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Conciertos

LIVE REVIEW | YNGWIE MALMTEEN descargó virtuosismo en el Caupolicán

YNGWIE MALMTE EN EN CHILE

10 DE NOVIEMBRE 2013 | TEATRO CAUPOLICÁN

Por Freddy Véliz

 

 

Yngwie-9La magia de Malmsteen regresaba a nuestro país para felicidad de sus más acérrimos seguidores, los amantes de las cuerdas virtuosas de este músico sueco que en los ochenta acaparaba la atención cuando después de integrar la banda Alcatrazz, se decidía a seguir un camino propio y deslumbró a toda una generación a través de su propuesta muy arraigada a lo que Ritchie Blackmore propuso en Rainbow, donde lo neoclásico y barroco se vinculaba a las afiladas notas de la guitarra eléctrica. Claro que Yngwie lo hizo aún más evidente poniendo énfasis en esos detalles, reviviendo a Bach, Paganini o Beethoven en sus aceleradas composiciones. Un músico que se mueve entre el amor y odio de los fanáticos del metal, por lo egocéntrico y a veces criticable abuso de su virtuosismo.

Desde Brasil, donde realizó presentaciones en tres ciudades distintas, debía arribar a Santiago ayer domingo, donde la cita estaba agendada para las 20:00 horas en el Teatro Caupolicán. Un retraso en el vuelo puso en aprietos a los organizadores, quienes anunciaban que el show se postergaba por lo menos una hora más, fuera del teatro ya había fanáticos apostados desde varias horas antes. Una vez dentro del recinto surgió un nuevo problema, la banda necesitaría hacer prueba de sonido, pero requerían hacerlo sin público, lo que comenzó a preocupar doblemente, debido a que amenazaban con no presentarse si la audiencia se resistía a salir. Finalmente el público hizo caso omiso a la petición de los suecos y con el reloj marcando las 22:25, Malmsteen y compañía suben al escenario casi sorpresivamente y deciden comenzar con el concierto para tranquilidad de los aproximadamente 1000 asistentes que temían lo peor en la fría noche dominical.

Con el clásico “Rising Force” se da comienzo a esta parada del Spellbound Tour, y justamente con “Spellbound” se continuaba rápidamente, tan veloz como la ejecución de las notas que expelía la Fender del sueco, que usando toda su parafernalia escénica, que incluye su clásico paso de la guitarra por la espalda, tocando con los dientes al más puro estilo Hendrix, o lanzando su instrumento hacia lo alto del recinto, hizo olvidar la bochornosa espera. Si bien el sonido no fue perfecto, si podemos decir que estuvo aceptable, con algunos reparos en el teclado que por momentos se perdía bajo la pared sónica de la guitarra de Yngwie.

Sin un vocalista estable, esta vez el sueco opta por hacerse cargo él junto al tecladista Nick Marino  de las voces, logrando un trabajoYngwie-20 efectivo, aunque no de los mejores, los arpegios mas los limpios y veloces solos son la marca registrada de este amo del shred, que a pesar de todo lo que se le pueda criticar, no deja de deslumbrar en el escenario. Con su impresionante técnica es imposible despegar la vista de sus cuerdas. Clásicos como la conmovedora versión de “Adagio” de Niccolo Paganini o las referencias a Johann Sebastian Bach con “Badenerie” son siempre un deleite para los oídos.

Tampoco faltaron composiciones históricas de su discografía, como “Far Beyond the Sun”, “Dreaming (Tell Me) o la magnífica “Trilogy Suite Op: 5” donde en mi opinión logra conjugar todos su pergaminos.

 Luego del lucimiento personal del baterista Patrick Johansson, la interpretación del contagioso “Heaven Tonight” fue el peak de la noche con respecto a la participación del público en los coros, que continúan en alto con “I’ll See the Light Tonight” para despedirse de Chile.

Me quedó la sensación de que el show fue acortado, por la exclusión de cortes como “Prelude to April” y “Black Star” incluidos en el setlist presentado en Brasil, y un sabor extraño en el paladar luego de la espera en que muchos rostros reflejaban un notorio descontento por los problemas acaecidos, aclaremos que estos fueron ajenos a la producción y fue netamente un problema puntual en la hora de llegada de los artistas, quizás hubo decisiones desacertadas al permitir el ingreso del público antes de la prueba de sonido, las que generaron momentos tensos, pero cualquier teoría al respecto es solo una vaga especulación.

  Apuntando directamente al concierto, este se desarrolló sin grandes sorpresas, con un Yngwie Malmsteen mostrando todo su bagaje técnico en el escenario, siempre sobresaliendo por sobre sus compañeros, algo que es diametralmente conocido tanto por fanáticos y detractores. Innegable es su manejo escénico, aunque a pesar de dirigir algunas sonrisas y lanzar uñetas por doquier mientras hace sus piruetas, no existe un acercamiento mayor al público, sólo se limita a tocar casi sin poner freno a un acelerador que muchas veces es necesario para que la música cobre real sentido.

Fotos: © CRISTIAN CARRASCO S.

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Noticia publicada por el área editorial.

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