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Live Review | Nothing But Thiever: Predecibles pero efectivos

Nota: Freddy Véliz     Fotos: Cristian Carrasco

Nothing But Thieves, Teatro Cariola, 4 de septiembre 2018. Santiago – Chile

La novel banda inglesa Nothing But Thiever, se ha ido posicionando con un éxito creciente en la escena del rock contemporáneo a nivel mundial desde su fundación el año 2012, siendo frecuentemente invitados a los más importantes festivales del orbe, como Reading, Glastonbury o Lollapalooza Chicago, también como invitados en giras de Muse o My Chemical Romance. Una fructífera agenda en vivo, a pesar de contar tan solo con dos discos de estudio, Nothing But Thieves del 2015 y Broken Machine del 2017.

Con esos pergaminos, el conjunto liderado por el joven cantante Conor Mason, llegó por primera vez a nuestro país, para presentarse en el histórico Teatro Cariola. Junto a ellos la producción tuvo el acierto de invitar al dúo chileno Frank’s White Canvas para abrir los fuegos.

La banda nacional conformada por Karin Aguilera en voz y guitarra y Pancha Torés en batería, que además se acompañan por Yeray Santos como músico invitado estable en la guitarra, vienen de celebrar cuatro años de trayectoria, a tablero vuelto el viernes 31 de agosto en sala Scd de Plaza Egaña, entonces con pilas más que recargadas se subieron al escenario del recinto santiaguino, con toda la impronta que las ha caracterizado en su breve pero fructífera carrera. Las chilenas, por primera vez tenían la misión de abrir el show de una banda extranjera, por lo tanto éramos testigos de un hito más en su historia. Con cortes como “Bullseye”, “Wake Up” o “Good Rebel”, se echaron al público al bolsillo, pocas veces he visto a bandas chilenas ser recibidas como a estas chicas frente  un público que no estaba ahí para verlas especialmente a ellas. Las canciones conectaron de forma instantánea, con el público batiendo palmas para acompañarlas y despedirlas con una ovación. Una cálida y merecida recepción para una agrupación que se ha esmerado por entregar desde sus inicios un espectáculo integral, y que poco a poco viene dando muy buenos frutos.

Luego de los ajustes técnicos de rigor en el intermedio, las luces se apagan para recibir el plato de fondo. Los ingleses Nothing But Thieves suben al escenario y el público, en su mayoría adolescentes, desgarran sus gargantas en una fuerte ovación, algo más de quinientas personas comienzan a corear “I Was Just a Kid”, corte de su segunda placa y motivo de su actual tour. Un potente sonido, sorteaba la mala acústica del recinto, pero los inevitables reverbs del Cariola, pasaban desapercibidos en medio de la algarabía de un público, que en gran parte se componía de mujeres, quienes no dudaban en gritar el típico ‘Mijito Rico!!’ a los músicos en cada pausa. “Wake Up Call” daba paso a “Soda”, momento en que Mason toma la guitarra acústica, que sufre un problema técnico sin poder  ser solucionado, continuando sin este instrumento que aporta con matices a la canción.

Un show que muestra a una banda cuya propuesta no presenta grandes sorpresas, si bien logran efectividad con algunas canciones que son seguidas con saltos y coros desde el aforo, se apegan demasiado al sonido de agrupaciones como Muse o incluso a U2, con poco material que aporte variedad o innovación, rock melódico con algunos aciertos en la guitarra de Joe Langridge-Brown, quien está constantemente moviéndose en el escenario, cabeceando y dando esa imagen rockera que todos esperan en un espectáculo de esta naturaleza, el joven músico domina su espacio con actitud y se lleva las miradas de las féminas del público, que constantemente lo celebran.

El conjunto destaca por sus individualidades, pero no logran concretar una propuesta original y que los haga despegarse de otras bandas, creo que eso termina restándoles méritos, y haciendo de su concierto algo muy predecible. “Forever & Ever More”, nueva canción que estará incluida en un próximo Ep, da señales de búsqueda, pero debemos estar atentos a lo que se viene. Por el momento, es una banda que está en pleno crecimiento, deben madurar su propuesta para no ser del montón, porque así puede que terminen fácilmente en el olvido.

Un show que más bien lo disfruta el fanático con concesiones, pero que objetivamente hablando, pasa un tanto desapercibido, en un momento en que cada día nacen bandas buscando un espacio de reconocimiento en la industria internacional, y si no saben diferenciarse, terminarán perdidas en un limbo.

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Esta noticia fue publicada por el área editorial de iRock.CL

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