30 de septiembre 2017 | Estadio Monumental
Nota: Litta
El imparable sonido del punk rock se manifestó como segundo show en lo que iba de la segunda jornada del “Stgo Rock City”, sin pausas, una tras otras las joyas del legado “Ramones” se dieron un festín de lluvia y mensurada ovación, una vieja escuela que no perdona y encendió al taciturno público que parecía incomodarse con el clima, pero que no tuvo mayor dificultad desde el sector de la cancha para expresar la energía con que, clásicos como; Teenage Lobotomy, Psycho Therapy, Sheena Is a Punk Rocker, Pet Sematary y Blitzkrieg Bop, nos remontaron a esa fantástica época dorada del punk.
Quizás no es el Ramone predilecto para la cultura punk, sabemos que la zona de confort de este artista ha hecho variar su esencia con el paso del tiempo, en donde la sucia y desprolija actitud de los 80’s ya es una marca registrada, como sacada de una tienda, pero no podemos negar que lo presenciado ayer fue una gran oda a todo eso que creíamos perdido.
Los años no han sido capaces de liquidar la energía y el implacable metrónomo de Marky, quien desde la batería al fondo del escenario apañó constantemente todos los éxitos de su pasado, el conteo de los incansables “one, two, Three…go!” no paraban y uno a uno los hits nos demolían los tímpanos recordándonos la gran frase que nos compartió en la pasada entrevista para iRock, la cual se hizo carne completamente en el escenario del Monumental, “…el Punk Rock no morirá jamás”.
A pesar de que esperábamos en un principio el show de Ratt, el haber incorporado a Marky Ramone junto a su banda de covers de Ramones, fue sin duda alguna una astuta y sabia decisión, porque más allá de la simpleza y sencillez en la tecnicidad del sonido Punk, el show que ayer montó desprendió una impresión totalmente colectiva, “el punk no ha muerto”, se ha conservado en una fórmula sólida e insaciable que nos deja siempre listos para recibir todo lo que venga.
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