Nota del Director:
A partir de esta nota, en I-rock damos inicio a una nueva sección que promete ser un espacio de encuentro entre la experiencia de músicos consagrados y el talento emergente de nuestra escena nacional. En cada entrega, figuras reconocidas del ámbito musical compartirán su visión y análisis sobre los lanzamientos más recientes de bandas en ascenso a modo de review, para invitar a nuestros lectores a descubrir y valorar lo nuevo que está sonando en la escena. En esta primera edición, tenemos el honor de contar con Álvaro Soms, el aclamado guitarrista de la banda de metal "Dorso", quien a continuación revisiona el EP debut de la banda "Ardían" titulado: "Patafísica".
Voy a intentar describir el disco que terminé de escuchar hace unos pocos minutos: Se trata del EP de la banda Ardían, trío formado por Camilo Carrasco (guitarra), Pablo Astudillo (Batería) y Guillermo Palacios (bajo).
En primer lugar, se nota que estamos frente a una banda auténtica. Un grupo formado por músicos reales que parecen entenderse a la perfección y que no tienen miedo de “estirar” los límites de su imaginación. Si quieres escuchar guitarras con riffs en una sola cuerda, baterías ultra procesadas o vendedores de humo con “auto tune”, este no es tu disco.
Llama la atención también el nombre las canciones (y del álbum). Todo parece muy bien estudiado y estoy seguro que sugiere más de un significado oculto. Las texturas musicales parecen sonorizar tumores, movimientos culturales, críticas al sistema y hasta el alma de algunos de los personajes más siniestros de nuestra historia.
La colección de canciones parece ser un gran viaje o, al menos, un trabajo para escuchar como un “todo”. Por lo mismo, lo voy a analizar desde ese punto de vista.
No puedo dejar de comentar que me pareció bastante osado grabar un EP que es casi 99% instrumental y con solo algunos pocos alaridos humanos muy bien ejecutados. Lo curioso es que funciona muy bien e incluso invita a escuchar la grabación varias veces!
Tampoco sé si fui capaz de identificar la gran cantidad de influencias vertidas en el disco. Tenemos un baterista inteligente, sobrio y de tintes progresivos. Un guitarrista con muy buen gusto, hábil en la utilización de efectos análogos y afición por los acordes y texturas del espacio exterior. (Destreza fundamental aunque poco comprendida por “princesos arpegiantes” y músicos mercantilistas absurdamente reverenciados). El trabajo del bajista es también muy interesante, a ratos suena como los mejores y más antiguos discos de Soundgarden y otras veces acompaña a sus colegas con líneas sutiles que dibujan muy bien las atípicas armonías.
En resumen, me encantó el disco. Es arte verdadero y genuino. Dudo que haya sido diseñado con algún objetivo distinto al de simplemente expresar arte y hablar en el maravilloso e infinito lenguaje de la música.
Por Alvaro Soms
Alvaro Soms



















