24 de Agosto 2017 | Teatro Caupolicán
Nota: Litta | Fotos: Cristian Carrasco
Una tarde fría que de a poco comenzaba a tomar forma, como el gran infierno en el que transmutaría ya llegada la noche. La unión de estos titatanes del metal, en una obra maestra y oda a las diversas temáticas que defienden, tan campantes y perfectamente decorados, junto a telones magnánimos que se imponían desde el fondo del escenario, una unión que creíamos difícil alguna vez de presenciar, pero fue aquí, en la tierra del una y otra vez reconocido público, amante de la locura, la brutalidad y los mosh de todo es “chancha”, en donde nuevamente tuvimos el privilegio de gozar del death y el thrash como perfectos actos de una sola escena.
Una apertura notable con el show de los embajadores del thrash nacional, enérgicos y potentes, Massive Power dejó un ambiente más que listo para la imparable noche de faena infernal, con tremendos saludos desde el escenario, Rodrigo, Marcelo, Nelson, Cesar y Claudio, materializaron su euforia a través del lanzamiento de CDs al público, quienes agradecidos recibían una y otra vez en sus manos, emoción a flor de piel es la que se pudo apreciar de estos tremendos exponentes, sonido profesional que no se vio empañado por un percance con la saturación en un momento y que al final deja un gran eco entre quienes los vimos, nada que envidiar a la escena extranjera claramente, se notó el trabajo, la convicción y la persistencia desde cada acorde que dispararon durante su presentación. Tenemos material de alto nivel no solo entre las bandas más antiguas, las nuevas generaciones han logrado perfeccionar el legado y esto lo dejaron claro anoche nuestros 5 representantes chilenos en el histórico escenario del Caupolicán, con temas como; Rightwing Control, Political Class, Violent Killing Posers y el gran cierre a cargo de su popular Peyucollar. Una experiencia que hemos visto repetirse en diversos escenarios últimamente, que llenan de completo orgullo y nos hacen mantener la idea, Chile país de artistas.
Era el momento de recibir a uno de los shows más brutales que ha pisado nuestras tierras, las leyendas del antiguo Egipto y la conspiración de los dioses expresados en los brutales guturales que contienen estas maquinas procedentes de Carolina del Sur, quienes además debutaban en este tercer show en Chile con su nuevo integrante (parche para la gira) Brian Kingsland, quien nos sorprendió por la calidad de su gutural, quien no nos hizo para nada extrañar al maestro Dallas Toler Wade durante la presentación, un corto y tremendo show que se inició 15 minutos antes de lo estipulado, que nos permitió disfrutar de un preciso setlist de tan solo 8 temas.
Con el inicio del ancestral sonido de una introducción cargada de misticismo, Ushabti Reanimator nos mostraba el camino hacia el clásico sonido del death metal americano, hacia el tremendo Sacrifice Unto Sebek perteneciente a la cuarta maravilla, Annihilation of the Wicked del 2005, tema que mostró el poder de George Kollias en la batería y sin piedad nos comunicaba que ya no habría descanso para los tímpanos, la blasfemia caería sobre la gran puerta de la diosa de babilonia, Defiling the gates of Ishtar sonaba como un sublime e infernal mensaje desde la antigua era, en la completa ausencia del cristianismo en donde el gutural tuvo la ovación por muchos quienes estábamos expectantes de este detalle. Seguiríamos desafiando la teología y la doctrina, era momento de transformarnos todos en infieles hacia Dios y corear “There is no god”, con el dominante Kafir!, que ostentó los grandes cortes de los cuales son poseedores estos 4 jinetes del apocalipsis de los antiguos Dioses, en donde los poderosos riffs de Karl Sanders arremetían contra nuestra insana perspectiva.
El poder de la deidad del sol le daba la bienvenida a un grotesco mosh que se formaba con In The Name Of Amun, Chris Lollis, Karl y Brian armaban un colosal dialogo, mientras sin descanso Kollias rompía las pulsaciones de su metronomo junto al brioso solo de la guitarra heptatónica de Sanders, un memorable momento, que nos hizo enloquecer de placer impuro. La trascendencia del gran Schuck Schuldiner abrazaba la siguiente melodía en las guitarras de Sarcophagus, aquí es donde quizás si logré extrañar a Dallas, puesto que la gravedad del gutural es primordial y no logré pesquisar esa misma profundidad en los bajos de Brian, sin embargo esto no quiere decir que la versión al mando de este gran vocal sea menor, fue una interpretación limpia que me mantuvo fuerte la atención y la disposición para recibir al himno del último gran Faraón de la quinta dinastía egipcia, Unas Slayer of the Gods, finalmente, -lamentablemente-, llegábamos al homónimo Black Seeds of Vengeance, tema que ha sido el encargado de cerrar durante esta gira 2017, mientras el sonido de la gran Khetti Satha Shemsu daba el anuncio del término, muchos nos mirábamos con cara de decepción de lo corta que fue la presentación de Nile, preguntándonos qué pasó con Hittite Dung Incantation, The Fiends Who Come to Steal the Magick of the Deceased, The Howling of the Jinn o Kheftiu Asar Butchiu, claramente una presentación con gusto a poco que si o sí debe ser enmendada en una cuarta visita, muchas teorías se lanzaron referente a este pequeño show, algunos sospechando que Brian no se haya aprendido todos los temas, otro que hubo un problema técnico, pero el misterio sería develado, todo fue en honor al tiempo del show de Testament.
Un pequeño retraso en el montaje, hizo que las leyendas del thrash californiano de Testament, comenzaran más de 15 minutos tarde, hecho que no pasó desapercibido por la enérgica masa que ansiosa esperaba al interior del coliseo, una avalancha de silbidos, gritos y aplausos, permaneció constante hasta el apagón de luces que advirtió sobre el inicio del último gran número de la jornada. Los históricos y grandes Chuck Billy, Eric Peterson, Alex Skolnick, Steve DiGiorgio y Gene Hoglan subían al escenario, respaldados por la gran serpiente de tres cabezas del The Brotherhood of the Snake, álbum responsable de esta maravillosa gira que revindica el sonido que hace más de un cuarto de siglo nos conquistó, como un presagio el colombroño de este último record, Brotherhood of the Snake, se abre paso a través de la locura desatada por la sola presencia de estos 5 legendarios thrasher, quienes a pesar de no lucir tan frescos y jóvenes como antes, nos dieron cátedra de lo importante que es el ímpetu de la actitud y el carácter.
Sonidos del nuevo milenio, cargados de nuevos aires que hicieron gozar a los más jóvenes del público, quienes venían por historia aún esperábamos tranquilos el turno de la gloria para disfrutar, Rise Up, More Than Meets the Eye, The Pale King y Centuries of Suffering, servían como prólogos para el gran solo de guitarra del gigante Alex Skolnick, quien junto a su ESP, nos hizo remontarnos a esa época dorada de la pulcritud en las cuerdas, en donde el virtuosismo y la tecnicidad eran uno junto al swing, el cercano Chuck Billy junto a su micrófono estilo “lightsaber” rojo nos regalaba en sus palabras saludos y reconocimientos a nuestra intensidad como publico, un hecho que últimamente se ha vuelto viral entre muchos artistas y que como una exigencia esperan siempre ver nuestro lado más perverso en acción.
La gran propuesta de los 90’s, Electric Crown, amainaba al mar de gente y por fin algo de lo que prometió Eric en la entrevista , se estaba cumpliendo. Into the Pit y el descabellado publico que en algún momento yacía inmóvil se unifico junto a la locura del centro, en un huracán de gente que ya no cesó hasta el fin, ni notamos el cambio, claramente el sonido del nuevo álbum tiene todo lo necesario para ser llamado una joya del thrash, Stronghold, destapaba sesos, hasta chocar con un taquilla sonido de Dark Roots of Earth. El noventero tocayo del Low de 1994, coreado por la constante mímica del genio DiGiorgio, quién con su mano impulsaba a todo el teatro a corear “Low… Low… show some mercy”, una parada en el 2012 con Throne of Thorns, y en las mismas palabras Chuck “do you want some old?” se anticipaba un esperado momento, el sonido de la obra maestra The Gathering se hacia presente a través de la maravillosa introducción del Eyes of Wrath, una caja torácica que está en perfecto estado emprendía el vuelo a través del océano de “chascas” que se meneaban al son de la melodiosa prosa en las cuerdas y por si fuera poco una continuidad de ensueño, Practice What You Preach y The New Order junto al fulgor de los 80’s a todo dar, sin piedad masacrando a todos los congregados en esta gran reunión de metal.
Un solo de bajo entregado por el gran Steve DiGiorgio, quien repasó grandes momentos apañado del colosal Hoglan, quienes nos anuncian el último acto de esta tremenda velada, que se despide junto a una de las mejores partes del setlist, Urotsukidôji, Souls of Black, Over the Wall y Alone in the Dark, cuatro entregas cantadas por completo, diálogos que se contuvieron desde el primer asistente en la barricada hasta las ultimas almas de la galería, historia, reconocimiento y altares de thrash metal que cimentaron en la solidez de un sonido que se ha mantenido perpetuo a lo largo de estos años y que hoy hemos tenido una vez más la oportunidad de presenciar, por último un cierre de la mano del himno Disciples of the Watch, que nos dejó con la euforia perfecta para continuar una noche de celebración, un viernes chico que a más de alguno le trajo consecuencias en el cuerpo hoy en la mañana, pero que nos deja ese gustoso recuerdo de haber disfrutado de uno de los mejores shows en lo que va del año.
Pronto se agregarán las fotos de Massive Power a la galería.
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