Por Karla Ojeda (Litta) | Fotos: Cristian Carrasco
Después de una larga espera al fin tuvimos la fortuna de vivir Emperor en Chile y definitivamente la mejor forma de preparar el ambiente para recibirlos, fue tener como banda telonera a Vilú, quienes dejaron más que claro que el metal nacional es de alto nivel y calidad.
Con una puesta en escena poderosa, luciendo una indumentaria impecable y una ejecución prolija, junto a un setlist muy bien seleccionado y que incluso nos dejó a más de alguno con gusto a poco. Vilú dio en el clavo y es que para muchas personas este fue un show de apertura muy esperado, durante los días previos las redes sociales se llenaron de estados dedicados a la banda, con todo ese entusiasmo; Aline, Gricelius, Kari y Tralkan, nos brindaron una excelente apertura que inyectó metal directo a la vena y que abrió paso a la destrucción masiva que vendría después.
Destacable y admirable la actitud con la que se posicionaron sobre las alturas del gran teatro, con una cantidad de asistentes que además disfrutaron sin límites el paso de temas como; Victims of Life, Vilú, Black Fire, la majestuosa Trutruca dando cátedra de identidad, para terminar con los dos remates; Fuego y Divide y Gobernarás. Con toda esta sobredosis de intenso metal, poseedores de un gran gutural y calidad musical. Esperamos volver a verlas sobre un escenario y ojalá internacional, porque son de fina exportación.
Terminada la presentación de lo nacional, el público ya comenzaba a repletar cada rincón del Caupolicán, con un ambiente que se comenzó a intensificar con los clásicos de siempre, los entusiastas de galería cayendo como alpinistas hacia el sector de cancha, mientras las ansiedad carcomía la espera, una media hora que se vivió entre el frío y la expectante ovación.
Puntuales como era de esperar; a eso de las nueve en punto un miembro del equipo técnico de los noruegos se manifestaba a gritos hacia el público, caldeando a la masa para presentar a los magnánimos de Emperor, quienes al fin después de una espera que nos tuvo años acumulando energías para este momento, subían al escenario. Uno a uno, Ihsahn y compañía se posicionaban en sus respectivos puestos, mientras el tono verde de las luces y la estridente ovación ambientaban al frío infierno que estaba por desatarse.
Sin piedad la blasfemia y mundanas sonoridades arremetieron a los tímpanos de los asistentes, cantos del inframundo y coreadas melodías a través de las más de cuatro mil almas que se entregaron a merced de la oscuridad y el black metal de Emperor.
Como en los viejos tiempos de cassette y caratulas incoloras, todos revivimos épocas doradas con un setlist perfecto que tuvo una cuota maestra de la trayectoria de estos emisarios de satanás. Hubiera sido hermoso revivir el maquillaje monocromático en los rostros de la legendaria embarcación noruega en esta noche de debut, pero hablamos de una actualidad que los precede junto a una solemne imagen.
In the Wordless Chamber, fue la encargada de iniciar el despliegue, que casi sin pausas no tuvo misericordia con los músculos del goce auditivo, Thus Spake the Nightspirit, Ensorcelled by Khaos, TheLoss and Curse of Reverence, The Acclamation of Bonds y With Strength I Burn, se apropiaban del primer guiño noventero, dirigido en primera instancia al colosal Anthems to the Welkin at Dusk. Un maravilloso recorrido por esta joya infernal del Black Metal, las clásicas rítmicas y metrónomos de este mundano género que nos hizo vibrar tan bajo que hasta el mosh que se abría paso en el centro de la cancha, convertía a la atmósfera en un viaje a los vástagos memoriales satanistas.
Poesía pura y las despiadadas cuerdas de la gran Curse You All Men! más la perfecta entrada de este clásico himno y oda al género, en donde la acústica del gran teatro sirvió como prisión sonora, sin escape. Ya era una sentencia, este show quedaría impreso para siempre en la memoria colectiva de la escena. Ya no teníamos vuelta atrás, el recorrido al infierno era un hecho y Towards the Pantheon nos lo restregaba en la cara, lo mejor estaba por venir…
El sonido de la obra maestra del In the Nightside Eclipse se acercaba sin mesura, The Majesty of the Nightsky,I Am The Black Wizards (ornamentada por nuestra bandera al fondo) e Inno A Satana, aparecían como partes fundamentales del tridente maldito que nos transportaron a esa gran era del black metal, un recuerdo más que apreciado para quienes llevamos este disco como parte del soundtrack de la vida, para muchos un verdadero regalo del infierno directo a nuestros cerebros tocados de maneradeliciosa, un sonido que más allá de la perfección nos brinda un estado de tranquilidad, de saber que al fin estábamos en presencia de los maestros de Emperor en nuestra casa.
Llegaba el momento de colocar los pies sobre la tierra, nos acercábamos al final de esta oscura ceremonia y así nos lo hacia saber con sus palabras de agradecimiento el querido Ihsahn. Los últimos temas de la noche; Al Svartr, Ye Entrancemperium y uno de los mejores riffs de la historia del black de la mano del Cosmic Keys to My Creations & Times, sellaban un capítulo histórico que pasará a uno de los mejores momentos para el metal y su público en Chile. Definitivamente una jornada que no sólo dejó a los asistentes con ansias de un retorno sino que a la misma banda, como bien nos los advirtió el frontman al despedirse. Infinitas gracias por este gran sueño cumplido.
