19 de noviembre | Estadio Nacional
Nota: Cristian Carrasco
Cerca de sesenta mil personas fueron las que se congregaron anoche en el principal recinto deportivo del país, al igual que los conciertos de Iron Maiden, los fanáticos del rock duro llegaron en masa para decir adiós a la gran leyenda viviente, Black Sabbath.
La jornada inicia temprano con una presentación made in Chile, Yajaira es el encargado de iniciar el preámbulo para el fin, quienes además recordemos habían sido invitados a este magnánimo show hace pocos días atrás. Un solemne reconocimiento a sus más de 20 años de carrera, entregando todo el potencial de rock y stoner que los identifica. Una puesta en escena de treinta minutos aproximadamente que disfrutamos con orgullo y respeto, bien por nuestros hermanos del rock. Yajaira entregó algunas de sus canciones más emblemáticas como ‘Muerte Astral’, ‘Abre el Camino’ o ‘Dámelo’, con su clásico sonido doom, elaborado y ejecutado de muy buena manera, mostrando una complementariedad perfecta entre Miguel “Comegato” Montenegro y Samuel Maqueira, sin duda más que merecido para quienes predican fielmente lo realizado por Black Sabbath.
El segundo plato fue la actuación y además debut en Chile de Rival Sons, banda proveniente de Chicago y que ya nos había adelantado algunas canciones en formato acústico en Radio Futuro. Un clásico sonido británico, con notorios retazos de Led Zeppelin fue lo entregado por la agrupación, que montó un show basado en su último trabajo de estudio “Holow Bones”, el quinto de su carrera y que triste para ellos no ha tenido el impacto esperado. La banda telonera duró cerca de 40 minutos en el escenario, donde pasaron algunas canciones como ‘Electric man’ o ‘Preasure and Time’, un repertorio escogido con pinzas y que rindió los frutos esperados, ganándose a los asistentes que comenzaban a propagarse en el estadio nacional.
La hora del fin
Pasada las 21 horas y entre un mar rugiente se da partida al momento más esperado e importante, las luces del coliseo se apagan, quedándonos sólo con la luz de las colosales pantallas Led. Una animación monstruosa acompañanda de estruendos sonoros es la encargada de introducirnos en éste último viaje “sabbathico“. Finalizado el estridente y demoníaco imaginario, uno a uno las leyendas de Birmingham comienzan a aparecer en el escenario, y comienzan a sentirse los primeros riffs de ‘Black Sabbath’, inmediatamente se siente esa es energía mística que irradia cada cuerda tocada por Tony Iommi y la respuesta es unánime, ha llegado el gran día. Como siempre un sonido envolvente de la banda y la sorprendente voz de nuestro querido Ozzy Osbourne, quien para sus 68 años de edad sigue con la misma energía de su época dorada.
La banda entregó un setlist de 14 canciones, todas a mi juicio consideradas productos clásicos de la agrupación, temas elegidos íntegramente para su último concierto, dejando por ende fuera todas los temas de su último trabajo “13”.
Una impresionante ejecución en cada canción por los miembro de la banda, que a pesar de estar modificadas en cuanto a tonalidad y rapidez, no decepcionaron a nadie, claramente ya no pueden tocar en el mismo tono que hace 40 años, pero que más digno que adecuarte a la nueva perfección.
Si ya comentamos sobre los envolventes sonidos de la majestuosa guitarra de Iommi, no podemos no mencionar el poder de los bajos de Geezer Bulter, tecnisismo que se lució en el efímero pero orgásmico solo en la introducción del exorbitante ‘N.I.B.’.
Como ya lo habíamos saboreado, recordando el 2013, exuberante fue la participación del mesías de las percusiones, Tommy Cufletos, quien tiene dentro de su joven curriculum a bandas como Ted Nugent, Alice Cooper y Rob Zombie. Tommy domina la batería a la perfección, dejándolo más que claro en el solo de batería que realizó como antesala para ‘Iron Man’, que por lejos fue una de las canciones más coreadas por el océano de fanátisos/as de Black Sabbath.
Sin duda no podemos esperar que Black Sabbath entregue un show de tres horas como suele ocurrir en los conciertos de despedida, aun así sabemos que repertorio tienen de sobra, pero la edad y el estilo de vida de los legendarios músicos no permite tal utopía, pero se disfrutó a más no poder, 14 piezas ovacionadas al máximo, entre ellas la oscura ‘Hand Of Doom’, que ojo, no había sido incluida en el setlist de México, la imperante ‘Children Of The Grave’ adornada de calaveras en las proyecciones, y la siempre querida ‘War Pigs’ que goza de una de las introducciones más populares del mundo musical, esa alarma en donde sea que suene es Sabbath.
Un concierto que marcó el adiós de una de las bandas más emblemáticas del rock y el metal, que trascendió generaciones completas y logró reunirlas en un lugar, desde Arica a Tierra del fuego llegaron a despedirse. Un show que será recordado y atesorado por un millar de personas, pero que a gusto personal no logró provocar la misma energía que se sintió el año 2013, cuando la banda nos visitó con un concierto en el Estadio Monumental. Se entiende, esta reunión tenía otro fin, y era despedir a cada miembro que dio vida a Black Sabbath, pero incluso en algo tan minúsculo como la falta de gritos al final de cada redoble, durante el solo de batería hicieron esa diferencia. Sin duda nos hubiese gustado que estuviera Bill Ward, pero de igual forma se agradece ver a estos tres hidalgos del rock en acción, padres del metal y amos del satanismo psicodélico. Una retirada digna, colosal y perfecta, Black Sabbath, solo nos que decir, ¡Gracias por todo, banda del mal!
SetList, Santiago – Chile
Black Sabbath
Fairies Wear Boots
After Forever
Into The Void
Snowblind
War Pigs
Behind the wall of Sleep
N.I.B.
Hand of Doom
Rat Salad
Iron Man
Dirty Women
Children of the Grave
Encore