Por María José Sandoval.
Ambientada en los años 70’s y compuesta por su potente banda sonora, Dexter Fletcher, retomando el rodaje que había dejado el director Bryan Singer, nos trae una película llena de nostalgia, amor por la música y del talento inigualable de la voz principal de Queen, una que marcó a más de una generación en el desarrollo de sus canciones y posterior a ellas.
El filme se concentra en Farrokh Bulsara (Rami Malek) y su proceso para convertirse en el irreemplazable Freddie Mercury, en cómo este terminará topándose con Brian May (Gwilym Lee), guitarrista, Roger Taylor (Ben Hardy) baterista y posteriormente con John Deacon (Joseph Mazzello) bajista, para formar a la mítica banda que quería marcar un precedente en sus estilos musicales.
Una historia que sin duda gustará a los fanáticos de la agrupación, pero que tiene detalles en la forma en que el guión la mantiene viva.
Más que pasión por la música
Lo que más se luce, sin dudas, es la impecable interpretación de Rami Malek como nuestro protagonista de la historia, a quien habíamos visto antes en Mr. Robot y que hasta hoy no sabíamos si podía llenar los zapatos de la leyenda británica.
Si bien es cierto que Mercury es inigualable, la actuación del actor de ascendencia egipcia es notable y hecha con especial cuidado y admiración, algo que sin duda se nota en pantalla ante el estudio de gestos, tonalidades de voz, poses, su forma de saltar, fumar y caminar, que te harán recordar al cantante en su mejor forma.
Sin embargo, uno de los mayores problemas del filme, no es si este logra captar la esencia o no de Freddie, sino que el ritmo en la película es tan rápido, que deja un vacío en la parte más importante de la historia: cómo paso de ser una banda que tocaba en bares a ser el conjunto más pedido en giras y álbumes comerciales.
Y es mejor partir por esto, sobre todo por las opiniones variadas que han surgido de la crítica británica y que ha asustado a más de un fanático con ver esta película. Y es que el problema no son sus actores, sino, la trama en que se les desenvuelve.
Rápida y que denota una ansiedad en contarte las partes más maravillosas del desarrollo de Queen, el largometraje ahonda más en qué hacia esta banda “especial” y diferente a las otras, a cómo lograron superar la mayor barrera de los grupos musicales en general: saltar a la fama o ser un grupo que se estanca en el anonimato.
Y es algo de suma importancia, puesto que en los primeros treinta minutos de historia y desarrollo argumental, ya ha pasado una buena cantidad de tiempo que no nos han mostrado y en que vemos un gran avance: de tocar para amigos a hablar con disqueras, lo que lo hace un poco falso.
La parte positiva es que nos entretenemos tanto con las personalidades de nuestros personajes, que a pesar de este error garrafal, pasamos a escenas en donde nos muestran el desarrollo de la grabación de dos temas icónicos, y que sin duda no puedes perderte a la hora de elegir “Bohemian Rhapsody” cuando esté en cartelera.
El rostro que no se puede olvidar
Llena de discusiones por cómo nuestro personaje rompió con las barreras de estereotipos, cómo su carrera de vio envuelta en los excesos, la prensa y su insistencia en su orientación sexual más allá de su desarrollo musical, “Bohemian Rhapsody” hace hincapié en todas estas discusiones y hace una crítica, además, en cómo Freddie fue mal asesorado luego de alcanzar el punto culmine de su fama y como esto le fue afectando en su vida personal.
Por otro lado, retrata a Queen como la otra familia que tuvo el artista, una de personajes “inadaptados” que se apoyaban el uno al otro. Cabe destacar, que la interpretación de Gwilym Lee como Brian May es otra de las que brilla en el filme en conjunto con su caracterización como el guitarrista.
Ahora bien, otro error que comete la historia, más allá de ahondar o no en otros detalles de la vida de Mercury y que no fueron expuestos en pantalla, es en no decidirse por cual línea iban a ir: si por la vida personal de Freddie o por el desarrollo de Queen, ya que hay de ambos en el filme. No tiene el sabor a “biografía” en que habían encasillado al largometraje, es más bien una especie de tributo a Freddie, su paso y la marca que dejó a Queen.
No se desarrollan mucho los detalles personales del cantante, ni hacen la explicación de cómo pasaron a ser una banda “x” para el mundo a ser una comercialmente exitosa e inmemorable, puesto que los sucesos que van en medio, lo abarcan todo, con un principio muy acelerado y un final un poco largo.
Lo que queda muy bien y explicito, es la potencia de Queen, tanto en talento como en la llegada que tuvo a la gente y cuán importante fue para los británicos una banda que tenía una variedad de estilos y sencillos que consiguieron un alto éxito a nivel mundial.
Sin duda hacen parecer a nuestros personajes como leyendas, y lo más importante, no hace a la posterior enfermedad de Freddie como un villano en la historia, puesto que las ganas del cantante por seguir con el show y su amor por la música y por lo que hacía lo cubre todo en este filme, junto con una voz que no es reemplazada por el actor.
Esa voz que permanece en el filme, sin ser cambiada ni intervenida, y que hemos escuchado numerosas veces en éxitos como Radio Ga Ga, We Are The Champions o Anothe One Bites the Dust y que hemos coreado como con I Want to Break Free o Under Pressure.
Podría seguir así todo el día, pero lo importante es decir, que entenderás en pantalla, que a pesar de estar a casi 27 años de su muerte, la voz de Freddie Mercury nunca se apagó.
“Bohemian Rhapsody” se estrenará en todos los cines del país a contar del jueves 1 de noviembre, y si aún no has visto los últimos adelantos de esta película, no te preocupes, los puedes encontrar a continuación:
https://www.youtube.com/watch?v=GnAn-0xOH0E