12 de mayo 2017 | Bar de René
Nota Freddy Veliz | Fotos : Karla Piña
Bar de René celebra 21 años este mes de mayo, y para festejarlo como es debido, está ofreciendo una maratón de rock chileno, con bandas que han sido parte constante de su cartelera. El viernes recién pasado, fuimos testigos de la presentación de unos dueños de casa, el conjunto penquista Los Muertos, quienes radicados en Santiago, se han posicionado como una de las agrupaciones más elogiadas del rock con tintes folclóricos. Siguiendo la línea impuesta actualmente por bandas como Kuervos del Sur, su estilo denota un claro acercamiento a nuestra cultura, mezclada con los sonidos propios del metal heredado de agrupaciones como Black Sabbath.
Pasadas las 23:00 horas, y mientras los comensales hacían ingreso al sector del escenario del mítico local rockero, el cuarteto se dispone a desenfundar su potente catálogo de canciones, cuyas intensas letras son coreadas por una buena camada de seguidores que fielmente acompañan al conjunto en cada uno de sus shows. Con “Achicheo” seguida de “Víctima” y “En tus Ojos” la banda nos inserta en ese mundo de historias, mitologías y leyendas criollas, sello que han sabido impregnar con mucha convicción, una que los ha llevado incluso a montar shows en escuelas del sur como una prueba de que la música puede ser parte importante en la educación. Un valor que Los Muertos han sabido explotar con pasión y honestidad, característica clave que queda reflejada en sus presentaciones, cada vez mas prolijos y maduros, como quedó claramente demostrado el viernes.
Elías Jaramillo es un frontman con carácter, que cumple su rol en forma enérgica y con mucha expresividad, logrando una buena conexión con los presentes, complementado con el feeling de Juan Pablo Moraga en esa guitarra que lanza fuego con acordes que fluyen desde la dureza hacia instantes luminosos, con solos que impregnan de especiales atmósferas cada corte, y que cimentados en la pesada base rítmica aportada por Fabián Nuñez en el bajo y Brian Herlitz en la batería se afianza en un sonido poderosamente blindado.
Un set que recorrió su breve pero intensa discografía, donde destacaron cortes como “Volver a Vivir”, “Al Final del Camino”, “Cien Gotas de Sangre y Doscientas de Sudor” o “Libertad”, generaron coros instantáneos, puños en alto, y la ovación de un entusiasta público que llegó al bar para celebrar su aniversario y disfrutar de la excelente propuesta de Los Muertos, que una vez retirados del escenario, debieron volver dos veces, a pedido de los parroquianos que deseaban más música, a pesar de la extensa lista de canciones que nos ofrecían. “Los Muertos Cabalgan Rápido” y “El Caleuche” fueron los temas extra que la banda regaló a sus seguidores, una noche donde confluyó la energía del rock con contenido e identidad, momentos de progresiones rítmicas y de evidentes intenciones de innovar.
Experimentar un show de Los Muertos, más allá de lo que significa una tocata rockera, es conectarnos con lo nuestro, nuestras raíces, nuestras historias ancestrales. Una banda que ha pavimentado su camino con la tozudez de los que aman lo que hacen, sorteando los obstáculos que impone un país como el nuestro a sus músicos, en especial cuando estos son de regiones y deben emigrar a la capital para proyectarse. Ellos tienen las armas y han expuesto sus talentos en el uso de estas, aún queda camino por delante y también muchos otros obstáculos que enfrentar. “Resiste y Avanza” reza el título de una de sus canciones, una declaración de principios que Los Muertos se la han tomado seriamente.