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Chile

Live Review | Bauda: Un sin fin de sonoridades

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Bauda con Rene Rutten – Foto: Álvaro Manríquez

Bauda en vivo

19 de marzo 2016 | Sala Master

Review: Pablo Toledo | Fotos: Álvaro Manríquez y Pablo Fuente

 

Bauda es ya un conocido de la escena local metalera, con 3 LPs a su haber ahora me tocó presenciarlos nuevamente en Sala Master, una convocatoria sin motivos más allá del gusto por tocar en vivo, algo a lo que nos tiene acostumbrados esta banda desde hace un buen tiempo.

A eso de las 9:20 ya estábamos sentados y esperando hasta que se presenta el cuarteto para darnos la bienvenida mientras sonaba de fondo Koyanisqaatsi de Phillip Glass para dar paso a la ya clásica introducción eléctrica, dictada por las máquinas de César Márquez, entrando potentemente a Humanimals, adecuada declaración de lo que fue, es y será Bauda, quizás por eso llevan buen rato partiendo con la misma combinación.

¿Y qué es Bauda? Actualmente, una aceptable forma de definirlos es como una banda de post-metal que fusionan ramas y estilos que van desde el shoegaze, post-rock, incluso pasando por estructuras y melodías reminiscentes del black metal hasta el pop y la electrónica moderna. Eso, en palabras, no suena tan comestible pero justamente el gran mérito de Bauda es atreverse a juntar, mezclar y sazonar todos esos sabores en un equilibrio orgánico, siendo la sutileza una de sus principales herramientas para lograr tan acabado manejo de texturas, sabores y sensaciones.

El último disco de Bauda, Sporelights, cayó muy bien en la crítica internacional el pasado año por conclusiones similares a las que les acabo de comentar y fue precisamente ése el plato fuerte de la noche, mostrando 5 de los 7 temas de la placa, donde hay que destacar Sporelights y Tectonic Cells.

Es acá donde las intensidades tuvieron peaks, porque los ingredientes son múltiples en cada uno de estos temas, pero el bajo, que generalmente tiende a tener un rol de soporte en estos estilos, toma las riendas con fuerza, protagonismo merecido de Juan Díaz que muchas veces paseaba entre chorus, flangers y overdrives para hacer desde base rítmica a lead melódico o armónico, intercambiando roles fluidamente con los teclados de Eliseo Peña, mientras que toda esta maquinaria estaba siendo alimentada por Nicolás Recabarren, baterías que a veces, en su explosividad, consumían a ratos los pequeños monitores del recinto, dejando a los teclados debajo de la sutileza requerida por la fórmula equilibrante.

Me detendré a comentar brevemente la inclusión del nuevo miembro de la banda: Eliseo Peña en las teclas y modulaciones. Bauda se caracteriza por su formación sólida pero la salida de su anterior tecladista le dio el paso al ex-Favna Abisal de participar de esta empresa y lo hizo con gran oficio, mejorando el sabor de las canciones, mostrando entendimiento en la propuesta artística de la banda, de forma natural, como si hubiese tocado desde el comienzo con ellos. Bien por él y la banda.

En Vigil entró a tocar el productor del último disco y guitarrista de The Gathering René Rutten,la cosa era pasarlo bien entre todos y eso se logró con creces, recinto lleno, todo el público aplaudiendo efervescentemente, la banda demostrando que tiene camiones de oficio, donde los errores técnicos nunca mermaron ánimo alguno, pero si cabe destacar que estuvieron lejos de lo ideal y de la norma a la que Bauda y Sala Master nos tienen acostumbrados.

Terminaron la velada con Ascension, de la placa Euphoria… Of Flesh, Men and the Great Escape, broche de oro para terminar con la frente sudada bien en alto. Si hay algo en lo que Bauda no falla es en otorgar sensaciones y emociones rampantes, distintas y caóticas a su audiencia, puedes tanto relajarte al punto del letargo o moverte sobre tu eje desenfrenado, la decisión siempre es de uno.

Es justo comentar que las condiciones del recinto no fueron las propicias para disfrutar completamente el espectáculo, es raro que sea así ya que Sala Master anteriormente mantenía calidad sin muchos símiles en Santiago, un lugar de privilegio para bandas emergentes y shows íntimos, ojalá esto haya sido una excepción técnica y no el camino a seguir.. Para la otra un poco de cerveza y unos ventiladores no vendrían nada de mal. Aun así, independiente de las tribulaciones, el sonido y el calor, fue un espectáculo disfrutable, de esos que funcionan de forma perfecta como previa para el jolgorio de un sábado por la noche.

Fotos: Álvaro Manríquez (Sello iRock) y Pablo Fuente

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Noticia publicada por el área editorial.

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