alastair Green en la guitarra junto a las voces de P.J Olsson y Todd Cooper, terminan ovacionados por los presentes.
El clásico “Old and Wise” y “I Would Want to Be Like You” donde el israelita Guy Frez se da el tiempo para deslumbrar con el bajo, antecedieron a la inamovible suite “The Turn of a Friendly Card”, perteneciente al álbum del mismo nombre publicado en 1980.
A “Fragile” le siguió “What Goes Up” de esa joya de 1977 llamada Pyramid, y luego “Prime Time” donde el tecladista Manny Focarazzo nos deleita y emociona con una increíble versión de “Gracias a la Vida” adjudicándose todos los aplausos y admiración del público. Tremendo momento, que se ensalza con la espacial intro “Sirius” y llega la hora de adentrarnos de lleno en la siempre esperada “Eye in the Sky” con el público de pie coreando cada verso de uno de los éxitos mas característicos del músico británico, que además de tomar la guitarra acústica, se hace cargo de la voz principal. La banda se retira ovacionada, para regresar en un par de minutos y seguir deleitándonos con la mas rockera “(The System of) Dr. Tarr and Proffessor Fether” clásico del debut discográfico de la Alan Parsons Project de 1976. Magnánima obra basada en la obra de Edgar Allan Poe. Para el final, dos hits indiscutidos , la emotiva“Time” y “Games People Play” donde el público se levanta de sus asientos y se ubica frente al escenario para corear y bailar en uno de los temas de estructuras más comerciales del inglés.
En un show de poco más de hora y media, Alan Parsons y su Live Project nuevamente deslumbró con un arsenal de clásicos que no se desvanecen en el tiempo, son eternos compañeros de varias generaciones. No hay riesgos mayores, Parsons no es de sorpresas, sus sets tiene variantes mínimas entre gira y gira, quizás a algunos puede no gustarles, pero creo que no necesita de esas sorpresas, él tiene claro cuál es el fuerte de su obra y conoce a su público, el que siempre lo recibirá con el entusiasmo y las ganas de revivir una y otra vez esos clásicos eternos de uno de los músicos más refinados de la historia del rock.
Review: Freddy Veliz
Fotos: © Álvaro Manriquez
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