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Live Review Internacional

The Ocean Collective hizo explotar al RBX

Alucinante y frontal fue el show en vivo del colectivo alemán.

Los alemanes The Ocean Collective han vuelto a Chile, para tocar en Santiago y en el sur del país, en una gira muy esperada por la fanaticada del metal progresivo y la vanguardia.

La Sala RBX recibe al grupo que abre la jornada: IIII (pronunciado simplemente como “Cuatro”), una banda atronadora que genera un post rock denso, pesado, en un show que parte con el gran tema “Sceleratus”, del EP del mismo nombre. Siguen con “Nimio”, de gran recepción en el público, y continúan con “Los Caídos”, tema enérgico, también presente en el EP antes mencionado. La fuerza de la banda es realmente para volar cabezas. El set termina con “Judas”, que te mete en un trance sin fin, con melodías arrastradas que hacen gala de toda esa mezcla dura y misteriosa, con un cierre bello, emotivo y muy aplaudido.

Enseguida, aparece en escena La Bestia de Gevaudán, experimentada banda que ya tiene a su haber varias giras en el extranjero, y que dan el vamos con un inicio bestial, dejándote sin respiro mientras conjugan riffs duros y melodías emocionantes, con un apoyo de luces que complementa el ambiente de excelente manera. “Creamos tempestades” dice su única presentación en el perfil de Spotify, y vaya que suena acertado. La voz de Diego Yañez es profunda y desgarradora, conjugándose en la música como un todo muy bien armado. Suenan “Antimateria”, “Coto de Caza” y “Fig 5”, en donde los muros y capas de guitarra suenan en todo su esplendor. “LoFi” es más matemático y rasgueado, y finalizan con “Espejo”, que sigue la tónica en cuanto a ritmo, pero con un cariz final totalmente distinto. El epílogo dejó a todos deslumbrados por la potencia.

El escenario se ordena, a ratos aparecen los mismos miembros de The Ocean Collective afinando detalles, y a las 21 hrs exactas se despliegan sobre el escenario con un sonido asombroso, y una respuesta muy efusiva de parte del público que llena la sala, ante el ataque cristalino de la gran “Triassic”, del gran “Phanerozoic II” de 2020, a ratos volátil y a ratos demoledora, con los sonidos precisos de la banda y la voz majestuosa de Loïc Rossetti, quien maneja distintos tonos y voces a la perfección. Sin duda una garganta majestuosa que sabe cómo emocionar de distintas formas. La guitarra de Robin Staps lleva el hilo conductor, mientras los ritmos de Paul Seidel en batería y Mattias Hägerstrand en bajo te hipnotizan junto a los efectos y sintes de Peter Voigtmann. El último en explotar es David Ramis Åhfeldt con su guitarra, cuando la canción parece arrasar con todo, con el público coreando a más no poder y Loïc en frente pidiendo más. Una tremenda bestia se había soltado.

“Silurian: Age Of Sea Scorpions” es de “Phanerozoic I”, marcando el camino con riffs patentados en este milenio, y hacia la segunda mitad ya tenemos tope de emoción y un Loïc haciendo stage diving, en medio de la locura de la fanaticada. La emoción se exacerba minuto a minuto, la banda crece en interpretación y pasión, y la congregación de personas parece mágica. Han tocado temas de sus dos últimos y aplaudidos discos, y pasan ahora a “Pelagial” de 2013, con “Bathyapelagic I: Impasses” y “Bathyapelagic II: The Wish in Dreams”. Las melodías y riffs son punzantes, a veces bajando los decibeles, pero nunca la intensidad. El stage diving de Loïc se repite varias veces a lo largo del show, llegando incluso atrás, en donde da la mano a su sonidista, quien está sin polera viviendo el recital como uno más de la banda. No hay respiro, de ningún tipo. Se siente, se palpa y se agradece.

De su gran último trabajo, pasa “Miocene/Pliocene” y “Pleistocene”, en donde Paul Seidel sale de su batería y se coloca frente al micrófono para interpretarla, al igual que en el registro de estudio. Peter Voigtmann lleva los tarros de este aplaudido tema, en un enorme trabajo, para seguir plenos de intensidad cuando Loïc vuelve a las voces, agradeciendo el apoyo y recordando sus shows en el sur de Chile. Ojalá ese esfuerzo se aprecie, ya que el espectáculo es realmente alucinante y electrizante. El vocalista graba a la gente, mientras insiste en envolverse en ellos, lo cual imita Robin y hacia el final, Mattias y su bajo.

El éxtasis es supremo, parece un clímax constante que arrasa con todo, y hacia la despedida con “Firmament”, el sudor da cuenta de una noche vivida al máximo, con un show íntimo y avasallador, que no dejó a nadie indiferente. Nota máxima y a seguir disfrutando de el colectivo berlinés cada vez que sea posible.

Fotos por Andie Borie
Written By

Veterinario de profesión, músico y periodista de corazón. Amante del rock y metal, me apasiona leer sobre música, escribir sobre música, escuchar y tocar. Bajista de la banda Bismuto. | Mail: felipe@irock.cl

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