Hay bandas que nacen para romper esquemas, y otras que nacen para recordar por qué existen los esquemas. Metalucifer pertenece a esta segunda categoría. Es el hijo descarado y orgulloso de Sabbat, la otra cara del culto japonés liderado por el carismatico Gezol.
El proyecto nació en 1995, tomando su nombre de una vieja canción de Sabbat, “Metalucifer and Evilucifer”. Desde ahí, el concepto fue tan claro que casi suena a chiste interno entre fanáticos… pero un chiste que se volvió serio. Metalucifer se propuso capturar la esencia del heavy metal en su forma más directa, y lo hizo con una obsesión que pocos se atreverían letras que gritan “heavy metal” una y otra vez, y portadas donde aparece Neal Tanaka un fiel fanatico japones que lo adoptaron como mascota.
Sus tres discos Heavy Metal Drill, Heavy Metal Chainsaw y Heavy Metal Bulldozer forman una especie de trilogía espiritual. Su sonido bebe de las fuentes de Iron Maiden, Accept, Manowar y toda esa primera ola británica que enseñó al mundo que la velocidad, el cuero y el orgullo podían ser un estilo de vida, lo suyo es un heavy metal simple, ruidoso y contagioso. De esos que uno escucha y no puede evitar mover la cabeza, aunque sepa que la letra repite “heavy metal” veinte veces seguidas.
Y aunque su música pueda parecer una parodia para quien los mire desde afuera, lo cierto es que Metalucifer se toma muy en serio su misión. Si el metal tuviera una religión, Metalucifer serían como los Testigos de Jehová más entusiastas, recorriendo puerta por puerta con el mensaje sagrado: “Heavy Metal is forever.”
Y ahora, esa energía llega a Chile, al mismo escenario donde Sabbat dejó su marca el año pasado: la RBX. El hecho no es menor. Si Sabbat representó la blasfemia sadica, Metalucifer representa la ceremonia de un culto japones, la fiesta de la hermandad metálica. Es casi poético que ambos proyectos compartan el mismo altar, uno invocando al caos y el otro celebrando la vida con la misma intensidad.
Metalucifer no promete innovación ni modernidad, promete honestidad donde la risa y el headbanging y donde todo absolutamente todo gire en torno al Heavy Metal.
En el fondo, eso es lo que hace que Metalucifer sea tan querido. No pretenden nada que no sean. Son una celebración de lo que nos hizo amar este género en primer lugar. Su música es directa y adictiva, se ríen de lo exagerado del metal, pero lo hacen con respeto, porque saben que detrás de la caricatura hay verdad.
Este domingo 19 de octubre en la RBX producido por Chargola, promete encender la mecha al samurai que uno lleva dentro, para que todos seamos parte del Shogunato versión Metalera.
















