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Kamken, reactivando la máquina

Un presente con 2 lanzamientos de sencillos este 2020, los tiene reactivando los engranajes como no lo hacían hace bastante tiempo. La experiencia ganada en años de circo, de mucha música y reconocimientos, le entrega a KAMKEN total propiedad para hablar de cómo ha cambiado la industria y la misma banda, del pasado y del futuro, y hacer el análisis necesario para vivir el presente.

“Harprota” primero, y “Rrottgard” después, se convirtieron en los sorpresivos lanzamientos para la banda, cumpliendo 5 años ya sin editar material original, con cambios de alineación y proyectos paralelos que ensombrecen a la nave madre. Miguel Torreblanca fue el motor desde siempre, tanto rítmico, con su bajo preciso y cautivante, como en el manejo del grupo, componiendo y preocupándose de meter a Kamken al circuito musical. Desde su guarida, revela algo del funcionamiento reciente de la banda: “Durante la pandemia se me ocurrió la posibilidad de trabajar ciertas ideas online, así que les envié propuestas a los chicos y me apañaron heavy. En verdad hemos sido un tremendo equipo… creo que ambos sencillos tienen un gran nivel. Posiblemente lancemos un tercer sencillo para iniciar el 2021 con toda la máquina antes de un nuevo largaduración”.

El camino ha sido extenso, y las canciones han sido tantas como estilos se mezclan en ellas. Dueños de composiciones intrincadas y extensas como “Brilla la savia bajo el sol” o “Aurora australis”, en donde dan rienda suelta a su virtuosismo y gusto por el progresivo, hasta temas como “Ser” o “Multiverso”, canciones que beben más del manual de QUOTSA que de la experimentación clásica. 

Por allá por el año 2000 comenzaron las grabaciones del primer disco de Kamken, al alero de Balmaceda 1215, semillero de muchas agrupaciones importantes en Chile. “Grabar ese primer álbum fue el momento más importante para la banda. Trabajamos con Sergio Sánchez, que ahora es sonidista de la Anita Tijoux, también trabajamos con Jorge Campos y vimos a grandes bandas que surgieron de esa instancia”. El disco “Nacimiento” cobró vida el 2001, y trajo muchos buenos comentarios a las composiciones y desempeño de este power trío santiaguino, que sorprendía con su propuesta claramente rockera, pero con elementos vanguardistas tomados desde el jazz y el progresivo. 

Esta etapa fue dominada por un lenguaje marcado por cambios, juegos con las estructuras y composiciones largas. Toda una camada de bandas progresivas conformaban una escena, quizás pequeña, pero sólida y reconocida a fines de los 90. Kamken junto a Ergo Sum y Exsimio, entre otros, sorprendían a todos con su potencia e ingenio. Discos progresivos que también mezclaban con elementos electrónicos, los hicieron notar como inquietos, y esa característica inevitablemente lleva a cambios, que no siempre dejan a todos contentos. Las ganas de avanzar inician un nuevo periodo para la banda, que surgía de la mano de “El disco vital” y sus canciones que ahora eran más accesibles. Sin dejar de lado la calidad interpretativa, los temas estaban pensados de forma más tradicional para los estándares de oídos radiales. En febrero de 2011 la revista Rolling Stone los llama “la banda revelación del rock chileno” y avanzaban a paso firme.

Mucho movimiento, tocatas, reconocimiento general. Pero también cansancio. Paros, frustraciones y reuniones siguen a este periodo y editan su obra más ambiciosa: Dual/Aurora australis, de 2015, donde con total atrevimiento se lanzan con un disco doble, que reúne justamente sus 2 facetas: la más vanguardista y aquella de temas más accesibles. Un total lujo, que además fue editado bajo el alero del Sello Parra, propiedad del legendario Eduardo Parra de Los Jaivas. Un apadrinamiento soñado, pero que tampoco fue un cuento de hadas. Miguel dice “agradezco el interés de él por integrarnos, pero fue complejo por su enfermedad y el equipo que lo asesoraba acá en Chile, con poca prolijidad a nivel de producción. Terminó siendo un proceso estéril y poco consagratorio” y así, de vuelta a la independencia.

¿En qué ha influido en el sonido de Kamken los cambios de guitarrista y baterista?  


Yo pienso que en Chile no es fácil mantener intachable la perseverancia y jugársela por empujar un proyecto musical, sobretodo rockero. Los músicos que han tocado en Kamken siempre han sido un tremendo aporte, no sólo en lo musical sino también en el “hacer grupo” como concepto, el colaborar en giras y en conciertos, en darle una vuelta a ciertas decisiones de imagen o merchandising. Creo que es natural que después de mucho rodar y años de tocar dan ganas de hacer todo lo más “pensado” posible y en ese sentido hoy estamos en una excelente racha, donde Rodrigo y Jota tienen muy claros los conceptos y han hecho aportes desde lo que necesita cada canción. 


Hay muchas variantes en la música de Kamken a través del tiempo, desde lo progresivo más intrincado hasta sonoridades más convencionales. ¿En qué momento te sientes ahora, como compositor? 

Creo que tanto Rodrigo como Jota me están proponiendo volver al lenguaje progresivo y desarrollar esa verdadera identidad que Kamken mostró en sus inicios. El lenguaje progresivo definitivamente nos mueve mucho la guata a los tres y creo que eso es lo que dará energía para continuar con KAMKEN de aquí hacia adelante. Lo que me hace sentir muy apañado y respaldado. De ahora en adelante me he liberado a componer sin tapujos y llenar la calidez creativa desde un imaginario sin límites, que será la matriz para diagramar el nuevo álbum 2021. Se abre la inspiración…

¿Cómo ves el futuro de la industria musical? Considerando que cada vez hay más lanzamientos digitales y cambios en la experiencia física del producto musical.

Yo apoyo la lucidez de aprovechar las plataformas digitales para compartir música original, convertirlo en un estilo de vida es reconfortante, dirigirte a los festivales para tocar en buenos escenarios y poder demostrar que llevas muchos álbumes a cuestas, que te están incluyendo en playlist de Spotify y que ya armaste una historia e identidad propia como KAMKEN. Cuando tus canciones se transforman en el soundtrack de la vida de alguien es maravilloso. Me han detenido en la calle para agradecer lo que entregamos como banda. Creo que esto es un estilo de vida y se sostiene como tal. Aportar con nuevas canciones, nuevos álbumes y desarrollar una carrera robusta de amor y dedicación, eso es lo que más me mueve para compartir esta aventura con mis colegas de Banda.

Un 2020 calentando motores, con canciones sin etiquetas, llenas de texturas y capas por descubrir, que cumplen con creces la misión de dejarnos expectantes, ansiando que el nuevo disco de Kamken llegue luego y nos sorprenda, al igual que lo ha hecho cada uno de sus lanzamientos anteriores. Quizás se transforme en el soundtrack de nuestra vida en 2021.

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Noticia publicada por el área editorial.

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