Una jornada clásica y nostálgica, que a más de alguien esto le devolvió la infancia y juventud.
Por Karla Ojeda / Fotos: Red Eyes
Para nadie es indiferente que los 90’s están volviendo y para quedarse, ciertamente una época cargada de juventud y rebeldía, en donde el contenido y el rock hacían una mezcla perfecta en las diversas aristas que conformaban la gran época. Al igual que yo muchos/as hemos disfrutado con las visitas que han llegado este año a nuestro país y estos últimos dos días de la quincena de diciembre, ya que fue el turno de disfrutar de la abeja reina y sus heraldos sónicos de Garbage.
Cuando eran las 8 y fracción de la noche, comienzan nuestros nacionales a perturbar el pasivo ambiente del Teatro, es entonces Lucybell el elegido para dar el vamos a una noche que se olía nostálgica, en donde el mensaje fue claro, había que permanecer en penumbra y así lo hicieron con los temas que se lanzaron.
Cuando ya eran pasada las 9 y cuarto de la noche, se apagan las luces y un llamativo tono rojo ornamenta el escenario, salen entonces por detrás de la gran y minimalista cortina adornada de leopardos, Eric Gardner, Eric Avery, Duke Erikson, Steve Marker y la despampanante pantera rosa, Shirley Manson.
Garbage, desde siempre una banda única en su especie, con un sonido que logra penetrar hasta la fibra más insensible de nuestro ser y la hace vibrar al puro estilo de la mezcla, entre sintetizadores y analogía, que como bien sabemos desde la humilde puesta en escena crean una atmósfera sonora casi perfecta, que quizás acostumbrados algunos a gozar de las luces y las pantallas LED, no contemplan la esencia de la música en su totalidad.
Anecdótico lo de ayer, pensando que era su última presentación, muchos creímos sería un recorrido más histórico, olvidando la misión de la gira y la promoción del álbum Strange little birds, quizá como era despedida imaginamos un viaje al sonoro pasado, pero a pesar de no haber cumplido esas expectativas, sin lugar a dudas, rebalsó todo aquello que pensamos extinto en la histórica banda.
La energía, la innovación, la calidad y el discurso, características que se presentaron rimbombantes a lo largo del show, de principio a fin, en donde hubo un cruce muy bien logrado entre lo nuevo y lo viejo. Recordé esos momentos en donde MTV pasaba música, que tus momentos de depresión e incomprensión se pasaban con Garbage, que tus prendas y maquillaje se basaban en Shirley, tu actitud femínea en las canciones y así por consiguiente una escuela de formación de “No Señoritas” auspiciada por esta y otras bandas de la era, la época en donde los/las Raros/as dominábamos la música.
A pesar de haber disfrutado clásicos, tales como Stupid Girl, Only Happy When It Rains, Push It, esperé por un momento escuchar el taquillero The World Is Not Enough, la opera prima Milk o el precioso Queer, este último uno de los más populares, pero que sí pudo disfrutarlo el público de la primera presentación.
Hablemos de Shirley…
Ay Shirley, una mujer que ha sido la pionera en las fantasias de muchos/as, una reina en el amplio espectro de la palabra, un baluarte imponente de la figura femenina de los 90’s y contemporáneos, sin duda alguna una piedra preciosa que tiene tanto brutalidad como ligereza, con una voz que a pesar de haber estado al borde del apagón, ayer hizo retumbar todo el Caupolicán con sus altos y bajos sublimes, simplemente espectacular.
Hubieron dos instancias en donde la vampirezca Shirley dialogó con el publico, en la primera instancia enviando un mensaje solidario hacia la comunidad LGBT, haciendo hincapié en lo importante que es ese estandarte para Garbage y sus miembros, aludiendo implícitamente al pasado conflicto sexual de la banda, de esa forma comenzaría uno de los temas que expresa la libertad y la revolución sexual , Sex Is Not the Enemy, el coreado A revolution, Is the solution, rugió una y otra vez.
¿Quedamos gusto a poco? -En lo personal, sí. Esperaba más tiempo de goce con el quinteto liderado por la escocesa, a pesar de que hicieron un encore, siempre esperé más de los clásicos.
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