- Artista: Frank’s White Canvas
- Álbum: My Life, My Canvas
- Año: 2020
- Sello: Independiente
Por Freddy Véliz
Pocas veces un disco debut es esperado con tantas ansias y expectativas como ‘My Life, My Canvas’, del dúo chileno Frank’s White Canvas. Esto se explica por una carrera de arduo trabajo y una visión muy clara de los procesos a seguir por parte de Karin y Francisca, quienes en seis años de vida en los escenarios, han ido consolidándose como una de las apuestas con mayor proyección dentro del rock nacional. Con potentes y elaborados shows en vivo en recintos pequeños, pero también dando saltos como Lollapalooza Chile, Mad Cool en Madrid, España, una pequeña gira por Estados Unidos donde actuaron en el legendario Whisky A Go Go, además de sus dos elogiados Epés, un registro en vivo, y una estrategia de lanzamientos de singles que fueron construyendo esta larga espera.
Cuando FWC anunció que su primer largaduración sería producido por Dimitri Tikovoï, estas expectativas se acrecentaron. Dimitri, para los que no han oído su nombre, es un afamado productor francés, que dentro de su curriculum, ostenta trabajos junto a bandas como Placebo, Blondie, Ghost, Sophie Ellis-Bextor, The Horrors, Gary Numan y un largo etcétera de importantes artistas de nivel mundial. Por lo tanto, estas chicas no se venían con pequeñeces y apuntaron a los más altos estándares internacionales, para lo que sería este debut discográfico, y no se equivocaron.
El disco acaba de ser lanzado en las plataformas digitales hace unos días, congregando a una real vigilia de sus seguidores. ‘My Life, My Canvas’ si bien es el paso que faltaba para el fortalecimiento de la banda, también es el desafío que se proponen para renovar su repertorio, y enfrentarse a los cambios propios del crecimiento. Frank’s White Canvas podríamos decir que pasaron de una fructífera adolescencia a una madura adultez.
El álbum comienza con “Hiding Away”, un corte que deambula por distintos ambientes sonoros, una característica que se mantiene en el transcurso del disco. Sonoridades dadas por el uso de distintos efectos y recursos de percusión que enriquecen la impronta de una base colosal, que Francisca Torés aporta desde la batería. Karin juega a ganar con su evocador registro vocal, que es complementado por coros envolventes y su poderosa guitarra. Una pieza perfecta para abrirse camino a la lista de tracks que continúan con la más directa y rockera “Sleep, Work, Eat”, Francisca ataca con precisión metronómica y marcados compases de batería, y Karin dirige con su voz y guitarra desde la proa elevándonos hacia lo más alto, con este single que ya nos habían adelantado en las últimas presentaciones realizadas antes del azote pandémico mundial.
De la inyección energética de “Sleep, Work, Eat”, bajamos las revoluciones, para introducirnos en las emociones más introspectivas con “Play”, uno de los primeros adelantos que la banda nos había entregado, el dominio de estas talentosas músicas para tocar esas fibras más cercanas al corazón, es parte de su marca registrada, juegan con un vaivén de instantes que pueden ir del pop elegante, repleto de sentimientos, a lo más duro del rock, y de esto último “Easy To Forget” es un grueso ejemplo, Dimitri busca el punto exacto para explotar al máximo la fuerza vocal de Karin, que demuestra tener infinitas posibilidades con su voz. “Cazador” es otra muestra de aquello, melodías trabajadas con un oficio brillante, en complicidad con Francisca, quien le da el toque de profundidad desde el coro y rítmica.
La obra de Frank’s White Canvas es un libro autobiográfico abierto, desde donde expresan sus pensamientos y emociones más profundas, y a pesar de que sus líricas son en inglés, logran traspasar esa barrera del idioma, proyectando su mensaje a través de la música, sus atmósferas y forma de encarar las canciones van hablando por si solas. “Nobody Comes” es la forma de hacer frente a una vida de enjuiciamientos, dudas y aceptación como parte de la comunidad LGBTI, una canción que cala hondo y rompe barreras en un país al que aún le falta mucho por evolucionar hacia el respeto por las minorías.
Teclado, guitarra acústica, sutiles golpes de batería y acogedora voz son el componente para convocarnos a la melodiosa y profunda belleza de “Best One Yet”, antes de internarnos en “One By One”, otro de los singles que venían sonando desde el 2019, y que según la misma Karin explica, es un relato sobre las crisis de pánico que ha sufrido durante su vida, podríamos interpretarlo como un exorcismo de esos demonios que la han perseguido desde muy joven. Esta canción apoya el lanzamiento del disco con un videoclip donde estos conceptos quedan claramente plasmados.
Para finalizar, “Someday” nos conmueve con una minimalista intervención de teclado, que va siendo abordado por la batería de Francisca, potenciando la atmósfera, a través de certeros toques de bombo y caja, mientras Karin una vez más nos clava su voz directo al alma, invitándonos a un final contemplativo.
Frank’s White Canvas con este álbum extendió su telón para exponernos trazos de vida en base a una diversidad de colores, representados en esta propuesta de música sin etiquetas directas, que se nutre solamente de una amplia gama de influencias, y un amor cómplice por un proyecto que no deja de deslumbrar, y que crece a pasos agigantados hacia fronteras inimaginables.