Por @lamarce.cubillos - Fotos: @crisrock_photography
El Teatro Caupolicán se convirtió en el epicentro de una noche inolvidable este recién pasado 13 de febrero, donde el rock en su máxima expresión hizo vibrar cada rincón del recinto con el espectacular tour ‘The River Is Rising’.
La velada comenzó con la enérgica actuación de Gilby Clarke, el icónico ex guitarrista rítmico de Guns N’ Roses, quien presentó parte de su nuevo álbum ‘The Gospel Truth’, desatando el entusiasmo del público con temas como ‘Monkey Chow’, ‘Under the Gun’ y ‘Tijuana Jail’, este último provocando una descarga de saltos y coros entre los asistentes que disfrutaron de esta icónica canción. También sonaron ‘Under the Gun’, ‘The Gospel Truth’, ‘Cure Me… Or Kill Me…’, ‘Knockin’ on Heaven’s Door’, como cover de Guns N’ Roses, aunque originalmente es una canción de Bob Dylan y ‘Dead Flowers’. En una presentación impecablemente rockera.
Luego de la salida de Gilby Clarke y una pequeña espera, se produjo la llegada de lo que todos esperábamos, la entrada triunfal de Slash que aclamado por la multitud celebraba su presencia con fervor. El espectáculo dio inicio con ‘The River Is Rising’, seguida de ‘Driving Rain’ y ‘Halo’, desencadenando una sucesión imparable de éxitos como ‘Too Far Gone’, ‘Back From Cali’ y ‘C’est la vie’. La magnética actuación de Myles Kennedy, dotada de un desplante escénico incomparable y una interacción cercana con el público, elevó la experiencia a niveles sorprendentes.
Con una ejecución impecable, la banda transitó por un repertorio diverso que incluyó desde clásicos como ‘Always on the Run’ de Lenny Kravitz, con una destacada interpretación de Todd Kerns en la voz, hasta potentes temas como ‘Don’t Damn Me’, la emotiva balada ‘Starlight’ y ‘World on Fire’. Donde antes, ocurrió la entrega de una bandera chilena a Kennedy durante ‘Fill My World’ que desató las aclamaciones entre los presentes, añadiendo un toque especial a la velada.
El esperado encore fue recibido con clamor, con Slash, Gilby Clarke y Todd Kerns uniendo fuerzas en un electrizante cover de ‘Nightrain’ de Guns N’ Roses, seguido de un cierre extraordinario con ‘Anastasia’ que definitivamente es una obra de arte.
Indiscutiblemente fue una noche espectacular donde el afamado guitarrista demostró una vez más su genialidad con solos memorables, mientras que Kennedy se erigió como un frontman imponente y afable, respaldado por una banda que superó las expectativas. En definitiva, una jornada épica que consagró al rock en todo su esplendor.