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Conciertos

Def Leppard y Mötley Crüe en Chile: El viejo rock and roll, más vivo que nunca

Ambas bandas brindaron un gran concierto en el Bicentenario de La Florida.

Por Freddy Véliz - Fotos: @crisrock_photography

Y por fin llegó el día esperado por miles de fanáticos de dos de las bandas más emblemáticas de una década donde el heavy metal, el hard rock y el glam fueron amos y señores. La fecha: 3 de Marzo del 2023, Lugar: Estadio Bicentenario de la Florida. Hordas de cuarentones y cincuentones, luciendo sus viejas poleras de Mötley Crüe y Def Leppard, fueron llegando al recinto floridano, para ser testigos del regreso de estas dos icónicas agrupaciones que marcaron una época, y que en los últimos años han demostrado que su música sigue latente en la memoria.

La apertura del encuentro, estuvo a cargo de la novel banda chilena Whisky Blood, quienes en una suerte de pataleta adolescente, insistieron por cualquier medio, para poder estar sobre el escenario, logrando su cometido mediante un llamado a concurso de la productora para su elección. Como medio de prensa no pudimos estar presentes en su actuación, debido al horario estipulado para nuestro ingreso, por lo que no tenemos una opinión respecto a su show, que sirvió para paliar las ansias de un público que estaba ahí para reencontrarse con sus ídolos.

Si bien la mayoría de los asistentes sobrepasaba los cuarenta años, se visualizó gran cantidad de adolescentes o familias completas, dejando de manifiesto que el rock siempre será transversal, y que el gusto por este sonido se hereda de una generación a otra. Solo quedaba esperar como sería esta verdadera fiesta de Rock and Roll. 

Los primeros en salir a escena, luego de una cuenta regresiva proyectada en pantalla, fueron los británicos de Def Leppard. La legendaria agrupación se paró en el escenario con la expertise de los grandes, y en un show casi calcado a su primera visita del 2017 en el Estadio Monumental, nos hizo vibrar con su tonelaje de éxitos. 

“Take What You Want”, corte que abre el último álbum de estudio de los Leppard, dio el vamos a un concierto que más allá de la nostalgia de sus clásicos, es una muestra de que su legado está más vivo que nunca. Ellos así lo hacen sentir, desde el estado físico que exponen, hasta la utilización de altos niveles de tecnología en el que se apoyan tanto en la iluminación, visuales, y por qué no decirlo, en el maquillaje de su sonido y la voz de Joe Elliott, buscando la perfección en cada detalle. 

Def Leppard nos lleva en  un viaje en el tiempo, con cortes como “Lets Get Rocked”, que selló su entrada en los noventas, “Animal”o “Armageddon it” de su exitoso Hysteria, o la etapa mas cercana al heavy metal con canciones incombustibles como “Foolin’” o la emblemática “Bringin’ On the Heartbreak” de High ‘n’ Dry, su segunda placa de estudio lanzada en 1981.

Def Leppard

Para el 2017, debido a la lluvia que recibió a la banda en el Monumental, debió retirarse la pasarela central, por lo tanto una de las diferencias con esta puesta en escena, fue que esta vez los músicos pudieron hacer uso de este recurso, que les aporta mayor cercanía con el público. Elliot, Collen, Savage y Campbell se mueven coordinadamente por cada rincón del escenario, mientras Rick Allen impresiona desde la batería, un músico que más allá de su conocida resiliencia, tiene un carisma que lo hace manifestar una sonrisa cada vez que la cámara concentra el lente en su persona.

La emoción nos embarga con la balada “Love Bites” y con “Hysteria”, donde recorren su historia en imágenes desde la pantalla frontal, destacando al fallecido Steve Clark. Def Leppard son un conjunto que sufrió altibajos, pero a estas alturas demuestran que son una banda de peso, con un show sólido, dueños de un set de canciones repletas de clásicos, la mayoría teniendo una llegada masiva a través de los medios radiales y televisivos, que los hace transversales. Siempre apelaron a un heavy rock con características melódicas que los diferenciaron de sus contemporáneos ingleses (Iron Maiden, Saxon, Raven, etc), triunfaron y sufrieron, pero supieron salir adelante en cada caída, y ahí los vemos, terminando un concierto con cuatro himnos al hilo: “Hysteria”, “Pour Some Sugar on Me”, “Rock of Ages” y “Photograph”, coronando un show que dejó a más de alguno con la piel erizada, frente a uno de los grandes espectáculos que han pisado nuestro país.

La noche no terminaba ahí, y los gritos de “Crüe! Crüe! Crüe!” se hacían escuchar desde el público que esperaba por la banda “más peligrosa del rock and roll”. Mötley Crüe es de esas bandas amadas u odiadas, pero que siempre están ahí, graben o no graben, pasen de moda o no pasen. Son una banda que simboliza la rebeldía adolescente de los ochentas y siempre se hicieron notar más allá de su música, con escándalos de droga, desorden, sexo, etc. 

Antes de que Guns N’ Roses diera luces de existencia, Mötley Crüe eran los malditos callejeros que las madres prohibían a sus hijos escuchar. Tal como The Rolling Stones eran el temor de los padres de chicas adolescentes en los 60/70s, Vince Neil, Nikki Sixx, Mick Mars y Tommy Lee lo fueron en los ochenta y parte de los noventa. 

Íconos del glam metal, últimamente las críticas no se hicieron esperar, debido al estado vocal y físico de Vince Neil, y al desgaste propio de los años de una banda longeva, que los llevó hace algún tiempo a anunciar su despedida estipulándolo incluso en un contrato.

Luego del exitoso estreno de la biopic The Dirt, de Netflix, basada en el libro autobiográfico, la banda vivió un nuevo respiro, y al parecer los estimuló a volver a la carretera. 

Mötley Crüe

Ayer los tuvimos en una presentación que desechó cualquier duda sobre su espectáculo. Al contrario de su desconcertante debut en Chile el 2011, esta vez los californianos llegaron con todo el aparataje visual que los caracterizó en sus años de gloria, con coristas que a la vez son bailarinas, muñecas gigantes, iluminación de última generación y una puesta en escena cautivante. Actualmente el conjunto lo conforman Vince, Nikki, Tommy, y John 5, quien tomó el lugar de Mick Mars, que debió dejar las giras por sus conocidos problemas de salud. Five sin dudas, fue el guitarrista ideal para tomar el puesto, definitivamente se robó los aplausos de un público enfervorizado desde la partida con la tremenda “Wild Side” el lado salvaje se hizo presente en medio de gritos, saltos y fervor de los miles de asistentes a este carnaval de rock and roll.

Vince mostró un avance notable en su estado vocal, nunca ha sido un gran cantante, pero en comparación a sus visitas como solista o su único paso con los Crüe en Chile, lo que mostró ayer fue bastante superior. La banda en general se ve fresca, retomando las energías para demostrarle al mundo que aun las baterías no se han descargado. Imposible no saltar o corear clásicos como “Shout at the Devil”, “Too Fast For Love”, “Don’t Go Away Mad (Just Go Away) o “Looks That Kill”. Es impresionante, a la distancia que nos dan los años, darnos cuenta de la capacidad de estas bandas (incluyendo a Def Leppard por supuesto) que tuvieron para crear tal cantidad de canciones que se han mantenido intactas en el tiempo, incluso tomando más fuerza con los años. Neil hace alusión a la biopic, preguntando al público quien la había visto, y obviamente la mayoría afirmó levantando sus puños, antes de tocar justamente “The Dirt”, tema central del film, proyectando imágenes de la exitosa producción cinematográfica.

John 5, es introducido por Sixx en un solo que derivó luego en un celebrado medley de distintos covers que la banda ha interpretado durante su carrera, como Rock and Roll pt2 de Gary Glitter, Smoking on the boys Room, Helter Skelter, Anarchy in the Uk y Blitzkrieg Bop. Todos una influencia tácita en los chicos de Sunset strip.

La imagen de adolescente desadaptado la siguen explotando a pesar de que sus fundadores sobrepasan los 60 años de edad. Tommy Lee no tiene filtros ni se preocupa de actuar dentro de lo políticamente correcto, y entre aplausos se para en la pasarela, preguntando como se le dice a las bubbies, obteniendo respuesta inmediata del público, Tommy entre risas, pide ver “tetas”, pero, al menos desde mi posición, no se captó respuesta alguna, posteriormente se sienta al pequeño piano ubicado en la misma tarima, para introducirnos en la emblemática “Home Sweet Home”. El conjunto apuesta por un show donde no se hacen problema con tener a dos bailarinas, contorneando sensualmente sus cuerpos casi al desnudo, en tiempos donde se cuestiona hasta límites de funa, la utilización de la imagen femenina como un elemento sexualmente explotable.  

Si Def Leppard brindó un espectáculo cuidadoso y pulcro, Mötley Crüe, fiel a su imagen, detona un show más ruidoso y menos pulcro, pero no por eso de bajo nivel, al contrario, nos ofrecieron un espectáculo de alto engranaje, con la banda entregada al público, y superando cualquier expectativa anticipada que tuviésemos al respecto. En un comienzo hubo evidentes problemas de sonido, pero fueron altamente superados con el correr de un setlist contundente, donde impecables versiones de “Girls, Girls, Girl” y “Primal Scream”, dieron paso al punto final con la portentosa “Kickstart My Heart” desatando la furia de los fanáticos enfrascados en saltos y empujones en medio de una cancha que concluyó en una lluvia de uñetas lanzadas por Sixx, despidiendo así una nueva reunión con lo más granado de un sonido que se niega a morir. Un legado que está patentado por dos agrupaciones disímiles en su concepto, pero que los une la misma fuerza rockanrollera que ha tantos apasiona, a pesar de que el mundo pareciera actualmente dar la espalda.

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Noticia publicada por el área editorial.

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